El verano es una época ideal para relajarse y desconectar del ajetreado ritmo del día a día. Sin embargo, cuando llegan las ansiadas vacaciones, muchas personas sienten la necesidad de llenar ese tiempo de descanso con cientos de actividades que acaban por convertirse en “obligaciones”, lo que les impide relajarse y les genera un estado de estrés continuo.
En los veranos de antes, teníamos la sensación de que el tiempo se dilataba y los días cundían. Las familias solían acudir al pueblo de siempre, y pasaban allí el tiempo que podían, disfrutando de la compañía de los abuelos, tíos y primos, del encuentro con los amigos, de las actividades al aire libre, las buenas comidas, lecturas a la sombra de un pino… El goce del dolce far niente. Sin embargo, hoy en día sentimos vértigo ante el espacio vacío y empezamos a llenar nuestra agenda de viajes y actividades que nos hacen ir de aeropuerto en aeropuerto, de hotel en hotel… Y de repente nos encontramos en lugares abarrotados de gente, víctimas de un estilo de turismo masivo que nos hace girar y girar en una rueda que no tiene fin. Y aparece el estrés…
El estrés es una respuesta adaptativa que surge cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles que requiere de la activación de más recursos y un esfuerzo elevado para poder gestionarlas. Se trata de un proceso de activación natural que, a nivel biológico, es totalmente necesario para poder adaptarnos a este tipo de situaciones, pero en el caso de que el estado de activación sea muy intenso y prolongue en el tiempo, puede provocarnos consecuencias muy negativas a todos los niveles: físico, cognitivo y emocional. Es cuando sentimos que la situación nos supera… En este caso, que el verano se nos echa encima, y entramos en un estado de fatiga, nervios y malestar.
A continuación ofrecemos algunos consejos para ayudar a prevenir el estrés durante las vacaciones de verano:
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Daros permiso para descansar por unos días, gestionando adecuadamente el tiempo y no sobrecargándolo de actividades.
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Hacer ejercicio suave a las horas que no apriete mucho el sol, como caminar por la playa, ir en bici, hacer pequeñas excursiones por la montaña…
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Llevad una alimentación equilibrada para facilitar la digestión y no sentiros pesados.
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Aprovechar para disfrutar de aquellos hobbies que no podéis permitiros en otras épocas del año por falta de tiempo, como la lectura de un buen libro.
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Dedicar tiempo a aquello que os guste hacer, y aprender a desconectar del reloj.
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Aprovechar para quedar con vuestros amigos y disfrutar de buena compañía.
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Disminuir el uso de teléfonos móviles, tablets… Probad con una dieta Movil-free, que potencie vuestra vida off-line.
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Practicar alguna técnica de relajación que os haga sentir en equilibrio. Probad con la meditación a la salida del sol.
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