Es evidente que cada vez nos pasamos mas tiempo frente a la pantalla de un ordenador, tablet o teléfono móvil; no solo por trabajo, sino que también hemos unido a estos dispositivos muchas horas de ocio. Y más durante esta larga etapa de confinamiento. Son varias las dolencias que se pueden derivar de ese uso constante.
Fatiga visual
El primer problema que se deriva no se debe al ordenador en sí, sino a la atención que se le presta. Si con la misma fijeza visual desarrolláramos cualquier otra actividad sufriríamos las mismas consecuencias: irritación y enrojecimiento de los ojos, quizá lagrimeo, necesidad de parpadear...
Los expertos sostienen que el ordenador no tiene ningún problema de tipo óptico. Sin embargo, la visión se ejerce sobre un campo pequeño lo que obliga a estar en una tensión considerable. Quizá de ahí se derive una fatiga distinta y más general que la que se puede producir en cualquier otro trabajo.
Un aspecto en el que no se suele incidir es en el cambio permanente de intensidad luminosa entre la pantalla con su propia luz y todo lo que se sitúa alrededor, lo cual es un esfuerzo añadido.
Cambio de empleo visual
Al trabajar con el ordenador, además, cambiamos con mucha frecuencia nuestra postura de trabajo y nuestro empleo visual. Cuando trabajamos sobre una mesa, miramos de arriba a abajo. Con el ordenador miramos en un plano horizontal. Hay también una distancia y un ángulo distinto y esos cambios van a hacer presentes problemas visuales que antes se desconocían pero que, con ordenador o sin él, estaban ahí.
De todo esto se deduce que lo primero que debe hacerse es estudiar cuáles son las necesidades visuales para la tarea que se va a desempeñar. Y después recordar la norma elemental de que ninguna fuente de luz debe de estar dentro del ángulo de 45 grados que forman la visión y el plano donde trabajamos. En el trabajo habitual nunca entra una luz en ese ángulo. Sin embargo, cuando miramos a la pantalla es muy posible que todas las luces que estén alrededor entren también en nuestros ojos.
Tortícolis
Los dolores de cuello y de espalda son frecuentes y se derivan de una mala posición o una escasa higiene postural. Casi todos estos problemas se derivan de una inadecuada situación de la mesa o de la silla –o baja o demasiado alta–que obliga a posturas forzadas. También se puede deber a que tenemos el ordenador lateralmente situado y en vez de girar nosotros giramos solo una parte del cuerpo o tendemos a inclinarnos excesivamente sobre la pantalla.
La muñeca
Aunque parezca mentira son muchos los problemas que surgen ahora y que no existían entre los que se dedicaban a la mecanografía de hace unos años. Y es que cuando se escribía a máquina había unas pausas (el carro, el cambio de papel, etc.) que han desaparecido con los ordenadores. Y prueba de ello es que han salido al mercado diferentes tipos de teclado –alguno con apoyo para las manos– con el fin de evitar esos problemas de tensión en la muñeca. La primera norma es que las manos deben estar a la altura de los brazos , que deben formar ángulo recto con el teclado.
Una recomendación que no suele cumplirse y que causa muchos problemas es el apoyo de las manos cuando se maneja el ratón. La muñeca nunca debe descansar en el borde de la mesa, ya que entonces la compresión del nervio acabará pasando factura.
Descansar de vez en cuando
Se esté ante un ordenador o ante cualquier trabajo que exija atención, el consejo más claro para un buen rendimiento sin fatiga es descansar de vez en cuando. Basta ponerse en pie, eso que llamamos “estirar las piernas”, dar un pequeño paseo. Es muy aconsejable evitar tensiones mientras se trabaja, ya que con ese nerviosismo la fatiga se presenta mucho antes.
Quizá la recomendación más clara en este sentido sea adaptar el puesto de trabajo a las exigencias visuales. Es decir: mesa y silla a la altura correcta para que la distancia al ordenador sea la adecuada y así las exigencias visuales sean menores. Y revisión periódica de la vista.