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Tras dos años de pandemia de Covid-19, la sensación de cansancio es general, a lo que hay que añadir que todavía no está claro qué va a pasar ni cuándo va a terminar todo esto.
En este sentido, el psicólogo de la Clínica López Ibor de Madrid Pedro Neira explicaba a Infosalus que, previamente a la fatiga pandémica, hemos vivido lo que se conoce como síndrome de la cabaña, fenómenos de irritabilidad, desasosiego, impotencia, frustración, o bien una sensación de no estar al 100% en lo que hacemos, de hacer cosas a la mitad, y que nace mucho de los procesos de aislamiento que hemos vivido.
"Parece que todo empieza aquí, en un aislamiento muy grande, después de una reacción social ante un evento muy peligroso y sobre el que no hay mucha información. Este síndrome de la cabaña fue un primer golpe, y después aparece ya la fatiga pandémica, un término subclínico. No es un trastorno, ni es una problemática que podamos diagnosticar, sino que la fatiga pandémica es la denominación de un cuadro de síntomas que no entran dentro de un diagnóstico de enfermedad mental", agrega.
Es más, subraya que se trata de una "sensación de agotamiento" que aparece de forma gradual en el tiempo ante esta adversidad que mantenemos y que no está resuelta, y que en ocasiones nos puede llevar a conductas de mucha indignación, de desesperanza con lo que estamos haciendo, o bien a seguir conductas de riesgo a veces, como el consumo de sustancias y un montón de cuestiones más, para evadir estas situaciones que sentimos como amenazantes.
Aclara que la fatiga pandémica no es una patología de salud mental, sino que responde a un grupo de síntomas adaptativos hacia esta situación que estamos viviendo. "Es bastante normal sentirlo porque todos hacemos duelo hacia la pérdida de rutinas, de trabajos, de relaciones familiares, hacia las pérdidas de salud, o de riesgo hacia nuestra salud, y frente a todo eso reaccionamos todos de alguna forma u otra, o simplemente por la pérdida de nuestra propia rutina o estilo de vida", agrega Neira.
El problema añadido de la incertidumbre
A esto contribuiría la incertidumbre, que nos cuesta mucho tolerarla. Explica el experto de Clínica López Ibor que esto es porque las emociones desagradables nos cuestan y, por ejemplo, cuando uno siente tristeza piensa que es lo peor que puede sentir, y de igual forma sucede con la incertidumbre. "Debemos aprender a gestionarla y no estamos muy acostumbrados a la incertidumbre, y cuanto menos lo estamos menos herramientas tenemos para gestionarla porque menos nos hemos expuesto a ella", añade.
Por eso, prosigue Pedro Neira, se habla de tolerancia a la frustración y a la incertidumbre. "Parece un poco que el sistema de vida de ahora nos da todo de forma inmediata. Estamos acostumbrados a soluciones rápidas, sin llegar a procesos donde gestionar esa incertidumbre. Si necesito saber una información la tengo en el momento si me meto en Internet y no tengo que tolerar esa frustración de tener que esperar para obtener una respuesta de un experto a quien pregunto, por ejemplo", añade.
Entonces, aclara que actualmente estamos viviendo una etapa en la que tenemos que aprender a tolerar la frustración, porque hasta ahora no teníamos herramientas para ello, y dado que por el momento no hay certezas, se las pedimos al Gobierno o a los expertos, y tampoco las tienen, y persiste esa incertidumbre.
Síntomas de fatiga pandémica
Sobre los síntomas de la fatiga pandémica concretos señala que son muy parecidos a los mencionados anteriormente: apatía, irritabilidad, desasosiego, impotencia, frustración, sensación de no estar en el sitio, o ansiedad. ¿Qué hacer con ello? Sostiene el psicólogo de Clínica López Ibor que una de las cosas más importantes que podemos hacer frente a esta fatiga pandémica es aceptar que es reacción muy adaptativa y hacia una determinada situación.
Recomienda tener en cuenta que sí puede derivar en problemas psicológicos, de ansiedad, de estado de ánimo, de estrés postraumático, si bien afirma que esto no es lo habitual: "Lo normal es que tengamos una reacción emocional ante una situación de esta grandísima incertidumbre y quizá lo mejor que podemos hacer es no verlo como algo patológico, si no permitirnos sentirlo y comunicarlo".
Debemos consultar con un experto, según prosigue el especialista, cuando esta fatiga pandémica deja de convertirse en algo adaptativo para empezar a ser algo que no deja funcionar en nuestra vida cotidiana.
"Siempre hay que fijarse si afecta a nuestra funcionalidad o no, y cómo funcionamos con el entorno. Si no hay afección en ello, lo más probable es que estamos viviendo algo desagradable pero muy justificado con la situación. Eso sí, lo peor que podemos hacer es juzgarlo tanto en nosotros como en los demás. Esto también se ha hecho mucho, estamos juzgando mucho las emociones y al final esto crea más malestar que la propia reacción adaptativa e igual con los demás, juzgamos todo y esto es un malestar que va aumentando y no nos permite funcionar con la vida", advierte el psicólogo.
Los 5 consejos imprescindibles
Con ello, y aparte de aceptar la situación como ha mencionado antes, Pedro Neira aporta los siguientes consejos para sobrellevar esta fatiga pandémica:
- Ver cómo estamos interpretando la situación, nuestras propias emociones. Si lo interpreto como una amenaza, si hago juicios constantes, sí que hay que intentar cambiar esa interpretación hacia algo que no solo me pasa a mi sino que nos está ocurriendo a todos y que de alguna forma es normal sentirse así, de una manera un poco más desagradable.
- Establecer rutinas y lo que nos ha quitado mucho la Covid son rutinas que nos generan bienestar.
- Fijar momentos que nos den disfrute, pese a que sean cosas cotidianas. Vamos en automático mucho y estamos intentando sobrevivir, y hay que intentar hacerlo y vivir las cosas que tengamos y podamos. No centrarnos tanto en lo que no podemos hacer.
- Romper el aislamiento, dentro de las normas.
- No patologizar las reacciones emocionales que hay hacia la situación social que estamos viviendo.