Tras casi tres décadas en España, hace ya dos años que Gary Bedell (St. Thomas -Canadá-, 1954) tuvo la idea de organizar una asociación para intentar frenar la despoblación en provincias de interior a través de la empresa sin ánimo de lucro Viva Rural Spain, que pretende ofrecer la tranquilidad y los paisajes de los pueblos españoles más pequeños para su jubilación de matrimonios de Canadá y Estados Unidos. Es consciente de que en España "hay jubilados por un tubo", pero también de que "las políticas para atraer a gente joven a los pueblos no acaban de funcionar. Les ofrecen casa gratis o ventajas económicas pero al final se van porque no hay trabajo”. Pero tal y como él lo ve, podrían venir "americanos con pensiones de 2.000 dólares y unos ahorros a pueblos maravillosos pero con un nivel de vida más bajo que en su país. Tendrían que restaurar sus casas, aprender el idioma, necesitarán servicio doméstico, comprar en el pueblo o en la comarca, desplazarse… y eso generaría empleos fijos que puede desempeñar gente joven que se asentarán también en el pueblo”.
La cosa empezó bien y llegaron a tener más de cien pueblos dispuestos a ayudar en el proyecto pero ahora está aparcada hasta septiembre. "El proyecto sigue vivo pero lo estoy gestionando yo y me cuesta dinero. He tenido que trabajar en otras cosas para poder financiarme. La gente viene, visitan los pueblos y la mayoría se decanta por ciudades más grandes. Es un poco decepcionante. Tenemos que trabajar más con los pueblos para poder hacer como en Italia, por ejemplo, allí ofrecen casas a un euro para atraer gente. Aquí vienen muy ilusionados y se enamoran de los pueblos y sus gentes, pero no hay ningún incentivo, no tenemos colaboración del Gobierno para intentar repoblar y crear empleo", se lamenta Gary convencido de que "tenemos que buscar otro modelo, siempre he dicho que esto lo hago por devolver a España algo de todo lo mucho que ha dado y lo hago encantado. Hablamos de pueblos maravillosos para gente jubilada, un paraíso para vivir, con buena gente, mucho que hacer, es perfecto".
"A mi me apasiona intentar ayudar a los pueblos, pero los ayuntamientos y el Gobierno de España deben implicarse en el proyecto", apunta antes de quejarse amargamente de que "justo antes de las elecciones todo el mundo y todos los partidos hablaban de los pueblos pequeños y de la despoblación de la España vacía, pero después de las elecciones, nadie ha dicho ni una sola palabra. Solo se habla del problema de la despoblación cuando la gente tiene que votar, después todo eso se olvida porque a los que mandan les importa un pepino el problema de la despoblación. Es bastante triste".
Nadie tiene un duro
Cuenta Gary Bedell que al principio todo el mundo tenía mucho interés, "los alcaldes de los pueblos son muy amables, pero nadie tiene un duro" y aquí radica para él el gran problema. "España siempre ha tenido muchos jubilados que vienen de Alemania, Francia, de muchas partes de la Unión Europea, pero no muestra interés en los extracomunitarios y hay otros países que nos están comiendo la tostada. Colombia es ahora una opción súper atractiva para que los americanos pasen allí su jubilación. Su Gobierno, como el de otros más como Costa Rica o Irlanda está deseando que los extranjeros vayan a vivir allí y ofrecen servicios médicos gratuitos y todo tipo de ventajas y alicientes porque saben que son una fuente de riqueza".
"Yo he viajado mucho y conozco España mejor que muchos españoles. Es terrible visitar pueblos en los que estuviste hace diez años y ver lo mucho que han decaído por culpa de la despoblación. Por eso me decidí a ayudar", explica este hombre que ha traído a España más de 60 parejas que normalmente prefieren Andalucía, la costa levantina y también Castilla y León "porque previamente habían hecho el Camino de Santiago y les encanta". Aunque no todas se han establecido, "entre otras cosas porque el proceso de sacar el visado de jubilado en España, si no se es de la Comunidad Europea, resulta muy complicado. Pero el Gobierno debe pensar que si con el Brexit ya no vienen los británicos va a ser un desastre para muchos pueblos costeros y debería agilizar un pelín el proceso. Portugal está muchos años por delante de España para ofrecer estos visados y además ofrecen exenciones fiscales y muchos otros alicientes a los extranjeros que se mudan allí, no como en España donde es necesario acreditar ingresos anuales de 32.000 euros, no hay muchos pensionistas españoles que cobren eso, además, si tienen dinero fuera del país tienen que declararlo y pagar impuestos".
Toda una aventura
Pero el canadiense no ceja en su empeño por sacar adelante esta aventura, "seguiré intentándolo", y es que, en realidad, toda su vida ha sido una gran aventura. El padre de Gary Bedell era militar y su familia se desplazaba cada año a una base diferente. Cuando terminó sus estudios trabajó de minero, era perforador en las minas de Thompson, Manitoba, pero sufrió un grave accidente: "Me cayó encima una roca enorme y estuve varios meses de baja. Me di cuenta de que era un trabajo muy peligroso y vi un anuncio en el que pedían auxiliares de vuelo para trabajar en Air Canada. Me presenté y la cara del entrevistador era todo un poema cuando le dije que era minero, perforaba la roca, introducía la dinamita, la explotábamos y luego recogíamos la piedra. '¿Qué tiene eso que ver con trabajar en un avión?', me preguntó, yo le contesté que si había trabajado a 20.000 pies debajo del suelo, también podía hacerlo a 20.000 encima de él. Aún no me explico cómo, pero me dieron el trabajo", confiesa entre risas.
