Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Lo que ocurre cuando nos falta sodio

Ramón Sánchez-Ocaña

Martes 14 de abril de 2020

3 minutos

¿Qué riesgos tiene para una persona mayor tener bajo el nivel de sodio en la sangre?

Martes 14 de abril de 2020

3 minutos

Pildoras
 

No parece fácil , porque abusamos de la sal, pero los especialistas señalan que el problema suele pasar desapercibido porque no somos conscientes de que podemos tener un déficit de sodio. Eso que los endocrinos llaman hiponatremia. Entre el 30 y el 40% de los pacientes hospitalizados presenta bajos niveles de sodio en sangre, que es el trastorno hidroelectrolítico más frecuente.

El problema es que además los síntomas son compatibles con otras muchas afecciones. Por ejemplo, ese déficit de sodio, provoca falta de atención, dificultad para concentrarse, cansancio, irritabilidad, dolor de cabeza... Aunque no es frecuente, cuando los niveles de sodio son excesivamente bajos, puede llegar un cuadro grave e incluso mortal. Se calcula que en personas que lo padecen la mortalidad es entre 40 y 60 veces mayor que en personas con sodio normal.

Aunque quizá, en principio, no parezca tener relación, el hecho cierto y estadístico es que esa falta de sodio puede provocar caídas con las consabidas fracturas. Un porcentaje notable de pacientes con un desequilibrio leve se habían caído recientemente. Cuando el déficit es mayor se pudo comprobar que las fracturas óseas eran tres veces más frecuentes que si el nivel de sodio era normal. Y según las últimas investigaciones se puede señalar que la escasez de sodio provoca o al menos acompaña a una pérdida de masa ósea y por tanto, a la osteoporosis

Los especialistas evidencian además que un nivel adecuado de sodio mejora el cuadro global de los pacientes y su calidad de vida. No se puede obviar que el mayor porcentaje de hiponatrémicos se da en pacientes hospitalizados.

Por qué se produce

Es un desequilibrio en los niveles de sodio –un electrolito– que tenemos en la sangre. Los electrolitos cumplen un papel básico en el funcionamiento orgánico. Son de tipo mineral y llevan su carga eléctrica y de su equilibrio depende, por ejemplo, el nivel de agua en el organismo, o las contracciones musculares. Habitualmente cuando sudamos perdemos esas sales que, con agua, se deben reponer. Esas sales son los electrolitos y deben estar en una cantidad precisa. 

Pues bien, cuando se bebe demasiada agua sin reponer las sales perdidas se produce ese desequilibrio; o cuando surge algún problema de filtro con los riñones o el hígado; también puede deberse a la acción de algunos fármacos (como los diuréticos) que provocan frecuencia urinaria y por tanto pérdida de sodio; podría originarse por alguna deficiencia metabólica.

Para que aparezcan síntomas destacables, el nivel de sodio debe ser no solo lo suficientemente bajo, sino también que descienda de forma brusca. Es más frecuente, como hemos dicho, en personas hospitalizadas y es muy común en ancianos institucionalizados. Especialmente, si son mujeres.

Los tipos

Como es lógico, son varios los tipos de hiponatremia y, por tanto, también distintos los tratamientos que el médico ha de imponer.

- Hiponatremia euvolémica: se llama así cuando por beber demasiado el agua se ve aumentada sin que siga en la misma proporción la cantidad de sodio.

- Hiponatremia hipervolémica: el desequilibrio esta producido por querer contrarrestar ampliamente la pérdida de agua y sales; pero aun aumentado los dos elementos, no se hace en la proporción adecuada de manera que el efecto es similar al anterior. En más volumen de agua, hay menor cantidad de sodio.

- Hiponatremia hipovolémica: el desequilibrio en este caso se produce porque aún perdiendo agua y sodio, se pierde más sodio.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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