Introducción
El síndrome de Casandra en la economía plateada
En la mitología griega, Casandra tenía el don de prever el futuro, pero fue condenada a que nadie creyera en sus predicciones. Así nos sentimos muchos desde hace más de dos décadas: avisamos que el envejecimiento poblacional no era solo un reto sanitario o social, sino una revolución económica inevitable. Una oportunidad. Un cambio de era. Y, sin embargo, aquí estamos: en 2025, en la orilla de un tsunami demográfico, viendo cómo los sistemas económicos, sanitarios, residenciales y tecnológicos siguen operando con modelos del siglo pasado.
En España, el 20,1% de la población ya supera los 65 años (INE, 2025). En algunas provincias como Zamora o Ourense, uno de cada tres habitantes está ya en esa franja (INE, 2025). Mientras tanto, la esperanza de vida supera los 83 años –con fuerte feminización– y la tasa de natalidad continúa en caída libre (Eurostat, 2025). Pero lo más preocupante no es el envejecimiento en sí, sino la falta de respuesta estructural ante él.
NI LA POLÍTICA
NI EL EMPRESARIADO
NI LA COLABORACIÓN PÚBLICO-PRIVADA (PALABRAS HUECAS)
Desde 2020 se habla de “economía plateada” en informes, titulares y congresos y congresillos. Y sin embargo, no ha habido un despegue real, ni desde la inversión pública, ni desde las empresas. Casandra tenía razón. Y nadie escuchó.
1. Envejecimiento imparable, inversión insuficiente
La Silver Economy no es un “mercado del futuro”. Es ya el presente. En 2025, la economía del envejecimiento representa más del 25% del PIB de la UE y se proyecta que aportará hasta 6,4 billones de euros en productos, servicios y soluciones dirigidas a mayores de 50 años (Sopra Steria, 2025). Sin embargo, en España, destinamos apenas el 0,8% del PIB a cuidados de larga duración (FEDEA, 2023). Alemania (2,2%) y Suecia (2,6%) triplican ese porcentaje (OCDE, 2024).
No se trata solo de números. Esta infrafinanciación perpetúa un modelo obsoleto: basado en el cuidado informal, mayoritariamente realizado por mujeres de entre 45 y 65 años, sin remuneración ni protección. El 75% del cuidado en España sigue en manos familiares, generando desigualdad y cronificación de la precariedad femenina (Fundación Pilares, 2023). Es el efecto “mujer sándwich”, que ya no es un fenómeno puntual, sino una constante estructural.
Frente a esto, la política pública es tímida y conservadora. La inversión en servicios profesionales de cuidado, prevención y autonomía sigue siendo marginal. No se está construyendo una economía del envejecimiento: se está parcheando un modelo de dependencia social heredado del siglo XX.
2. Residencias: escasez, desigualdad y falta de innovación
La situación del sector residencial en 2025 es una demostración del fracaso en la planificación. España necesita más de 85.814 plazas residenciales nuevas para atender la demanda real (JLL, 2021). Sin embargo, entre 2020 y 2025 apenas se han creado unas 22.000, muchas de ellas en proyectos especulativos, ubicadas en zonas urbanas de rentabilidad alta y sin cambios estructurales en el modelo de atención.
El coste medio de una plaza ronda los 1.830€/mes (IMSERSO, 2025). No es un servicio para la mayoría. Según datos del IMSERSO, casi el 45% de los mayores vive con ingresos por debajo del umbral de pobreza (IMSERSO, 2025). Si combinamos esta realidad con el envejecimiento rural, el resultado es devastador: miles de mayores en pueblos sin recursos, sin residencias, sin transporte público, sin centros de día.
En mi libro “Silver Economy” (LID Editorial, 2020), ya señalaba el déficit de plazas y la desigualdad territorial. Desde entonces, la evolución ha sido anecdótica: el déficit ha aumentado y la brecha rural-urbana se ha agravado (JLL, 2021).
