El envejecimiento poblacional en España ha transformado profundamente la estructura de los cuidados de larga duración (CLD). El modelo tradicional, basado en el apoyo familiar, enfrenta retos imposibles. La corresponsabilidad en los cuidados sigue siendo limitada y la carga continúa recayendo, en su mayoría, en las mujeres. Este escenario, descrito en mi libro Silver Economy (LID, 2020), deja en evidencia la necesidad urgente de transformar el sector para mejorar la calidad de los cuidados y dignificar la labor de los profesionales.
Aurelio López-Barajas (Supercuidadores), auténtico evangelista de la profesionalización y dignificación del sector y del oficio de cuidadora, ha insistido en la necesidad de repensar el modelo actual. Para afrontar este reto, debemos construir un sistema basado en la empatía, la comprensión y el compromiso con las personas cuidadas y sus familias, donde la colaboración público-privada y la profesionalización sean los ejes centrales. A través de un enfoque innovador, podemos convertir los cuidados en una oportunidad de desarrollo económico y bienestar social.
1. La Crisis del Cuidado Informal y la Necesidad de Transformación
Según el Estudio 8: Evolución de los Cuidados Familiares a las Personas Mayores en España, la estructura de los cuidados ha cambiado significativamente desde los años 90. En 1994, el 54,6% de los cuidadores eran la única fuente de apoyo de la persona mayor. Para 2022, esta cifra descendió al 26,9%, reflejando una mayor diversificación en la provisión de cuidados, aunque aún insuficiente.
Los principales desafíos incluyen:
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Disminución del tiempo disponible para el cuidado. La incorporación de la mujer al mercado laboral y los cambios en la estructura familiar han reducido la capacidad de atención informal.
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Impacto en la salud de los cuidadores. El 70% de los cuidadores reporta problemas de estrés y ansiedad, y el 55% presenta síntomas de fatiga crónica.
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Falta de apoyo institucional. El 60% de los cuidadores considera insuficientes las prestaciones públicas y más del 40% ha tenido que reducir su jornada laboral para poder atender a sus familiares.
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Preferencias de los mayores. El 85% prefiere ser atendido en su propio hogar, pero menos del 10% ve las residencias como una opción deseable.
El nuevo modelo de cuidados debe centrarse en la empatía, asegurando una respuesta coordinada entre administraciones públicas y el sector privado para garantizar el bienestar de mayores y cuidadores.
2. La profesionalización del sector de cuidados: una urgencia inaplazable
El trabajo de cuidado ha sido históricamente subvalorado y precarizado, como bien analizó Ángeles Durán al hablar del cuidatoriado. Para mejorar la calidad de los servicios y garantizar condiciones dignas de trabajo, es necesario:
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Regulación laboral y mejora de condiciones. El 65% de las cuidadoras trabaja sin contrato formal, lo que impide su acceso a derechos laborales básicos.
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Formación y certificación profesional. Iniciativas como Supercuidadores, empresa líder en formación online para cuidadores, demuestran la necesidad de capacitar al personal en atención sociosanitaria, estimulación cognitiva y primeros auxilios.
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Incentivos para la atracción de talento. La falta de reconocimiento del trabajo de cuidados dificulta la retención de profesionales. Se requieren políticas de incentivos y programas de formación continua.
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Uso de tecnología en los cuidados. La teleasistencia, sensores de actividad y aplicaciones de coordinación pueden optimizar la gestión y reducir la sobrecarga de los cuidadores.
En Silver Economy destaqué cómo la empatía y la profesionalización pueden transformar el sector, generando empleo de calidad y mejorando la experiencia tanto para cuidadores como para personas mayores.
3. La colaboración público-privada como pilar del nuevo modelo de cuidados
Para garantizar la sostenibilidad del sistema de cuidados en España, es imprescindible la colaboración entre el sector público y el privado. Algunos ejes clave de esta cooperación incluyen:
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Expansión del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD). Actualmente, solo el 10% de las personas en situación de dependencia recibe atención domiciliaria pública. Se requiere ampliar la cobertura con alianzas estratégicas.
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Cheque de cuidados. Implementado en Alemania, este sistema permite a las familias elegir entre recibir una prestación económica o servicios profesionales.
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Modelos de vivienda intermedia. Co-housing, silver living y viviendas con servicios asistenciales pueden garantizar la autonomía de los mayores sin recurrir a residencias tradicionales.
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Innovación en seguros de dependencia. En España, menos de 100.000 personas cuentan con un seguro de dependencia, una cifra ínfima comparada con los 12,4 millones de personas con seguro de salud. Se requiere mayor concienciación sobre este tipo de cobertura.
En mi labor de difusión del Silver Living, he insistido en la necesidad de adaptar los espacios residenciales a las nuevas realidades del envejecimiento. Lamentablemente, la implementación sigue siendo escasa.
Además, el escaso desarrollo del seguro de dependencia en España contrasta con la popularidad de otros seguros privados. En 2018, aproximadamente 1,2 millones de personas tenían reconocida una situación de dependencia, y en 2022, la cifra de beneficiarios de grados III y II (grandes y severos dependientes) era de 975.270.
En contraste, los seguros de salud privados cubren hoy a más de 12,42 millones de personas, es decir, uno de cada cuatro españoles. Como suelo decir, hay más españoles que creen que Elvis Presley sigue vivo a sus 91 años que personas con seguro de dependencia. Esto refleja la urgencia de impulsar nuevos modelos de financiación del cuidado y nuevos seguros.
Estos modelos debe cimentarse en la empatía, comprendiendo las necesidades reales de los mayores y sus familias. En Silver Economy, sostengo que las alianzas estratégicas pueden generar un alto impacto en la calidad de vida de la población sénior.
Conclusiones y Recomendaciones
El sistema de cuidados en España se encuentra en un punto de inflexión. Para garantizar una atención digna y sostenible a las personas mayores, es crucial avanzar en tres ejes fundamentales:
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Fortalecer la colaboración público-privada, ampliando la cobertura del SAD, promoviendo el cheque de cuidados y desarrollando viviendas intermedias adaptadas a las necesidades de los mayores.
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Profesionalizar y dignificar el sector de cuidados, regulando las condiciones laborales, promoviendo la formación y combatiendo la economía informal, donde personas sin formación adecuada asumen responsabilidades para las que no están preparadas.
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Impulsar la digitalización y la innovación, utilizando herramientas tecnológicas para mejorar la eficiencia y reducir la carga sobre los cuidadores.
La transición hacia un nuevo modelo de cuidados no solo garantizará la calidad de vida de las personas mayores, sino que también tendrá un impacto positivo en la economía y en la conciliación laboral y familiar. La colaboración entre el sector público y privado es la clave para afrontar con éxito este reto demográfico y social.
Desde la perspectiva de la Silver Economy, este desafío solo puede resolverse con un enfoque basado en la empatía, donde los mayores sean protagonistas de su propio bienestar y los cuidadores reciban el reconocimiento que merecen.