
Jueves 12 de septiembre de 2019
2 minutos
Charlaba el otro día con mis hijas acerca de los zumos. Y he podido comprobar que hay un desconocimiento bastante general sobre cómo se deben llamar “oficialmente”. Porque suele haber confusión entre un zumo “fresco” y un zumo “natural”. Quizá es que a la palabra natural la hemos despojado de su verdadero significado a fuerza de utilizarla más con interés publicitario que nominativo.
Una primera afirmación que puede sorprender: un zumo de frutas recién exprimido, aunque parezca un contrasentido no es oficialmente un “zumo natural”.
Los especialistas del Código Alimentario han dado las siguientes definiciones:
- Zumo fresco de frutas es el que se obtiene de frutos frescos, maduros, lavados que no han sido sometidos a tratamiento alguno.
- Zumo natural es el zumo fresco que ha pasado por un proceso de conservación por procedimientos físicos.
- Zumo concentrado es el zumo fresco o natural al que se le ha extraído por métodos industriales una parte del agua que contienen.
- Zumos edulcorados son los zumos concentrados que llevan una cantidad de azúcar inferior al 30 por 100 de su peso.
- Néctar de frutas es el zumo edulcorado al que se le ha incorporado un jarabe en una proporción que oscila entre el 40 y el 60 por 100.
Ya sabemos algo más. Y ya que estamos hablando de zumos, convendría señalar que aunque siempre puede ser muy sano tomar un zumo recién exprimido, no es lo mismo que tomar la fruta entera. Si hablamos de naranjas, piensa que el trabajo de digerirla gasta prácticamente las mismas calorías que nos proporciona, de manera que podemos decir que NO engorda. Y sin embargo, si la tomamos en zumo, sí. Nos proporciona las calorías de la fructosa que se absorbe de manera directa y rápida. Siempre que sea posible, mejor la fruta entera que su zumo. Se digiere más despacio, aporta fibra y tiene mayor poder saciante.