Hace escasas fechas ha sido publicada por el INE, la Encuesta Anual de Estructura Salarial, en este caso analizando el ejercicio del año 2019. Reflexionando sobre la misma podemos apreciar que el salario medio creció en España, en la comparativa 2018-2019, un 1,61%, el salario más frecuente aumentó el 0,11% y el salario mediano un 1,36%, de la misma manera la encuesta incide una vez más en la brecha salarial de género que existe en nuestro país.
Curiosamente, en torno a la misma, como siempre, los juntaletras de turno, siervos del lobby privatizador de nuestro sistema público de pensiones, han vuelto a la carga, en esta ocasión lanzando al aire la infantil y mentirosa idea del 'sorpasso' que han dado los nuevos pensionistas, con sus percepciones, sobre los salarios, parece ser que los nuevos pensionistas, aquellos que han conseguido su pensión por medio de sus cotizaciones sociales ahorradas a lo largo de su vida laboral no tienen derecho a obtener una pensión digna nacida de su esfuerzo de toda una vida de trabajo, es mejor mantenerlos pobres y serviles al sistema.
Según estos 'analistas' de lo obvio, los nuevos pensionistas, de media, perciben en el entorno de los 18.000 euros anuales, es decir una cuantía inferior al salario más frecuente que es de 18.489,74 euros y alejada del salario mediano, 20.351,02 y a mucha distancia del salario medio, 24.295,98. Pero, se les olvida, o quizás no quieren decir la verdad, 18.000 eurosanuales lo perciben el 25% de los pensionistas y es aquí dónde se encuentra el verdadero problema, el 75% restante de pensionistas, malvive, con pensiones en el umbral de la pobreza, otros en situación de pobreza y una gran mayoría en pobreza severa. El problema no es cuanto cobran los pensionistas, la cuestión es otra diametralmente opuesta, tenemos trabajadores cuyo salario absolutamente esclavista les obliga a vivir en la pobreza y son más pobres si estos trabajadores pertenecen al sexo femenino, sin leyes y administraciones que los amparen, que defiendan sus derechos e intereses de clase, continuarán empobreciéndose y malviviendo.
Nuestro problema como país es que tenemos una estructura salarial dirigida por el empresariado a crear pobres en la actualidad que se convertirán en lumpen cuando lleguen a su edad de jubilación: a salarios miserables, cotizaciones miserables, jubilación miserable.
Para los juntaletras y obcecados decirles, que la pensión más frecuente en nuestro país se encuentra en el tramo de los 650,01-700 euros, la mediana de las pensiones, esa fina línea que marca el umbral de pobreza hoy está en los 1.017,55 euros, como podemos apreciar esta cifra es dinámica, ya que nace de calcularla en función del salario mediano y con respecto al año 2018 ha crecido un 1,36%, de aquí que nosotros no reivindiquemos una cuantía fija de pensión mínima, ya que esta puede ser superada en la medida que se incremente el salario mediano, como ha ocurrido en el 2019, nosotros exigimos que todas las pensiones deben estar por encima del umbral de pobreza.
Por tanto, el debate debe girar en torno a dos cuestiones: por un lado, incrementar el salario mínimo interprofesional, absolutamente necesario para dignificar a la clase trabajadora y generar a futuro pensiones dignas, por otro lado, diseñar políticas que acaben definitivamente con la pobreza y las desigualdades sociales del 75% de los pensionistas de nuestro país, en la práctica 7 millones de personas pobres.