Durante uno de sus vuelos, Gary coincidió en el avión con el entonces primer ministro canadiense Pierre Trudeau, padre del actual primer ministro, Justin Trudeau. "Yo le admiraba muchísimo y así se lo dije y también le conté que mi sueño hubiera sido poder trabajar para él. Para mi sorpresa dos semanas después me llamó su secretario ofreciéndome un puesto en su equipo. Empecé a trabajar y un par de meses después Trudeau dimitió, pero yo seguí trabajando con su sucesor, John Turner, hasta que perdió las elecciones".
Nelson Mandela
Bedell decidió entonces aprovechar el giro de los acontecimientos un máster en la escuela de negocios de la University of Western Ontario y solicitó hacer un segundo máster en Europa. "Todo el mundo quería ir a Londres o a París y nadie a España, así que en1985 llegué al IESE de Barcelona, me enamoré del país y conseguí un trabajo en una empresa de plásticos". Ya de vuelta en Canadá el año 1988 ingresó en el cuerpo diplomático en la Oficina de Protocolo y se encargó de organizar, en 1990, el viaje a Otawa de Nelson Mandela, entonces presidente del Congreso Nacional Africano. "Nos llevábamos muy bien, era un tío magnífico y la mayoría de la gente que venía con él era gente que no conocía, ni pasaba tiempo con él en su casa. Llevaba muy pocos meses con ellos desde que salió de la cárcel y confiaba en mí. Trabamos una gran amistad y cuando regresó a Sudáfrica escribió a mi primer ministro pidiéndole que yo fuera a Johanesburgo para ayudarle. Recuerdo que unos años antes había visto la película de Gandhi y pensaba que los extranjeros que le ayudaban tenían una gran suerte por poder vivir ese momento histórico y trabajar con una persona como él y unos años después yo estaba haciendo lo mismo con Mandela".
"Era un hombre sometido a una extraordinaria presión", explica Gary antes de continuar: "No teníamos presupuesto, la mayoría del dinero que llegaba a su gabinete venía de otros países, la seguridad era pésima, su partido no quería negociar con los blancos, estos por su parte querían quitarle de en medio y encima surgió lo de su mujer Winnie, cuando ella y sus guardaespaldas apalearon y secuestraron a cuatro jóvenes negros, uno de los cuales fue asesinado, por eso se separó de ella. Pero con todo por lo que estaba pasando, por las mañanas nos sentábamos a conversar mientras él tomaba chocolate caliente y yo un café. Era siempre muy amable, para mí era más o menos como un padre. Fue un gran hombre y al final consiguió el milagro: reconciliar a negros y blancos bajo una misma bandera. Lo logró gracias a su enorme generosidad que le llevó a renunciar cualquier venganza contra los que le tuvieron casi toda su vida en la cárcel"
Costalero con la Hermandad de Los Panaderos
Pero cuando llegaron las primera elecciones libres en Sudáfrica, que a la postre llevarían a Mandela a la presidencia, Gary Bedell abandonó el país. "Le dije que no podía seguir siendo su asesor personal en una campaña electoral, era imposible porque yo era un diplomático de otro país", así que volvió a Canada. De nuevo en casa fue nombrado comisario adjunto del pabellón de Canadá para la Exposición Universal de Sevílla en 1992. Cuando llegó a la capital hispalense el flechazo fue inmediato. "Me enamoré y continuo enamorado de esa ciudad, de su gente, de la manera de entender la vida que tienen". Tanto es así que ese mismo año hizo su primera salida como costalero con la Hermandad de Los Panaderos. "Sufrir con ellos, sudar con ellos, vivir con ellos. Fue increíble".
Durante unos años trabajó en hoteles de Estados Unidos y Canadá como asesor y director, pero tras el trágico atentado de las Torres Gemelas decidió abandonarlo todo y volver a España donde estuvo 14 años trabajando junto a Carlos Herrera en Onda Cero y publicó un libro, Los viajes del Guiri. Pero "cuando Carlos se fue a la COPE no pudo llevarse a nadie del equipo con él, pero seguimos siendo muy amigos y de hecho acabamos de estar juntos en el Rocío", cuenta Badell antes de confesar que seguirá "intentando acabar con la despoblación. Solamente los españoles son capaces de tener pueblos muy pequeños y con una vida social, cultural y de relación humana abrumadora, algo impensable en Canadá o en cualquier otro país". También asegura que acabará en Andalucía, seguro, "pero aún no sé dónde, porque hay varios pueblos que me gustan muchísimo. Llevo ya muchos años aquí y en el último Rocío me di cuenta de la cantidad de amigos que tengo aquí y de las experiencias vividas. Me encantan los andaluces y su forma de vivir. Definitivamente, aquí me quedo".