Josep Moya Ollé
Opinión

El sufrimiento de las mujeres cuidadoras de personas mayores

Josep Moya Ollé

Martes 15 de abril de 2025

5 minutos

La precariedad laboral en el sector de los cuidados sigue siendo la norma: "Es insostenible"

Martes 15 de abril de 2025

5 minutos

Con el progresivo envejecimiento de la población se escuchan, también con mayor  frecuencia, las quejas de las personas que se hacen cargo de cuidar a los mayores afectados por algún tipo de proceso degenerativo o invalidante. Y, como es ya por  todos conocido, esos cuidados corren a cargo, mayoritariamente, de las mujeres.  

Hace unos días, Carmen (nombre ficticio) manifestó, entre llantos, su desesperación y desesperanza por la situación que vive con su esposo. Este, afectado por un proceso degenerativo neuronal, había sido un prestigioso profesor universitario, admirado y respetado por sus alumnos y también por sus colegas de universidad. Sin embargo, la demencia lo estaba transformando de manera progresiva. Pedro (nombre ficticio)  apenas puede salir solo de su casa; ella lo ha de acompañar a todas partes. Lo lleva al centro de día y ello le permite disponer de unas horas, sin embargo, ese tiempo “libre de cuidados” no lo puede disfrutar debido al profundo malestar y dolor emocional que  la acecha todas las horas del día. Carmen tiene 78 años y sufre los achaques y limitaciones propios de la edad. Anda escasa de fuerzas y, además, la inseguridad provocada por una caída reciente mientras caminaba por la calle, la somete a un  estado de ansiedad permanente. Tiene insomnio y cuando consigue conciliar el sueño  suele despertarse por la angustia de una pesadilla. Hace unos días, en la consulta, me  explicó que le había manifestado a su marido que se sentía mal pero, como respuesta,  él se sentó en el sofá y se puso a mirar la televisión con total indiferencia.  

Relatos como los de Carmen son y serán cada vez más frecuentes. Los estudios sobre el tema nos hablan de cargas físicas, de ansiedad y de depresión, términos que a fuerza de ser usados con tanta profusión acabarán por perder su significado; pero también  nos hablan de renuncias, de pérdidas de posibilidades laborales, de proyectos truncados, de la imposibilidad de disponer de tiempo libre, de tiempo para ellas, sin tener que pensar en nadie ni en nada más.  

Esas mujeres cuidan de sus padres, de sus parejas o, en algunas ocasiones, de sus hijos  enfermos, aspecto poco mencionado en los informativos y en los discursos de los  políticos.  

Pero, ahondemos un poco más en esos sufrimientos, como los que expresaba Carmen. ¿Nos hemos detenido a pensar en lo que supone cuidar permanentemente a una persona con la que se ha convivido durante años, a la pareja, al padre o a la madre, cuando estos están perdiendo su identidad? Porque, recordémoslo, la degeneración neuronal transforma a las personas que la padecen. La esposa deja de ser la pareja para pasar a convertirse en una extraña. A partir de un determinado momento en la evolución de la enfermedad los olvidos y los errores empiezan a minar la convivencia. Juan ya no recuerda si ha desayunado o no, se ha olvidado de tomar su medicación o, peor aún, se ha confundido y ha tomado dos comprimidos del hipotensor en vez de  uno. Se despierta a las cuatro de la madrugada y llama a su hijo para citarlo urgentemente en la empresa olvidando que él ya no trabaja en ella desde hace años.  “Tú no eres mi esposa” o, “Esta no es mi casa”, o, “Alguien me ha robado la cartera”,  son expresiones frecuentes en los procesos de demencia y son causa de profundos  malestares en el entorno familiar. Este, en ocasiones, puede reaccionar atribuyendo  “mala fe” a la persona enferma: “Lo hace adrede, en realidad si sabe quién soy, pero  nos quiere manipular”.  

El Dr. Rafael Ceballos Atienza explica en su libro Enfermedad de Alzheimer y calidad de vida, escrito conjuntamente con la geriatra Francisca García Rodríguez y publicado en el año 2017, que la carga a la que se ven sometidos los cuidadores que, como ya se ha  mencionado, son mujeres, puede expresarse en distintas áreas. En primer lugar, los problemas físicos, entre los que podemos destacar el dolor de tipo mecánico crónico del aparato locomotor, la astenia, la fatiga crónica, las alteraciones del ciclo sueño vigilia, el insomnio, entre otros. En segundo lugar, los problemas psíquicos, entre los que cabe señalar la ya mencionada depresión, los trastornos de ansiedad, así como el fenómeno de la automedicación, especialmente de psicofármacos y analgésicos.  

Finalmente, los problemas de índole socio-familiar. Se trata de conflictos familiares como los que se dan cuando existen desacuerdos entre los hijos(as) de la persona enferma en lo que atañe a las cargas que asumen cada uno de ellas y ellos. Pero,  también, los conflictos en el ámbito laboral (por ejemplo, el absentismo), las dificultades económicas, la disminución de las actividades sociales, y un largo etcétera. 

A partir de lo expuesto nos surgen algunas preguntas:

  • ¿Qué tipo de soportes  precisan las mujeres cuidadoras de personas mayores?
  • Dado que desde la geriatría se recomienda que se facilite información acerca de la enfermedad, se promuevan reuniones familiares así como la puesta en contacto con asociaciones especializadas en los problemas de las demencias, la promoción de cuidados de la persona cuidadora, son aplicadas de forma regular y sistemática estas recomendaciones?
  • ¿Nuestro sistema sanitario y sociosanitario está preparado para asumir estos soportes? 

Son preguntas que dejo en el aire, pero ya puedo advertir que en muchas ocasiones estos soportes no llegan a proporcionarse de manera adecuada. El reto es considerable, pero requiere, como en muchos otros ámbitos, de la necesaria voluntad política.  

Sobre el autor:

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé

Josep Moya Ollé (Barcelona, 1954) es psiquiatra y psicoanalista. Actualmente es presidente de la Sección de Psiquiatras del Colegio Oficial de Médicos de
Barcelona.

Ha trabajado activamente en el ámbito de la salud pública, siendo presidente del comité organizador del VII Congreso Catalán de Salud Mental de la Infancia y psiquiatra consultor del SEAP (Servei Especialtizat d'Atenció a les Persones), que se ocupa de la prevención, detección e intervención en casos de maltratos a mayores.

Es el fundador del Observatori de Salut Mental i Comunitària de Catalunya.

Su práctica clínica privada la realiza vinculado a CIPAIS – Equip Clínic (Centre d’Intervenció Psicològica, Anàlisi i Integració Social) en el Eixample de Barcelona.

Como docente, imparte formación especializada en ACCEP (Associació Catalana per a la Clínica i l’Ensenyament de la Psicoanàlisi), en el Departament de Benestar Social i Família y en el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya.

… saber más sobre el autor