Todos nos preguntamos si no se pueden prever los terremotos. Buscaríamos algo así como la predicción meteorológica, que, cada vez más científica, nos dice ya con total seguridad el tiempo que se nos avecina.
De momento, no se puede anticipar un terremoto. Eso sí, puede haber una predicción estadística, es decir, podemos saber –por hechos anteriores– qué zonas o en dónde es más probable que un terremoto se produzca. Y eso, claro está, tiene un enorme interés para tomar medidas preventivas; es decir, para que si el terremoto ocurre, los daños sean lo menor posible.
Se pueden promover construcciones antisísmicas, por ejemplo. Se sabe también que NO se deben construir edificios altos en lugares con riesgo. Las vibraciones son menores en terreno rocoso, por lo que es en ese terreno donde deben estar los cimientos de las casas. Y si no es posible, se deben construir de manera que cedan sin agrietarse ni derrumbarse.
La otra predicción, la de determinar con días o con horas de antelación si un terremoto va a ocurrir, todavía no es posible. No hay garantía en una predicción de este tipo. Pero hay cientos de investigadores dedicados a ello en todo el mundo.
Para ello, utilizan aparatos de una precisión impresionante. Hay quien mide la inclinación de capas de la tierra y quien, con los aparatos adecuados, tratan de medir el cambio de campos magnéticos. Los rusos sostienen que antes de producirse un terremoto, aumenta de forma significativa la cantidad de gas radón que hay en las aguas subterráneas. Y otros investigadores se dedican a detectar mínimos movimientos previos que suelen anunciar la llegada de un movimiento más grande. Pero, en definitiva, ninguna de estas investigaciones es infalible, ni hay una relación causa efecto siempre igual. La posibilidad de crear falsas alarmas podrían darse con demasiada frecuencia.
También nos preguntamos si hay fechas concretas o si influyen las estaciones. Pero nada se puede afirmar categóricamente con razones científicas. Se han hecho todo tipo de cálculos, pero no se puede concluir nada. La experiencia demuestra, aunque no se encuentre ninguna base que lo avale, que en los meses fríos y en horas cercanas al mediodía hay más terremotos...
Cuántos se producen
Según los datos disponibles, se pueden detectar al año alrededor de nueve millones y medio de temblores de muy distinta intensidad. Que lleguen a la intensidad de 4 o lo sobrepasen, como ha ocurrido en Granada se contabilizan en el mundo casi 15.000.
Se suele decir que de todos los que se registran, alrededor de mil, son relativamente perjudiciales; cien pueden llegar a ocasionar destrozos, y diez tienen efectos destructivos.
Lo que sí está demostrado es que hay “zonas sísmicas”, es decir zonas que por sus características geológicas tienen una frecuencia estadísticamente superior.
En el cinturón de fuego del Pacifico se produce el 80% de los terremotos. Ese cinturón recorre prácticamente la costa oeste de América del Sur y al llegar a América del Centro se divide , yendo una falla hacia las Antillas y otra hacia la costa oeste de Estados Unidos, donde está la famosa falla de San Andrés. Pero hay otras zonas, como la asiática, que nace en las Azores, y pasa por los Alpes y Turquía, para alcanzar Birmania y Sumatra. Y la última, que nos interesa más a nosotros, es la de la costa mediterránea, que comienza en las Azores y va por el norte de Marruecos, Argelia e Italia
Dicho de otra forma: nosotros estamos en una zona que los técnicos llaman de sismicidad media o media-baja. Dentro de España, la zona que puede sentir más terremotos es la de la baja Andalucía, desde el sur del Gualdalquivir al mar de Alborán. El centro de la península es quizá la zona menos sísmica.