Carlos Losada
Consejos
¿Qué sistema elegir para calentarte si eres una persona mayor?
Hay varias opciones de calefacción y encontrar la más adecuada depende de tus necesidades
Llega el invierno, la bajada de temperaturas y ese frío que se cuela hasta el tuétano. Es probable que en tu casa ya cuentes con un sistema de calefacción, pero también puede ser que te estés planteando si es el más adecuado o el que mejor le viene a tus necesidades: radiadores y caldera, bomba de calor, pequeños calefactores…
Múltiples factores
Asegurar que un método es mejor que otro resulta muy aventurado, pues son diversas las circunstancias que se deben tener en cuenta. Así, no es lo mismo una casa situada en Molina de Aragón que otra en el Puerto de Santa María. El clima y las temperaturas invernales importan mucho.
De igual modo, no es lo mismo calentar un hogar pequeño que uno grande. E incluso hay que tener en cuenta que aunque sea de amplias dimensiones, si solo sueles utilizar una o dos habitaciones quizás optes por una opción diferente a si quieres que en todas las estancias haya la misma temperatura.
A todo esto hay que añadir los factores personales y de salud. Por ejemplo, existen sistemas que resecan el ambiente más que otros, lo que te puede perjudicar (o incluso mejorar). Por lo tanto, lo mejor será que leas las ventajas e inconvenientes de los métodos de calefacción más habituales.
Radiadores y caldera de gas
Es el método de calefacción más habitual en los hogares. Una caldera calienta el agua que se distribuye por los radiadores eléctricos que pueblan la casa. Suele ser el más aconsejable de utilizar si lo que buscas es que todas las estancias puedan tener la misma calidez.
Otra ventaja que aporta es que resulta bastante eficiente (energéticamente hablando) cuando el clima es frío, aunque en este punto el modo de utilizar y regular la temperatura influirá mucho en la factura que tendrás que pagar al finalizar el mes. De hecho, si cuentas con un termostato inteligente, te permitirá regular el calor en todo momento, evitando así cualquier tipo de derroche eléctrico innecesario.
Finalmente, resulta recomendable porque no es de los que resecan el ambiente, lo que beneficia al aparato respiratorio de los habitantes de la casa.
Calefactores eléctricos de bajo consumo
Este tipo de aparatos resultan ideales para las habitaciones más pequeñas porque son capaces de calentarlas en poco tiempo sin necesidad de gastar mucha electricidad. Sin embargo, no es recomendable plantearse calentar toda una casa con varios de ellos por tres razones: la primera es que un uso continuado al final termina disparando el consumo; la segunda es porque no están preparados para estar funcionando todo el tiempo (como sí es el caso de los radiadores anteriormente citados); y la tercera es porque el calor se disipa mucho más rápido.
Sin embargo, son una opción perfecta para calentar una estancia como el cuarto de baño cuando te vayas a duchar o a bañar. De ese modo no tendrás que dar la calefacción general y podrás estar en un ambiente cálido. Son, por lo tanto, perfectos para combinarlos con otros métodos o para climas como el de las Islas Canarias, donde muchos hogares carecen de calefacción porque no es necesaria.
Bomba de calor
Este es un sistema de calefacción que se basa en la refrigeración reversible, de modo que es capaz de aprovechar la energía ambiente para generar calor. Hablamos de un sistema muy eficiente que es capaz de generar bastante calor con poco gasto energético. De hecho, entre sus ventajas encontramos precisamente que no gasta gas, sino que solo tira de electricidad, y que es capaz de calentar una habitación muy rápidamente. A esto hay sumarle la posibilidad de enfriar en verano (al ser el aparato de aire acondicionado, tiene ambas funciones).
Y como convenientes nos encontramos con que el calor que da no es constante, de modo que hay variaciones de temperatura y el riesgo continuo de que la calidez se disipe, especialmente en las estancias de mayor tamaño. Asimismo, tiende a resecar más el ambiente, con lo que si vives en una zona seca, puede provocar que lo notes al respirar.
Suelo radiante
Uno de los métodos de calefacción más eficientes que hay en la actualidad es el del suelo radiante, aunque también es uno de los más costosos a la hora de instalarlo (y no todos los suelos están preparados para ello). Esta opción -cuya versión original ya la idearon los romanos en época imperial- garantiza el confort y el ahorro económico a largo plazo. Además, resulta más ecológico que otros métodos que necesitan calentar más el agua para caldear el ambiente (en este caso basta con una temperatura entre 30ºC y 35ºC). Otras ventajas es que se ahorra espacio, pues el calor emana del mismo suelo y no son necesarios aparatos. Además, al irradiarse desde abajo, el calor recorre toda la estancia.
En cuanto a sus inconvenientes cabe señalar el citado mayor coste de instalación, que supondrá una barrera para muchos usuarios, que no es compatible con cualquier tipo de suelo y que su utilización resulta eficiente y eficaz cuando se va a utilizar de modo continuo, es decir, en climas donde el frío sea muy habitual en los meses de otoño e invierno.