Y cuando hablamos de lo que sí existe, nos encontramos aún con modelos institucionales masificados, sin unidades de convivencia, con escasa atención centrada en la persona y casi nula interoperabilidad digital. La tecnología apenas se ha incorporado a estos centros. Solo el 12% de los centros de salud emplean de forma efectiva sistemas de monitorización remota (Directores Sociales, 2025). Pocos trabajan con protocolos post-COVID eficientes o diseñan experiencias que prioricen la dignidad.
El Covid, que todo lo iba a cambiar, no cambió nada. El 70% de los centros sigue sin unidades de convivencia ni digitalización sanitaria avanzada (Directores Sociales, 2025). Y lo más sangrante: el modelo arquitectónico, sanitario y humano de las residencias no ha cambiado tras la pandemia. El 70% de los centros sigue sin unidades de convivencia, sin tecnología sanitaria digitalizada, sin protocolos estructurales post-COVID. Mucha Silver, poca Economy.
Tabla 1. Cambios prometidos durante la pandemia vs. realidad en 2025
Aspecto |
Promesas 2020-2021 |
Realidad 2025 |
Nuevos modelos de convivencia |
Generalización de unidades pequeñas y hogareñas |
Solo 14% de residencias ha reformado espacios |
Digitalización sanitaria |
Telemedicina, monitorización 24h, interoperabilidad |
Solo el 12% tiene sistemas de telemonitoreo |
Atención centrada en la persona |
Individualización de planes de cuidados |
Solo 1 de cada 5 centros realiza planes personalizados reales |
Mejora en ratios profesionales |
Aumento de plantilla y formación |
Ratios apenas mejorados y alta rotación |
3. Tecnología: edadismo digital y oportunidad perdida
La llamada “Age Tech” parecía la gran esperanza. La domótica, la sensórica, el 5G, la inteligencia artificial y la telemedicina prometían una revolución en el cuidado y la prevención. Pero esa revolución se ha ralentizado. ¿La razón? La brecha digital sigue siendo profunda.
En 2025, solo el 7,4% de los mayores de 75 años utiliza banca online con regularidad (Eurostat, 2025). Apenas un 12% de los centros de salud emplea de forma efectiva sistemas de monitorización remota (Directores Sociales, 2025). Y aunque existen wearables que miden pasos, ritmos cardíacos o caídas, su integración real en modelos preventivos de salud es anecdótica (AddInformática, 2024).
Además, la mayoría de apps de salud, bienestar o autocuidado no han sido diseñadas con participación de personas mayores. Usabilidad deficiente, tipografía pequeña, lenguaje técnico y procedimientos confusos generan rechazo. Lo que debería empoderar, excluye.
En paralelo, las empresas tecnológicas siguen dirigiendo sus esfuerzos al segmento joven, ignorando que el 50% del consumo lo lideran personas mayores de 50 años (Sopra Steria, 2025). La edad sigue sin estar en la agenda de la innovación.
Hablamos de envejecimiento activo, pero el 82% de los mayores no usa apps de salud. La "Age Tech" avanza en relojes, pero no en soluciones integrales.
Mucha Silver, poca Economy.
4. Vivienda: promesas incumplidas del Silver Living y Cohousing
En Silver Economy (2020), defendí la importancia de modelos como el cohousing o el Silver Living como alternativas reales al geriátrico institucional. En 2020 se anunciaron más de 50 proyectos piloto. En 2025, solo 12 están operativos.
Además, el 95% de las promociones residenciales ignora criterios de accesibilidad universal o servicios adaptados
El sector del senior living o silver living en España está, a día de hoy, dominado por proyectos de alto standing, dirigidos a personas mayores con alto poder adquisitivo. Y casi siempre extranjeros. Las Arcadias El Encinar, en Madrid, es uno de los ejemplos más representativos de esta tendencia, orientado a perfil español. Este complejo ofrece apartamentos de lujo con servicios premium, zonas comunes exclusivas y una amplia gama de comodidades, siguiendo el modelo de senior living que triunfa en países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos.
