Verónica Mollejo
Consejos
No es miel todo lo que consumes: consejos para detectar la auténtica
En 2018 saltó a la opinión pública un caso de fraude que afectaba a este alimento de gran consumo
¿Sabías que la miel es el tercer alimento más adulterado del mundo? Este fue el resultado de un estudio publicado en 2013 por la revista científica Journal of Food Science, que hacía referencia a los siete productos que más posibilidades tenían de ser objeto de fraude. El aceite de oliva, la leche, el azafrán, el zumo de naranja, el café y el zumo de manzana completaban la lista, abriendo los ojos a los consumidores que normalmente los incluyen en su lista de la compra.
En el caso de la miel, el problema saltó a la opinión pública años más tarde, más concretamente en 2018, cuando la Unión Europea reveló que el 20% de las mieles importadas son fraudulentas y que no cumplen los estándares de calidad exigidos por las autoridades. La mezcla de miel original con otro tipo de siropes o la venta de miel falsificada son los dos engaños más frecuentes, según dicho informe.
Con el objetivo de solucionar esta farsa y evitar que los consumidores se vean afectados, el Parlamento Europeo diseñó algunas medidas como "incrementar la financiación de los programas nacionales apícolas y medidas para proteger las razas de abejas locales y regionales. [...] La necesidad de prohibir los pesticidas dañinos, aumentar la investigación y fomentar los programas de reproducción para mejorar la salud de estos insectos", tal y como recoge la Organización de Consumidores y Usuarios (@consumidores).
No obstante, aquellos que incluyen este alimento en su dieta habitual también pueden aprender a identificar si el producto que compran es auténtico o, por el contrario, se trata de una falsificación. Bajo esta premisa, ¿cuáles son las pautas que podemos seguir para conseguirlo?
La prueba de la cristalización
Para comprobar que has adquirido un producto 100% purp, puedes recurrir a la prueba de la cristalización. ¿En qué consiste? Para aquellos que todavía no lo sepan, este es un proceso natural de la miel que se produce cuando alcanza temperaturas inferiores a los 25ºC, debido a su alto contenido en azúcares. Por eso, debemos introducir el alimento en el frigorífico, dejarlo que repose durante varias horas y después observar si se ha solidificado. Si es así, es que se trata de un producto auténtico.
En cambio, si mantiene su textura viscosa, ten por seguro que lo que has comprado un ejemplar adulterado.
Olvídate de la fecha de caducidad
A pesar de la creencia popular, la miel de abeja pura nunca caduca. Esto se debe a su bajo contenido en agua, su elevado aporte de azúcares, su acidez y la presencia de compuestos antimicrobianos, elementos que dificultan sobre manera el crecimiento de esos microorganismos que perjudican su vida útil.
Por lo tanto, si la que has comprado incluye fecha de caducidad en el envase, lo mejor es que desconfíes de ella, pues significa que no es auténtica. Como mucho, algunos ejemplares pueden llevar fecha de consumo preferente, que implica un periodo de tiempo mucho más extenso e indica una posible pérdida de propiedades organolépticas (sabor, olor, color, textura...), algo que sí puede producirse.
¿De dónde procede?
Tal y como recomiendan desde la OCU, también es imprescindible fijarse en el origen del producto. Así, aquellas que indiquen que proceden de dentro y fuera de la Unión Europea corren mayor riesgo de ser un fraude. Recuerda que es habitual que estas falsificaciones estén elaboradas con miel auténtica mezclada con otro tipo de siropes que las hacen mucho más económicas. Por lo tanto, mirar la etiqueta antes de incluirla en la cesta de la compra se vuelve aún más esencial.
"Si quieres estar seguro del origen de la miel que vas a consumir, lo más fiable son las mieles con DOP o con IGP (sellos vinculados a un origen protegido). En España tenemos 5: 4 Denominaciones de Origen Protegida: DOP Miel de Granada, DOP Miel de La Alcarria, DOP Miel de Tenerife y DOP Miel de Villuercas-Ibores, y 1 Indicación Geográfica Protegida: IGP Miel de Galicia", enumeran desde la OCU.
Del mismo modo, existen sellos de calidad autonómicos que también nos ayudan con esta tarea de identificación y que garantizan el origen del producto.
Trucos caseros
Además de las pruebas 'oficiales' para comprobar si la miel que has comprado es 100% auténtica, puedes llevar a cabo algunos trucos caseros que confirmen o no tus sospechas. En primer lugar, puedes recurrir al vinagre, un ingrediente natural que puede desenmascarar cualquier falsificación. ¿Cómo? Si pones una gotas de vinagre sobre una cucharada de este alimento y esta forma espuma, significa que estará adulterada.
Otro truco muy sencillo solo requiere un vaso de agua. Vierte una cucharada de miel en este recipiente, si el producto cae hasta el fondo del vaso, será auténtico pues es mucho más densa que su falsificación. Por último, coge un trozo de papel absorbente y derrama una gotita de miel en la superficie, si esta tarda unos segundos en desaparecer, habrás dado con el producto correcto. Y es que la adulterada, al ser más líquida, traspasará más rápido el papel.