Alicia Zúñiga
Alicia Zúñiga es madre, abuela, escritora y estudiante a sus 86 años. Ha participado en las antologías Madera de escritoras I y II, proyecto de narrativa en México.
… saber más sobre el autorMiércoles 15 de febrero de 2023
2 minutos
En la vida he tenido de todo. De niña jugaba, corría, metía los pies en los charcos y no pasaba nada. Estudié hasta tercero de primaria. Entré en la adolescencia y empezaron las restricciones: con quién vas, no llegues tarde y esas cosas que los padres suelen decir. Al casarme empezaron más obligaciones: atender al marido, seis hijos, hacer la comida, lavar, planchar y trabajar, trabajar y trabajar. No tenía libertad.
Mis hijos estudiaron, se casaron, hicieron su vida, gracias a Dios crecieron con valores, son buenos, no me dejan y me dieron ocho nietos. Aun así, un día me sentí sola y empecé a ir al Centro Comunitario Santa Fe, México. Me apunté a la clase de la Aventura de Escribir con la maestra Concha León Portilla y me liberé porque saqué lo que tenía muy adentro narrando mis historias. Incluso he participado como autora en dos libros que presentamos en FIL Abuelos de Guadalajara.
Ahora tengo 86 años, mi cuerpo se va deteriorando poco a poco, me es difícil escribir, me duelen las manos y las rodillas y del 100% de actividad que tenía, tengo el 50%, pero mentalmente me siento bien, orgullosa de mis hijos y mis logros. A veces me planteo dejar las clases y luego pienso: ¿Y qué voy hacer si no ocupo mi tiempo en algo hasta que el cuerpo aguante? Sólo el Señor sabe cuándo me quitará el lápiz. Por lo pronto yo sigo y sigo escribiendo. Por primera vez en la vida me siento libre, hago y digo lo que siento.
Mi familia me consiente. El domingo me llevaron a comer, después fuimos a un parque, a disfrutar del aire, el sol y de ver a las ardillas cruzar sobre los árboles y los cables de la luz. Uno de mis nietos me dijo: "¡Abuelita, siéntate en el columpio!". Primero dije que no, pero me animé y me columpiaron. Yo estaba muerta de risa y volví a sentirme niña. Les dije: "Soy un bebé, vean que no me han salido los dientes". Y todos rieron. Fue un día para recordar.