Teresa Rey
Consejos
El divorcio en la edad madura: cómo afrontarlo y no temer a la soledad
Hace unos años el divorcio en parejas mayores apenas se producía, pero ahora sí es más común
Los últimos datos del lnstituto Nacional de Estadística reflejan que durante el año 2017 en España se produjeron un total de 97.960 divorcios, y de estos la franja más numerosa aconteció en aquellos matrimonios de 10 y más años, donde se alcanzó la cifra de 63.542. Por lo tanto, la mayoría de las separaciones conyugales se producen tras un largo periodo de convivencia y muchos de ellos acontecen en la edad madura. El mayor pico se produce en las parejas cuyos cónyuges tienen entre 40 y 49 años (25.630), seguido de las edades comprendidas entre 50 y 59 años (16.644).
Nido vacío y soledad
Hace un tiempo el divorcio a partir de ciertas edades no era tan común, sin embargo cada vez es más habitual y supone un proceso complicado, multicausal y en el que los miembros de la pareja se enfrentan en ocasiones con miedo a la soledad, explican los expertos.
Afrontar una separación de estas características no es algo sencillo de asumir a cualquier edad. Algunos psicólogos apuntan que en las edades maduras esta situación puede producirse en parte por el síndrome del nido vacío. Esto sucede cuando los hijos abandonan el hogar familiar, se independizan y de nuevo solo queda la pareja. Pero esta se ha centrado tanto en el cuidado de sus descendientes que no se ha preocupado de la vida conyugal y es cuando empiezan a surgir los problemas.
Uno de los principales problemas de un divorcio en la edad madura es el temor que suele presentarse ante el hecho de afrontar el resto de la vida en soledad. Estas separaciones se producen tras muchos años de convivencia lo que implica un camino de aceptación aún más doloroso. Igualmente algunas personas mayores se sienten más desmotivadas al cumplir años por lo que si a su vez han de pasar por este duelo, pueden pasar por una etapa muy complicada.
Consejos
Aunque es complejo encarar una situación de divorcio, los psicólogos aconsejan que intentemos ir asimilando nuestra circunstancia poco a poco, pero que si nos vemos incapaces acudamos a un profesional.
En un primer momento, podemos buscar en amigos ese apoyo emocional tan necesario en estos momentos para que nos ayuden a sobrellevar este periodo de crisis. Tienen que ser personas que sepamos que están dispuestas a escuchar y a darnos un empujón emocional, que sean positivas y con las que tengamos confianza.
Hay que partir de que una ruptura de esta índole no debe verse como un fracaso personal. Son varios los hechos que la han provocado y no hay que sentirse culpable, pues a veces la vida en común no es posible. Es algo que tendremos que ir aprendiendo con calma.
En la medida de lo posible, podemos realizar alguna actividad social que nos entretenga, que nos permita ampliar el círculo de amistades y que nos ayude a ir aceptando la nueva condición.