Los precios en los Silver Living existentes son de más de 5.000 euros al mes en promedio, según mis investigaciones.
Considerando que el 45% de los mayores vive bajo el umbral de la pobreza y que la mayoría de la oferta residencial pública o concertada tiene precios muy inferiores, el enfoque de Silver Living aún no ha llenado el hueco de mercado existente. El perfil habitual es el de profesionales jubilados, antiguos empresarios, expatriados y personas acostumbradas a un estándar elevado de vivienda y servicios; hay hueco para una democratización del silver living, claramente. Pero el conservadurismo empresarial no ha querido, aún, tomar riesgos.
Solo el 5% de las promociones inmobiliarias nuevas incorpora diseño universal o servicios adaptados para mayores, y de los más de 50 proyectos de cohousing anunciados en 2020, solo una docena están activos en 2025. La gran mayoría de personas mayores queda excluida de este tipo de soluciones por motivos económicos.
Es decir, hoy por hoy, el Silver Living es un modelo prometedor, pero reservado a una élite.
El cohousing, auguré erráticamente, tenía en 2020 un futuro grande en España, vía cooperativas de amigos y una profesionalización del enfoque social. Pero erré, y su desarrollo va muy lento.
La vivienda colaborativa, intergeneracional y de base comunitaria sigue sin regulación clara. Las competencias están en manos autonómicas, y cada comunidad tiene un marco diferente –cuando lo tiene–.
Tabla 2. Normativa autonómica sobre vivienda colaborativa para mayores
Comunidad Autónoma |
Regulación Cohousing/Silver Living |
Observaciones |
Comunidad de Madrid |
Ninguna específica |
Se considera vivienda convencional |
Galicia |
Decreto 151/2021 |
Reconoce el cohousing como fórmula cooperativa |
Cataluña |
Decreto 75/2020 |
Admite fórmulas mixtas e intergeneracionales |
Comunidad Valenciana |
Programa 'Vivir en compañía' |
Subvenciones para proyectos
autogestionados |
País Vasco |
Apoyo del Nagusi Intelligence Center |
Impulso técnico, pero sin marco
legal único |
Se olvida, además, que más del 40% de los mayores de 65 años viven solos (INE, 2025). La soledad no deseada se convierte en el nuevo enemigo silencioso, con implicaciones físicas, emocionales y económicas devastadoras. Pero no hay inversión ni regulación que facilite alternativas habitacionales comunitarias y sostenibles. ¿Nadie ve que Silver Living, el cohousing, etc forma parte de la solución?.
5. Empresas y talento sénior: el edadismo como norma
Uno de los fracasos más clamorosos de la Silver Economy en España es la falta de integración del talento sénior. Según el Libro Blanco del Talento Sénior, el 63% de las empresas no cuenta con ninguna política específica para profesionales mayores de 55 años (Fundación Adecco, 2024). Y en muchos sectores, la discriminación por edad es tan estructural como invisible.
Yo mismo lo documenté en el informe que coordiné para el Instituto Santalucía en 2022: la mayoría de las empresas continúa aplicando filtros edadistas en sus procesos de selección y promoción interna (Instituto Santalucía, 2022).
La tasa de desempleo sénior se ha cronificado. Los parados mayores de 55 años tardan el doble que cualquier otro grupo en reincorporarse al mercado laboral (INE, 2025). Y sin embargo, las estadísticas muestran que las personas mayores aportan compromiso, estabilidad, conocimiento sectorial y capacidad de liderazgo relacional.
Lo paradójico es que el mismo discurso empresarial que alaba la experiencia para fidelizar clientes, margina sistemáticamente a quienes más experiencia tienen. Lo que hay detrás es puro edadismo corporativo: prejuicios disfrazados de criterios técnicos.
