Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Qué es el prolapso: tipos, síntomas y tratamiento

Ramón Sánchez-Ocaña

Jueves 24 de septiembre de 2020

4 minutos

Qué puede provocar un prolapso o desplazamiento del suelo pélvico

Jueves 24 de septiembre de 2020

4 minutos

Pildoras

 

El prolapso es la caída o el descenso de un órgano de su normal localización porque sus tejidos de sostén se relajan o se debilitan. Los prolapsos más frecuentes son los de recto y útero aunque por extensión se habla de prolapso genital porque el útero y la vagina también pueden desplazarse y asomar al exterior.

Los ligamentos y los músculos que mantienen el tono de esa zona están debilitados o excesivamente relajados y por tanto no pueden cumplir su función. Los prolapsos genitales son más comunes de lo que se piensa: hasta 12 de cada 100 mujeres son intervenidas quirúrgicamente por este problema a lo largo de su vida.

Las razones del debilitamiento pélvico son muchas y no se debe siempre a haber tenido varios embarazos como suele creerse. Puede influir, qué duda cabe, el número de partos vaginales. Pero una de las causas más comunes es la falta de estrógenos por la menopausia, ya que los estrógenos influyen de manera directa en la fortaleza del suelo pélvico. También se debe considerar el esfuerzo prolongado durante el parto, el estreñimiento crónico, la tos frecuente, los estornudos o la obesidad. Todas estas causas ejercen una presión constante sobre el suelo pélvico y por tanto amenazan su vigor e integridad.

Síntomas

Normalmente, se asocian a un sensación de pesadez o presión en la zona, sobre todo cuando se esta de pie. Aunque son varios los órganos que pueden sufrir el prolapso (vejiga, recto) el más habitual es el de vagina y útero.

Cada mujer puede vivirlo de manera diferente, y para unas pasar casi desapercibido, mientras que para otras puede suponer un trastorno serio que altera su calidad de vida. Casi siempre comienza por incomodidad o dolor en las relaciones sexuales, incontinencia urinaria, dolor, presión y pesadez en la pelvis, como si los genitales pesaran de más o tuviera un cuerpo extraño. Hay también molestias al andar y es muy común que aparezca dolor en la parte baja de la espalda.

La solución más habitual es la quirúrgica. Si la mujer tiene ya bastante edad y no desea actividad sexual, se cierra completamente la vagina y  se resuelven todos los problemas del suelo pélvico. En otros casos, se trata de recolocar los órganos afectados en su posición original. Es la solución más eficaz.

Cuando no es posible la intervención o la mujer no quiere pasar por el quirófano, se utiliza un dispositivo -anillo o disco- de silicona que se inserta en la vagina para sujetar los órganos desplazados. Evidentemente, requiere unos cuidados especiales como su desinfección cada mes.

Tipos

Aunque hemos hablado de los distintos órganos que se pueden desplazar, los más comunes son el cistocele que es el desplazamiento de la vejiga. Su importancia reside en cómo sea de grande ese desplazamiento porque en ocasiones llega a asomar por la vagina con  el riesgo de infecciones urinarias.

El de útero es uno de los más frecuentes y también llega a asomar al exterior.

El rectocele es, como su nombre indica, la caída hacía adentro del recto y que obliga a intervenir casi siempre porque puede producirse una acumulación de materia fecal.

Ejercicios de Kegel

Siempre que se plantea la posibilidad de reforzar el suelo pélvico se  recurre a los ejercicios de Kegel. Son simples y consiguen mejorar la musculatura de la zona con lo que puede ser útil además, contra la incontinencia urinaria y mejora las funcione sexuales.

Tumbada, sentada o de pie -la postura es quizá lo de menos- la mujer debe tratar de contraer los músculos que se utilizan para interrumpir la salida de la orina. Contracción durante 10 segundos. Inmediatamente, relajación durante otros 10. Deberá repetirse de 10 a 20 veces seguidas y por lo menos tres veces al día. En dos o tres meses mejora notablemente el tono muscular de toda la zona.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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