Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEs normal padecer dolores musculares cuando tenemos una contractura, debido a un agarrotamiento del músculo o algunas de sus fibras. Ya sea producida por una tensión sostenida, un sobreesfuerzo o una mala higiene postural, una contractura es una señal de alarma que debemos atender, así como preguntarnos que está pasando en nuestro cuerpo.
Te contamos como abordarlas con 5 sencillos pasos.
Incorpora plantas con virtudes antiinflamatorias, analgésicas, antiespasmódicas, tónicas y estimulantes como la árnica, la milenrama o el romero que aplicaremos por vía externa. Se empapan unas compresas con la decocción de la hierba y una vez tibia se aplica sobre el área inflamada, 2-3 veces al día.
Por cada tensión muscular, podemos hacer un estiramiento. Seguir una rutina regular de estiramientos puede ser de gran ayuda para combatir las contracturas y mantener los tejidos flexibles y oxigenados. Pero es importante que los realices correctamente (cada músculo se estira de una forma diferente) y siempre sin forzar ni sentir dolor. La idea es mantener nuestra movilidad en todo el cuerpo y poder detectar cuando alguna área está más rígida o tensa. Los estiramientos no solo deben ser de espalda, sino también de las piernas y brazos, es decir que sean globales.
El agua es un líquido que tiene múltiples propiedades curativas por lo que asociado con el aumento de su temperatura se pueden lograr efectos fisiológicos para eliminar las contracturas.
Puede que en el momento de detectar una contractura dudes si debes aplicarte frío o calor. Los dos pueden resultar de ayuda, pero con resultados diferentes. El calor actúa a nivel superficial y no llega a traspasar la piel, mientras que el frío puede alcanzar capas más profundas, hasta actuar sobre la musculatura.
En las primeras 48 horas desde que ha aparecido el dolor, debes poner hielo en la zona donde sientas la molestia. En cambio, para calmar inflamaciones producidas días atrás y mejorar la rigidez muscular, se utiliza calor. Una bolsa de agua caliente o una esterilla eléctrica serán suficientes para suavizar la contractura.
Otra forma de actuar es presionando sobre la contractura. Esta presión inhibe también las terminaciones nerviosas que captan y transmiten los estímulos dolorosos. Palpa con los dedos la zona hasta localizar el punto concreto en el que notes el dolor. Una vez localizado el punto, presiona hasta sentir una sensación de dolor que sea soportable y mantén esa presión hasta que el dolor desaparezca.
Debes saber que seguir un estilo saludable te evitará tensión y contracturas. La respiración profunda y los ejercicios que se practican en disciplinas como el yoga y el pilates son ideales para rebajar los niveles de estrés y tensión de la vida diaria. Además te ayudarán a entrar en contacto con tu cuerpo y ser más consciente de las tensiones corporales.