La próxima vez que se suba a una báscula, recuerde lo que ya dijimos aquí: dos kilos de su peso son bacterias. Y que lejos de ser algo nocivo son sumamente útiles porque entre otras cosas nos ayudan a digerir, nos permiten la síntesis de vitaminas, cooperan en la eliminación de toxinas y por si fuera poco modulan nuestro sistema de defensa. Hay científicos que ya hablan de las bacterias como un nuevo órgano todavía muy poco estudiado.
Una norma que debemos tener siempre presente para una buena digestión, es que lo que no haga la dentadura tiene que hacerlo el aparato digestivo. Por eso, a la comida se le debe dar el tiempo necesario. Y se debe de masticar bien y despacio. Comer deprisa es una de las razones por las que la digestión se hace pesada. Hay que masticar lo suficiente para que el aparato digestivo digiera, en vez de dedicarse a triturar más lo que la boca no ha hecho.
Los especialistas sostienen que debemos aumentar el consumo de fibra para una mejor salud intestinal. Tiene grandes ventajas: la primera es que facilita sensación de saciedad; por otra parte, absorbe agua y no se digiere, con lo que permite dar volumen a las heces y facilitar por tanto el tránsito intestinal. Podemos decir que hay dos tipos de fibra; la insoluble, que es esa que no se digiere y la soluble, que facilita la recuperación de la mucosa intestinal. ¿Y dónde encontramos la fibra? Forma parte del grupo de los hidratos de carbono. Está especialmente en la cubierta de los cereales, en el salvado del trigo, en las verduras y en las frutas. Los espárragos y las alcachofas, son buenas reservas de fibra.
Según los técnicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la fibra dietética obtenida de manzana, naranja y limón tiene una composición más equilibrada que la procedente de cereales, verduras y hortalizas.
El aporte de bífidus
Los bífidus son bacterias que están presentes en la flora intestinal y que se utilizan en la fermentación de la leche. Una de las ventajas de su ingestión es que repone precisamente parte de esa flora que con los años o por distintas circunstancias, vamos perdiendo. Según vamos creciendo nuestra concentración de bifidus va disminuyendo y por eso dadas sus ventajas se añaden a través de la dieta. El aporte a base de lácteos tiene la ventaja de que hace crecer la parte que podríamos llamar 'buena' de la flora intestinal. Así, el batallón de los bifidus, por ejemplo, producirá la enzima que permite la digestión de la lactosa (la de la leche y productos lácteos) y ayudara a que las vitaminas y los minerales sean mejor asimilados.
Y prueba de ello es que cuando el organismo tiene deficiencia de ellos, enseguida da la voz de alarma en forma de incomodidad digestiva, o en casos mayores, de diarreas o cansancio.
Pre y pro bióticos
No se arme un lío. Bien es verdad que normalmente surgen equívocos. Los alimentos probióticos son alimentos con microorganismos vivos añadidos a algún alimento, que actúan en el intestino. Ingeridos en cantidades suficientes, pueden potenciar el sistema inmunitario. La Organización Mundial de la Salud los define como "Microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo huésped".
Los prebióticos podemos definirlos como un “alimento funcional”, es decir como un ingrediente alimentario que no se digiere, pero que estimula la actividad bacteriana. Para muchos expertos el prebiótico, seria lo contrario de anti-biótico.
Una dieta
Siempre se ha dicho que una dieta rica en fibra es un seguro para la salud intestinal. De hecho, para muchos problemas digestivos, la fibra siempre es recomendable, especialmente para el estreñimiento.
La fibra vegetal de los alimentos tiene varias ventajas. La primera es que como no se digiere, no engorda; la segunda, es que aumenta el volumen de los restos, con lo que facilita el tránsito digestivo; y por ultimo, absorbe agua.
Una dieta rica en fibra puede partir de incluir en su desayuno habitual pan integral y una pieza de fruta (naranja, por ejemplo o pera-manzana bien lavada y sin pelar). En la comida debe incluir alguna legumbre y verduras, pan integral y una fruta como postre. Para cenar puede tomar verduras a la plancha, o panaché de verduras, o espárragos blancos o verdes, pescado y fruta.