Los dermatólogos hace tiempo que llaman la atención sobre la exposición a rayos UVA sin la protección adecuada. Pueden tener problemas serios que no deben frivolizarse, porque los rayos UVA son acumulativos y a su acción degenerativa se unen los ultravioletas B; entre otras cosas, porque cuando las lámparas llevan mucho tiempo de uso y se desgastan aparecen rayos B que, está demostrado, tienen un poder carcinógeno.
Los especialistas señalan que cada diez años se duplica el número de melanomas en el mundo y está demostrado que estos tumores son cuatro veces más frecuentes entre los usuarios de rayos UVA.
Para dar una idea: el sol tiene un 95 por 100 de radiación UVA, y una lámpara puede tener de 95 a 99; es decir, puede ser mayor.
Los efectos a largo plazo pueden ser muy serios. En principio, hay un envejecimiento prematuro de la piel. En personas determinadas se constatan cánceres de piel, y se puede ver afectado el sistema inmunitario. No es descartable la aparición de una especie de “alergia” a la luz. Hay quien a raíz del abuso de rayos UVA, no puede exponerse al sol, porque le surge algo parecido a un eczema; también pueden reactivarse herpes labiales o provocar problemas de visión.
Como dicen los expertos, la piel “recuerda” todas las radiaciones recibidas y los efectos van apareciendo poco a poco.
Un problema añadido es que en la población general se ha instalado la idea de que si se empieza a tomar color con la máquina, cuando llegue la radiación solar, ya no hace daño.Y eso además de falso, es grave. Es como si pensáramos que por tomar un aperitivo de alcohol, ya no va a hacer efecto el vino que bebamos en la comida. Es añadir más riesgo.
Sanidad recomienda...
Se debe distinguir entre los aparatos de uso terapéutico bajo prescripción médica –cuya venta al público o uso en centros de bronceado estaría prohibida–, de los restringidos a un uso exclusivamente profesional en centros de belleza y similares; y de los que pueden ser vendidos libremente, excepto a menores de 18 años.
Recuerda que los rayos UVA no deben ser utilizados en ningún caso por menores, mujeres embarazadas, personas que presenten síntomas de insolación o quemaduras; tampoco deben usarlos quienes hayan padecido un cáncer de piel o estén considerados como de mayor riesgo ante este tipo de enfermedad.
Tampoco están recomendados, sin precauciones, a personas no expuestas desde hace seis meses al sol o a los ultravioletas, ni a quienes utilizan ciertos medicamentos o cosméticos. (Los dermatólogos especifican que no deben exponerse a estas radiaciones las mujeres que estén bajo tratamiento hormonal, pues los estrógenos aumentan el proceso de la quemadura).
Cuidado con los niños
Los niños, prácticamente todos, pueden incluirse en lo que podríamos llamar pieles delicadas. Y cuanto más pequeños sean, más delicada será su piel. Hay que extremar con ellos todo tipo de cuidados. No deben acudir NUNCA a rayos UVA. Y si toman el sol, debe ser con todas las precauciones y con todos los filtros posibles. Por ejemplo, en la playa deben estar siempre cubiertos con su gorro, excepto los minutos del baño. Si son pequeños, que tomen el sol en las piernas. El resto debe estar a la sombra.
Las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son las ideales para disfrutar del sol, con el menor riesgo.