

También a mí me zumban los oídos
Ramón Sánchez-OcañaMartes 3 de diciembre de 2019
2 minutos

Martes 3 de diciembre de 2019
2 minutos
Me preguntaban el otro día sobre eso que popularmente llamamos zumbido de oídos y que en realidad se llaman acúfenos o tinitus.
Una primera afirmación que hay que hacer es que son más frecuentes de lo que imaginamos: se calcula que al menos el 18 por 100 de la población los padece en algún momento de su vida. Y no parecen tener más significación que la molestia. Pueden ser anuncio o síntoma de sordera, aunque no siempre es así. En muchas ocasiones no son más que eso: ruidos internos que el individuo oye, siente, y no están producidos por causa alguna.
Es un fenómeno muy curioso, porque esos ruidos o zumbidos no proceden de ningún sitio. Pueden ser, según el Prof. Poch Broto consecuencia de una exposición prolongada al ruido y pueden ser también manifestación de una tensión arterial elevada.
Sin duda, se sabe poco de ellos. Y en principio, todos podemos padecerlos. No se suelen producir en la infancia y son más comunes en la senectud. En la casi totalidad de casos, son subjetivos es decir, que sólo los percibe el paciente.
¿Soluciones? No son sencillas y como es lógico son muchos los que demandan algún remedio. Porque hay que imaginarse lo que supone un ruido instalado de forma permanente en la cabeza.
Aunque no parece sencillo después de un análisis amplio y un estudio exhaustivo se pueden tratar con eficacia en un alto porcentaje de los casos. Su tratamiento requiere medidas higiénico-dietéticas, de apoyo psicológico, de enmascaramiento del ruido y también de ayuda de agentes farmacológicos.
Pero en otros muchos casos, la única recomendación válida es que uno se vaya acostumbrando a convivir con ellos.