El otoño es la mejor época para la recolección de setas, ya que es cuando el calor se va y comienzan las lluvias. Para aquellos que ya tienen todo preparado para salir al monte a recogerlas, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha recordado algunos consejos básicos que debemos tener en cuenta cuando llevemos a cabo esta práctica.
"Con la llegada del otoño comienza la temporada de setas. Sigue estos consejos para una recolección y un autoconsumo seguro", escribían en sus redes sociales, ofreciendo una lista con lo que nunca debemos hacer y otras acciones que, en cambio, sí son recomendables.
Y es que no solo hay que tener cuidado durante la recolección para identificar correctamente las setas, también durante su preparación y consumo, incluso después si presentamos síntomas que puedan asociarse a una intoxicación. Si ocurre, lo que debemos hacer es llamar o acudir a urgencias lo antes posible, avisan.
"Todos los años se producen intoxicaciones por el consumo de setas silvestres tóxicas", aseguran en su página web, recomendando a aquellas personas que no sean expertas en la materia "ir acompañado de expertos o pedir asesoramiento antes de su consumo", y siempre evitar las creencias populares, "porque ninguna de ellas es fiable para diferenciar una seta tóxica de una comestible".
¿Qué hacer y qué no?
Entre las cosas que nunca debemos hacer es seguir creencias populares o criterios de personas inexpertas para identificar las setas. "Tampoco te fíes solo de una fotografía", advierten.
Del mismo modo, no es recomendable recolectar ni aceptar setas de nadie, sobre todo "si no tienes la seguridad de que son comestibles". Y "no las recojas cerca de zonas que pueden estar contaminadas, como ciudades y sus entornos, cunetas de carreteras, áreas agrícolas o industriales, etc.", añaden.
Por su parte, aconsejan "limpiarlas con un cepillo, paño húmedo o el borde de la navaja y depositarlas en cestas de mimbre y otros contenedores con agujeros".
Otra buena práctica en lo que se refiere a las setas silvestres, en este caso a la hora de consumirlas, es "revisarlas una a una para asegurarte de que no haya ningún ejemplar tóxico y vuelve a limpiarlas".
Por último, destacan la importancia de no comerlas crudas, ya que "pueden ser indigestas o pueden ser especies comestibles solo cuando se cocinan y pierden su toxicidad".