
Lunes 30 de septiembre de 2019
2 minutos
La verdad es que el sol alegra . De hecho se han realizado experiencias iluminando masivamente las estancias de los hospitales y los resultados han sido magníficos. La luz nos sienta bien. Por eso cuando llega el otoño, los días grises , la lluvia, parece que el ánimo se viste de frío y de tristeza.
Prueba de ello es que las consultas por casos de depresión y trastornos afectivos aumentan en esta época de forma considerable. Y es que tenemos una sintonía muy estrecha con el calor y con el número de horas de luz . Quizá por eso, y también por otros factores, los trastornos de la afectividad en Galicia son diferentes a los que se producen en Andalucía.
Si a ello añadimos el cambio de hora, el efecto puede ser más pronunciado. Es decir, si ya con estos días la situación es amarga, peor será cuando la noche se nos presente a media tarde. Es algo en lo que no se suele pensar cuando se divulga el ahorro que puede producir el cambio horario. Ciertamente, tardamos pocos días en adaptarnos. Es verdad que todos sentimos el primer día un cierto desfase (especialmente a la hora de las comidas). Pero las posibles alteraciones son muy moderadas y en una semana se resuelven. Lo pueden notar, sobre todo, los niños a la hora de ir a la cama.
Mientras tanto, no vendría mal saber, por ejemplo, que es bueno mantener el ritmo de actividad y las horas de sueño habituales. Y si hay dificultades, no caer en la tentación de acudir al alcohol o a los fármacos para dormir. Consultar primero. Lo importante es aprender a manejar las situaciones de ansiedad. Y saber, por que es verdad, que nadie esta solo; que hay una familia, unos amigos, unos compañeros con los que hay que compartir y hablar... y escuchar.