Prácticamente, el 80 por 100 de la población va a padecer algún dolor de espalda o de cuello a lo largo de su vida. Los niños son los únicos que se libran. Y salvo casos de enfermedades serias, la causa hay que buscarla en una deficiente higiene postural.
Se produce en todas las edades y sobre todo en mujeres y trabajadores manuales. Es de muy diferente intensidad y cada uno lo padece de manera distinta. Es sin duda el dolor más frecuente que no respeta ni sexo ni profesión.
Puede doler porque sus estructuras óseas, musculares, articulares y nerviosas son sensibles al dolor y además porque puede haber muchos frentes contra ella. De todos modos el 80 por 100 de las dolencias están causada por atrofia muscular. O dicho de otra forma, porque tenemos olvidados los músculos que intervienen en el soporte y en la movilidad de la columna vertebral. Otros dolores provienen de lesiones discales.
La mala postura
Es importante recordar que la columna tiene unas curvas fisiológicas. Y toda postura que altere esa disposición, aunque sea momentánea, puede incidir en el dolor. Por ejemplo, para levantar algo del suelo, un peso cualquiera, todos flexionaríamos la espalda. Eso es incorrecto. La espalda no es una grúa. Son las piernas las que deben soportar el peso, no la columna. Levantar un peso inclinándonos un poco para recogerlo es forzar la situación. Un peso de 20 kilos, cogido mal, hace una carga de 340. Si se realiza correctamente, es decir, flexionando las rodillas, el peso que se carga en la columna es apenas de 200.
Además, no nos sentamos bien. Los respaldos de los asientos no son un adorno. Deben cumplir la función de mantener las curvas de la columna en su posición correcta. Debe ayudar a que el cuerpo este recto. Y si no, poner un cojín, o un suplemento adecuado a la espalda. Entre la espalda y el respaldo no debe haber hueco.
La persona que se encarga de las labores del hogar debe estar vigilante a las posturas que adopta. Por ejemplo, al hacer la cama, casi todas se inclinan. Deben flexionar las rodillas, no doblar la espalda. Y procurar que todo esté a la altura conveniente. Las tablas de planchar suelen estar más bajas de lo debido, forzando a una inclinación de la espalda. Y deben tener algo para apoyar un pie a una altura diferente... ¿Y no es absurdo estar inclinada simplemente porque el mango de la escoba o de la fregona es demasiado corto? Los lavabos y fregaderos están por norma general a unos 78 centímetros de altura. Y deberían estar por lo menos a 94 con el fin de no forzar las posturas.
Las mesas de trabajo suelen comprarse por estética o por precio, pero casi nunca por higiene postural. Debe disponer de un asiento con respaldo de modo que la mitad de la espalda tenga apoyo .Los pies deben estar en el suelo y la mesa a la altura de los codos.
Recordar que la obesidad es siempre una sobrecarga mecánica. Y que una buena musculatura en el tronco es la mejor fórmula para conseguir una columna bien estabilizada.