En todo lo que se refiere a la cocina debemos estar muy atentos, ya que una mala higiene o el mal estado de algún alimento puede provocar algún problema de salud. A veces es evidente cuando no debemos comer un alimento, pero otras podemos dudar, por lo que será de gran utilidad conocer algunas señales que harán saltar las alarmas.
En el caso de los pescados, uno de los alimentos más peligrosos si se ingiere en mal estado, es de gran importancia vigilar la fecha de caducidad. Tal y como recuerdan desde el blog de MAPFRE (@MAPFRE.ES), el olor, el aspecto y la textura serán otros indicadores que nos harán saber si deberemos desecharlos o no.
En primer lugar, el olor será un buen indicador del estado del pescado. Si se encuentra en malas condiciones, emitirá un olor fuerte y desagradable, como amoniaco, muy diferente al olor salino y penetrante del fresco. Pero si no estamos seguros de si el olor es bueno o no, podremos fijarnos en otros indicadores, como el color y el brillo.
En este caso, si el pescado se encuentra en mal estado, el color de los bordes se habrá atenuado, tiñendo hacia tonos más marrones, amarillos o grisáceos. Si, además, las branquias se han decolorado, están pegadas entre sí y han perdido el brillo, nuestras sospechas se habrán confirmado.
La textura puede ser otro indicador, ya que si el pescado está malo, la carne habrá perdido su elasticidad natural, dejando de ser tersa y compacta. La carne puede aparecer flácida, las vísceras hinchadas y los ojos del pez hundidos o decolorados, en ese caso, no deberemos comer ese alimento.
Cómo reconocer el pescado fresco
Del mismo modo, hay una serie de indicadores que podremos identificar para saber si un pescado es fresco o no. Así, desde la pescadería online Fresco y del Mar, señalan algunos que deberemos recordar:
La piel tiene un color vivo.
Presenta un olor salino y penetrante que, aunque puede llegar a oler mal, no es desagradable.
Los ojos del pescado están abultados, y la pupila es negra y brillante.
La carne del pescado es dura, elástica y compacta.
Las agallas tienen un color rojo o rosa intenso, y presentan un aspecto limpio y brillante.
Las escamas están adheridas al cuerpo.
Para evitar desperdiciar comida, hay algunos métodos que podemos adoptar para conseguir que el pescado no se ponga malo. El primero y más sencillo es cocinarlo y comerlo poco después de haberlo comprado. En caso de no poder hacerlo, lo más recomendable es congelar la pieza, así conseguiremos conservar todas sus propiedades.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.