He elegido estos rostros de hombres y mujeresdel mundo para destacar la diversidad de vejeces que podemos observar.
Hay rasgos étnicos o de vestimenta que los hacen distintos. Especialmente hay expresiones vitales que marcan una enorme variedad de maneras de colocarse en el mundo que habitan.
La heterogeneidad de vejeces es un capítulo importante en gerontología, ya que después de muchos años, las formas que tenemos de afrontar la vida y de ubicarnos en el curso vital dejan señales profundas en el cuerpo.
Mirando con atención estos rostros puedo formularme algunas preguntas. ¿Con cuáles me identifico? ¿Con alguno de ellos empatizo especialmente?¿He elegido a alguien que puedo encontrar en mi entorno cotidiano o a alguien que, por algún motivo, no me resulta familiar? ¿Alguno despierta rechazo? ¿Por qué será así? ¿Para una generación de ancianos cada vez más numerosa estos rostros pueden resultar bellos y deseables o por el contrario quisiéramos ostentar siempre un rostro joven sin arruga alguna a pesar de llegar a tener muchos años?
Hacer coincidir la persona que somos con aquella que queremos ser nos trae bienestar y autoconfianza. Irnos amigando con el rostro que los años nos trae puede ayudar a conocernos más y a ir teniendo una conciencia más clara sobre quiénes somos
En buena medida descubrir quién soy supone autocrítica, activo intercambio con otros y permanente búsqueda.
Sobre el autor:
Carmen de Grado
Carmen de Grado es Licenciada en Psicología, Máster en Psicogerontología, ex docente en la Universidad Maimónides de Buenos Aires (Argentina) y actualmente en el Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento (INICIEN).