Digámoslo cuanto antes: la mayoría de la gente se disculpa ante los problemas prostáticos diciendo que son cosas de la edad. Y no es así: son cosas de la próstata. Y como los síntomas se van instaurando poco a poco, se empiezan a considerar achaques del envejecimiento. En el fondo, late el miedo a acudir a la consulta del especialista porque al varón no le resulta cómodo el examen de zonas íntimas y rechaza el posible tacto rectal para el examen de la próstata. En consecuencia, prescinde de las recomendables revisiones periódicas y solo acude al médico cuando aparecen los primeros síntomas o intuye que algo no va bien. De hecho, puede decirse que el hombre no se cuida. Solo cuando alguien cercano le advierte de que algún síntoma puede reflejar una patología grave se decide a visitar al médico.
Asistir al urólogo es todavía una práctica poco habitual para el hombre. De hecho, no llegan al 10% los varones que acuden periódicamente a una revisión urológica. Y esa revisión es imprescindible para diagnosticar algunos trastornos tan graves como el cáncer de próstata, que con una detección precoz tiene mucho mejor pronóstico . Tanto la calidad de vida como las posibilidades de curación total aumentan hasta en un 85%. Y pensemos que cada año se diagnostican en España unos 15.000 nuevos casos de este tipo de tumor. Se trata del segundo tipo de cáncer con mayor tasa de mortalidad, después del de pulmón.
El progresivo envejecimiento de la población provocará un aumento notable de su incidencia y será una de las patologías más frecuentes en los próximos años.
Sin duda uno de los mejores sistemas para prevenirlo está en la información y en la toma de conciencia por parte del ciudadano de las necesarias revisiones. La hiperplasia y el cáncer de próstata son muy frecuentes sobre todo a partir de los 50 años. Y se debe insistir en que las consultas periódicas son la única forma de detectar el tumor cuando está localizable.
Cáncer, hiperplasua y prostatitis
El cáncer de próstata, la hiperplasia benigna y la prostatitis son las patologías más frecuentes relacionadas con este órgano.
La prostatitis es la infección e inflamación prostática más frecuente en el varón joven y no guarda relación alguna con las otras dos. Requiere un tratamiento farmacológico y el control periódico del profesional para evitar que pueda cronificarse.
La hiperplasia benigna se inicia a partir de los 40 años. La próstata crece progresivamente con carácter benigno. El resultado es que la uretra queda comprimida, lo que dificulta el paso de la orina y provoca, por tanto, alteraciones de micción. La edad es un factor fundamental: afecta a la mitad de los varones a partir de los 50 años y al 80% a partir de los 80. Este crecimiento de carácter benigno constituye la enfermedad más común de la próstata.
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en los países occidentales. Las medidas para lograr la detección temprana del tumor son dos: la determinación del antígeno prostático específico (PSA), que se precisa en un análisis de sangre, y el tacto rectal (examen digital de la próstata a través del ano).
Un estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer reveló que aunque un 70% de los varones de nuestro país con edades entre 50 y 80 años manifestó haber experimentado síntomas propios de enfermedad prostática, sólo un tercio había acudido al médico. Recuerde: estos problemas no son cosas de la edad, son cosas de la próstata.