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Aunque la mayoría utilicemos un protector solar en verano, muchas veces desconocemos cada cuánto tiempo debemos renovarlo, cuánta cantidad aplicar y otros muchos factores importantes para sacarle el máximo rendimiento y proteger nuestra piel.
Te aclaramos esta y otras dudas para que puedas disfrutar del verano sin quemaduras.
Para qué sirve la crema solar
La crema solar es mucho más que un protector de la piel a corto plazo. Su uso continuado –sí, también en invierno, en las zonas expuestas al sol– previene contra el envejecimiento prematuro y contra enfermedades de la piel como hiperpigmentación, rosácea, melasma e incluso cáncer de piel.
Aunque tras una quemadura solar pueda parecer que la piel se recupera, lo cierto es que se trata de un órgano con memoria celular, lo que significa que, sus efectos, se pueden manifestar décadas más tarde.
Cómo y cuánto aplicar
Es importante recordar que es necesario aplicar la crema de forma abundante, sin escatimar ni derrochar. En concreto, desde la OCU recomiendan usar unos 35 ml cada vez que nos apliquemos crema solar, lo que en total serían unas 5 o 6 cucharaditas, teniendo en cuenta que necesitaríamos 1 cucharadita para la cara, otra para los brazos, 2 para las piernas, y otras 2 para la espalda.
Debemos aplicarla en todas las zonas que vayan a estar expuestas al sol, aquellas que no estén cubiertas por ropa o el bañador.
Cuándo renovar
El índice UV, presente en la información meteorológica que da AEMET, mide el riesgo de la radiación solar sobre nuestra piel, en una escala que va del 0 al +11. Según Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, de 0 a 2 el riesgo es bajo, de 2 a 5 moderado y a partir de ahí el riesgo es bastante elevado.
Aunque el tipo de protector solar y el tiempo de duración varía según los rayos UV y el tipo de piel, en el caso de someternos a una exposición directa con UV moderado, la reaplicación no debe sobrepasar los 60 minutos, mientras que con riesgo alto la reaplicación disminuye hasta los 30 minutos.
La hora más peligrosa
Los rayos UV son el factor más importante a la hora de establecer nuestra rutina de protección solar. Si la radiación es elevada, deberemos disminuir el tiempo entre aplicación y aplicación.
Además, dentro del día existen horas de mayor incidencia, aquellas en las que el sol tiene el ángulo solar más alto, que son entre las 12 y las 14 horas. Esto significa que las horas próximas también son de alto riesgo: las 10-11 de la mañana y las 15-16 de la tarde.