Actriz, humorista, presentadora y directora teatral, Rosa María Sardà Tàmaro nació en Barcelona en 1941. Su padre era un campesino que emigró a la capital catalana y trabajó como transportista y su madre era enfermera. Fue la mayor de cinco hermanos Santiago, Federico, Javier y Joan, que murió por culpa de la epidemia de drogas y sida de los ochenta.
Cuando su madre enfermó gravemente siendo todos ellos muy jóvenes fue Rosa María quien se ocupó de sus hermanos. De hecho, el menor, y no menos popular, Javier Sardà con quien Rosa María se lleva 17 años de diferencia, ha dicho de ella: “nunca nos soltó de la mano, ni siquiera ahora”. Respecto a los otros hermanos, Santiago es escenógrafo y Federico es un empresario de éxito y dueño uno de los locales más emblemáticos de Barcelona, Luz de Gas.
Una actriz autodidacta
Con 14 años empezó a trabajar de lo que fuese, de hecho llegó a vender enciclopedias de puerta en puerta aunque su verdadera ilusión era ser actriz. De formación autodidacta, su carrera como actriz empezó interpretando papeles cómicos aunque con los años sus roles han ido virando hacia un registro más dramático, ya sean en castellano o en catalán. Sus primeros pasos sobre un escenario los dio con un grupo de aficionados en su barcelonés barrio de Horta. Su debut como profesional fue con 21 años, cuando en 1962 se incorpora a la compañía de Dora Santacreu y Carlos Lucena para trabajar en Cena de matrimonios, obra del desaparecido Alfonso Paso. Posteriormente pasó a la compañía de Alejandro Ulloa y más tarde a la de Pau Garsaball.
A principios de los año setenta inició una relación sentimental con el también actor y miembro del famoso trío cómico La Trinca, Josep María Mainat con quien en 1975 tuvo un hijo, Pol Mainat, también actor, con el que coincidió en el rodaje de la serie Abuela de verano. No fue hasta el año 2002 cuando la pareja, que nunca llegó a contraer matrimonio, anunció que llevaban ya varios años separados.
Precisamente el año en que nació su hijo, 1975, Sardà comienza a trabajar en televisión protagonizando Una vella, coneguda olor, basada en la obra del guionista y dramaturgo Josep Maria Benet y en 1979 debutó como presentadora con Festa amb Rosa Maria Sardà. Además, ese mismo año trabajó por primera vez en el cine con la película de Ventura Pons el Vicario de Olot.
Teatro, cine, televisión
Durante la década de los ochenta Rosa María Sardà que en su momento declaró que "en lugar de la Carol Burnett española, que es algo que he oído siempre, hubiera preferido ser Marilyn Monroe, que encima lo hacía bien", participó en películas como Moros y cristianos, de Luis García Berlanga; obras teatrales como Duet per a violí, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? y Madre Coraje y sus hijos; y programas de televisión como Estudio 1 (con Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona, y La noche de los cien pájaros, de El Taumen) y programas como Olé tus vídeos o Ahí te quiero ver, donde no sólo elaboraba los guiones sino también dirigió e interpretó los diferentes sketchs, un programa que no sólo le dio una enorme popularidad sino que también le valió el TP de Oro a la Mejor Presentadora en 1984. Además, en 1989 debuta como directora de teatro con la comedia de Josep Maria Benet, Ai carai!.
En los noventa actuó en más de 20 películas trabajando, entre otros, con Fernando Colomo en El efecto mariposa, Ventura Pons en Caricias y Amigo/Amado, Francesc Betriu en La duquesa roja, Fernando Trueba en La niña de tus ojos, Manuel Gómez Pereira en ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? con la que ganó su primer Goya a la mejor interpretación femenina de reparto y con Pedro Almodóvar en la oscarizada Todo sobre mi madre.
Cataluña: " Que dejen de jugar a ver quién la tiene más larga”
Continuó trabajando en los dos mil y logró su segundo Goya por su interpretación en Sin vergüenza dirigida por Joaquín Oristrell. Unos Premios Goya cuya ceremonia de entrega ha presentado Rosa María Sardà en cinco ocasiones. También rodó, entre otras películas, A mi madre le gustan las mujeres dirigida por Inés París y Daniela Fejerman; Te doy mis ojos de Icíar Bollaín; El viaje del caracol con dirección de Imanol Uribe; Barcelona (un mapa), Anita no pierde el tren y Año de gracia, todas de Ventura Pons; Rey gitano de Juanma Bajo Ulloa; El embrujo de Shanghai con Fernando Trueba; Ocho apellidos catalanes bajo la dirección de Emilio Martínez-Lázaro...
Pero tanta actividad cinematográfica no significa que abandonase el teatro donde entre otros montajes trabajó interpretando a la enferma terminal en Wit de Margaret Edson o La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, donde interpretó el papel de Poncia junto a Nuria Espert. Y en 2015 recibió el Premio Max de Honor "por ser una figura clave de las artes escénicas".
Por lo que a la situación en Cataluña se refiere siempre se ha mostrado contraria al procés. De hecho, en 2017 renunció a la Cruz de Sant Jordi que le había concedido la Generalitat de Catalunya en 1994. “Estoy harta de que me llamen facha por defender que mi patria es España”, declaró antes de pedir “que unos y otros dejen de jugar a ver quién la tiene más larga”.
"Condenada a morir de cáncer"
En diciembre de 2019 Rosa María Sardá, publicó su autobiografía, Un incidente sin importancia (Ed. Planeta), donde la actriz da a conocer por primera vez sus textos más íntimos, escritos a lo largo de los últimos 30 años: un saco de recuerdos de sus seres más queridos.
Ya conocíamos que en 2014 le diagnosticaron un enfisema pulmonar pero a pesar de ello continuó fumando hasta el punto de que llegó a temerse que no pudiera acabar el rodaje de Ocho apellidos catalanes, pero fue en una entrevista concedida para promocionar su libro cuando declaró: "Cuando escribí esto no sabía que estaría condenada a morir de cáncer. Pero el bicho sigue ahí, tengo nuevo tratamiento, pero estoy muy cansada. El año que viene veré qué hago. Igual dejo la medicación y que dure lo que sea, a fin de cuentas tengo 78 años. Lo único que me queda por hacer es morirme”.