Ni los programas de reskilling, ni las estrategias de diversidad han sabido incluir al segmento +55. Las empresas que lo hagan –y lo comuniquen con autenticidad– tendrán ventaja competitiva. Pero por ahora, siguen siendo anecdóticas. La diversidad generacional existe... pero es anecdótica. Mucho storytelling corporativo, poca realidad contractual.
6. Banca y seguros: conservadurismo que margina
El sector financiero, históricamente reactivo, tampoco ha sabido responder al nuevo consumidor mayor. Solo el 18% de las aseguradoras en España ofrece productos específicamente diseñados para mayores (UNESPA, 2025). Y en muchos casos, se trata de adaptaciones superficiales.
Ejemplo de seguros de dependencia: los seguros de dependencia siguen siendo anecdóticos en el mercado español, con menos del 1% de penetración (UNESPA, 2025).
Las rentas vitalicias apenas han crecido un 3,6% en los últimos tres años, y la hipoteca inversa –presentada como solución mágica– genera más desconfianza que entusiasmo. El 67% de los mayores desconfía de estos productos, y no sin razón: falta asesoramiento, transparencia y empatía (EY, 2025).
La banca sigue sin ofrecer acompañamiento digital para mayores. La transición a modelos 100% digitales ha sido brutalmente excluyente. No hay protocolos de atención específica, ni productos financieros adaptados a las necesidades de una longevidad activa.
Desenlace
¿Y ahora qué? De Casandra a la acción
La Silver Economy no es una tendencia: es una necesidad. No es un nicho de mercado: es una dimensión transversal del sistema productivo, residencial, sanitario, financiero y laboral. Y sin embargo, EN EL MEJOR DE LOS CASOS seguimos enredados en debates ideológicos, mientras el reloj demográfico no se detiene. España necesita una estrategia nacional de longevidad, con inversión pública estructural, incentivos fiscales a la innovación senior, políticas de empleo +55, viviendas adaptadas, residencias descentralizadas y tecnología ética centrada en la persona. Y necesita algo aún más difícil: voluntad política sostenida.
Casandra tenía razón. Pero no basta con tener razón. Hace falta coraje colectivo para pasar del discurso a la acción.
INFOGRAFÍA FINAL: Indicadores clave 2025
Indicador clave |
Dato España 2025 |
Fuente |
Comparativa internacional |
Población >65 años |
20,1% |
INE, 2025 |
21,3% UE (Eurostat, 2025) |
Esperanza de vida |
83,3 años |
Eurostat, 2025 |
82,5 años UE (Eurostat, 2025) |
Inversión en cuidados L.D. |
0,8% del PIB |
FEDEA, 2023 |
2,2% Alemania, 2,6% Suecia (OCDE) |
Cuidados informales |
75% (mujeres)
|
Fundación Pilares, 2023 |
60% UE (OCDE, 2024) |
Déficit de plazas residenciales |
85.814 |
JLL, 2021 |
60.000 Francia (JLL, 2021) |
Uso de banca online >75 años |
7,4% |
Eurostat, 2025 |
20% UE (Eurostat, 2025) |
Centros con telemedicina activa |
12% |
Directores Sociales, 2025 |
25% Suecia (OCDE, 2024) |
Proyectos cohousing activos |
12 (de 50) |
LinkedIn, 2025 |
120 Alemania (Jubilares, 2025) |
Empresas con políticas +55 |
37% |
Fundación Adecco, 2024
|
52% UE (Eurofound, 2024) |
Productos financieros sénior adaptados |
18% |
UNESPA, 2025 |
35% Francia (UNESPA, 2025) |
Mayores en pobreza |
45% |
IMSERSO, 2025 |
28% UE (Eurostat, 2025) |
Este artículo no es un lamento, sino una llamada a la acción. La Silver Economy no es una moda: es una obligación ética y económica. Como Casandra, seguiremos advirtiendo... hasta que alguien escuche.