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La salmonelosis es una intoxicación que se puede sufrir en cualquier momento del año, pero especialmente en verano. La OMS cifra los afectados por esta enfermedad en 550 millones de personas. Aunque en la mayoría de los casos provoca síntomas leves y los pacientes se recuperan rápidamente, deben tener especial cuidado los niños y las personas mayores, por la deshidratación que puede causar, lo que en algunos casos deriva en complicaciones más difíciles de abordar.
La salmonelosis procede de la salmonella, una bacteria que está presente en el intestino y las heces de muchos animales y que se transmite al consumir alimentos en mal estado o poco higiénicos. Por este motivo, para prevenirla, hay que extremar las medidas de higiene cuando estemos en la cocina, especialmente con los productos procedentes de ave y sobre todo los huevos.
Por esta razón, la OCU, gracias a la información del Instituto del Huevo, ha elaborado un decálogo de consejos para que un ejemplar en mal estado no nos arruine las vacaciones ni nos haga sufrir una grave deshidratación en plena ola de calor.
1. Chequea la procedencia
La OCU recomienda que cuando vayamos a comprar huevos, nos aseguremos de que la cáscara está limpia y que procede de una granja autorizada, lo que sabremos de un vistazo si lleva en su superficie un código impreso.
2. Fecha de consumo preferente
Aunque esta fecha no sea la misma que la fecha de caducidad, conviene hacer caso y no sobrepasarla. Para encontrarla, tenemos que ir al envase del huevo, ya que no es obligatoria en la cáscara.
3. De la compra al frigorífico
Cuando llegues a casa, guárdalos inmediatamente en la nevera. No los laves antes, ya que, de haber alguna bacteria, el agua podría diseminarla hacia otros alimentos del frigorífico.
En todo caso, la OCU recomienda lavarlos justo antes de utilizarlos.
4. Cuidado al abrirlo
Es importante evitar que la cáscara toque el contenido interno del huevo, ya que de estar infectada, la pasaríamos directamente al alimento. Por esta razón, el Instituto recomienda no cascar el huevo en el borde del recipiente sobre el que vayamos a cocinar.
5. No uses la cáscara de recipiente
Siguiendo el consejo anterior, es recomendable no utilizar la cáscara para separar la yema del huevo, valiéndonos mejor de un utensilio.
6. Evita la temperatura ambiente
No conviene dejar el huevo, ya sea crudo o cocinado, a temperatura ambiente. Si debemos esperar antes de emplear el huevo en una receta o ya tenemos la tortilla lista, la mejor opción es dejarlo en el refrigerador y sacarlo únicamente cuando le vayamos a dar uso.
7. Cuajar la tortilla
La OCU también aconseja “cuajar bien las tortillas y mantenerlas en refrigeración hasta su consumo, si no es inmediato”.
8. Ojo con la mayonesa
Esta deliciosa salsa se puede convertir en una pesadilla si no la preparamos adecuadamente. Desde la OCU recomiendan que le añadamos a su preparación un poco de vinagre o limón (dado su efecto desinfectante) y una vez lista la conservemos en el frigorífico.
9. Otros productos de frigorífico
En general, todo lo que lleve huevo debe conservarse en el refrigerador: salsas, natillas, pasteles, etc.
Si ha pasado varias horas fuera o lleva más de un día en el refrigerador, la probabilidad de salmonelosis es mucho mayor.
10. Cuidado con la contaminación cruzada
Evita la contaminación cruzada: no pongas en contacto alimentos crudos, o poco cocinados, con alimentos listos para comer.