En muchas ocasiones no se trata de trastornos graves, pero sin duda, son molestos. La acidez, la dispepsia, que dicen los especialistas, el reflujo, los gases, los “nervios en el intestino” o el llamado colon irritable, son parte de lo que con la edad empezamos a padecer cada vez con más frecuencia. “Si siempre tomé café en ayunas, cómo va a ser lo que ahora me de ardor de estómago?”. Pues, sí: es ahora, como lo puede ser ese cigarrillo en ayunas o el vinagre de la ensalada. Y hay quien sostiene que es la lechuga, cuya digestión no es tan sencilla como parece, y que al consumirse fría, puede originar molestias.
Lo que popularmente llamamos ardor o acidez es lo que los especialistas llaman “pirosis” (de piros: fuego). Es uno de los síntomas de la dispepsia. Esa acidez suele producirse por el consumo de alimentos que no se toleran bien (picantes, cosas muy condimentadas). Tiene también un componente nervioso grande: una comida demasiado rápida también puede pasar esa factura. Y el alcohol.
En general, la dispepsia es una de las alteraciones del aparato digestivo que afecta a mayor número de personas (más del 35% de las consultas al especialista es por esta causa). Afecta tanto a hombres como a mujeres y en la mayor parte de casos no se curan de forma total porque se suele dejar el tratamiento cuando desaparecen las molestias. La ansiedad y el estrés juegan un papel fundamental, así como la dieta inadecuada. Los síntomas más frecuentes son los gases, el dolor/ardor abdominal, las náuseas y la pirosis -ardor- retroesternal.
La primera recomendación es acudir al especialista que localizará el trastorno.
Reflujo esofágico
Es muy frecuente. Es el movimiento retrógrado del contenido del estómago hacia el esófago sin que sea un vómito o una arcada. El material que sube es agresivo y puede dañar la mucosa del esófago. El primer síntoma es acidez, un ardor casi permanente. También suele haber regurgitación, dificultad para tragar o deglución dolorosa. No tiene gran importancia y siguiendo un tratamiento adecuado no plantea más problemas.
Hernia hiatal
El hiato es la abertura que el diafragma posee para que pase el tubo digestivo. Pues bien, cuando a través de esa abertura una parte del intestino se desplaza hacia arriba se habla de hernia hiatal. Es como si parte del intestino “se subiera al piso de arriba”.
La hernia hiatal o hernia esofágica es tan frecuente que se calcula que veinte de cada cien personas mayores de 40 años la padecen, aunque muchas veces pase desapercibida. Una de sus características –y es la que suele alertar– es el ardor de estómago, que realmente es de esófago. En muchos casos no hay padecimiento alguno; en otros, hay un trastorno leve; en otros, puede necesitar intervención quirúrgica. Pero la creencia de que la hernia hiatal debe corregirse siempre en el quirófano, es errónea. En muchos casos basta una higiene dietética.
Uno de los síntomas que debe conocerse porque asusta es este: como el esófago es un órgano hueco, al ser irritado puede responder con una fuerte contracción. Y eso se traduce en un dolor opresivo en el tórax muy parecido al de una angina de pecho. No podemos olvidar que el esófago está situado en el mismo segmento nervioso que las coronarias.
Qué hacer
Los consejos de la Fundación Española de Patología Digestiva son concisos:
- Si hay acidez y regurgitado, debe acudir al especialista que con endoscopia determinará el diagnóstico. No es aconsejable el uso de antiácidos sin saber a qué se debe.
- No utilizar prendas que opriman el vientre.
- Si hay hernia hiatal, es útil elevar la cabecera de la cama unos 15 centímetros.
- Evitar comidas copiosas. La dieta debe ser rica en proteínas y pobre en grasas.
- Suprimir alcohol y tabaco.
- Lo más frecuente es que el reflujo aparezca o empeore al acostarse, sobre todo si se hace sobre el lado derecho.
El bicarbonato
Siempre se dijo que el bicarbonato era el remedio más eficaz contra el ardor. Los expertos, sin embargo, no están de acuerdo. El bicarbonato es un remedio inmediato. Al ser una sal, actúa con rapidez pero produce casi siempre el llamado efecto rebote que a la larga acaba perjudicando más que beneficiando. Hoy, hay en el mercado otras muchas sustancias de probada eficacia y que no tienen efectos negativos. Y que no trastornan ninguna economía.
Embarazo y ardor
Son muchas las embarazadas que padecen ardor aunque no introduzcan en la dieta ningún alimento que lo justifique. La sabiduría popular dice que puede deberse a que el niño va a tener mucho pelo. Falso. Es una idea popular, pero que tiene poco de sabiduría. No hay más que ver dónde está el niño y dónde se produce el ardor. Puede deberse a la presión que el crecimiento del útero hace sobre el estómago. Una de las recomendaciones es tomar agua con gas después de comer. Y también comer más veces en pequeñas cantidades.