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Apunta estas recomendaciones para revivir una planta seca

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Jueves 12 de marzo de 2020

6 minutos

El primer paso que debes dar es quitar con cuidado aquellas hojas, flores y ramas que se han secado

Apunta estas recomendaciones para revivir una planta seca
Teresa Rey

Foto: Bigstock

Jueves 12 de marzo de 2020

6 minutos

Puede que tras la vuelta de un viaje o de unas vacaciones nos hayamos encontrado con alguna de nuestras plantas marchita. Sin embargo, aunque nos podamos disgustar, como es natural, no tenemos que darlo todo por perdido. Solo tendremos que poner en marcha una serie de medidas y probablemente la recuperaremos.

Quita las hojas secas y haz comprobaciones

El primer paso que debes dar es quitar con cuidado aquellas hojas, flores y ramas que se han secado o que se muestren mustias. Es posible que se haya secado gran parte de ella y tengas que realizar una poda muy exhaustiva, pero es irrelevante si tu deseo verdadero es recuperar la planta, ya que la partes secas carecen de vida y no va a servir de nada que permanezcan en esta.

Debes igualmente verificar si no hay ninguna plaga que la ha atacado, a veces la consecuencia de este deterioro se debe a la presencia de algún bicho indeseado. Si es así las hojas que aún se mantengan bien tienen que recibir un tratamiento. Para ello tienes que pasar un trapo húmedo por las zonas dañadas y así arrastrar los restos de los pequeños insectos que puedan quedar. Después deberás aplicar un producto específico en función de la plaga que tenga.

A veces ocurre que el marchitamiento se produce por un exceso de humedad, ya que hay un hongo que en estas circunstancias ataca las raíces provocando que las hojas se amarilleen y que finalmente acaben secándose. Por lo que primero, deberás hacer todas estas comprobaciones y adoptar soluciones antes de proceder a realizar ninguna otra medida.

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Raíces en agua templada

A continuación vas a extraer la planta con todas sus raíces y un poco de tierra sobre ellas con el objeto de protegerla. La tienes que colocar sobre un recipiente de agua templada durante unos diez minutos. El que el agua esté tibia es positivo porque esta penetra mejor en las raíces que la fría. Después, sácala con mucho cuidado y colócala sobre un plato para escurrirla y eliminar el exceso de agua.

Como opción puedes recubrirla con una bolsa de plástico, creando una especie de efecto invernadero que lo que aporta es más hidratación a la planta. Es decir, contribuye a crear un ambiente más húmedo. Con un par de horas bajo esta protección puedes conseguir resultados positivos, aunque si la planta estaba muy seca es probable que necesite más tiempo. Tendrás que estar pendiente de su evolución.

Nueva ubicación

Ahora tendrás que reubicarla en un tiesto, pero esta vez tiene que ser uno más grande que en el que estaba. De esta manera, las raíces disponen de más espacio donde agarrarse y crecer más cómodamente. Al mismo tiempo puedes aprovechar para sanear la tierra y echar algún fertilizante o abono. Una vez que la hayas replantado rocía con un poco de agua las hojas que aún perduran y deja la maceta en una zona donde haya luz, pero en la que no incidan los rayos solares directamente.

Si las hojas se han quemado por el sol deberás quitar la planta de dónde la tenías situada. Para devolverle su esplendor tendrás que trasladarla a un lugar donde les dé la sombra, más fresco y donde puedas hidratarlas con pulverizadores. Cuando veas que tengan mejor tono puedes ponerla de nuevo al sol, pero de forma gradual. Por ejemplo dos horas los quince día primeros, y luego ir duplicando el tiempo. Si aprecias que los rayos solares siguen quemando las hojas, tendrás que mirar la manera de limitar las horas de exposición solar.

Una vez que hayas hecho todo este proceso de saneamiento tienes que observar si el rincón donde tenías situada la planta es el mejor para ella. Si es una planta de interior no tiene que darle el sol directamente, basta con que la coloques es una parte de casa que esté iluminada de forma natural, pero sin que los rayos del sol incidan directamente, y si lo hacen que sea durante un breve lapso de tiempo.

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Vigila el riego

De la misma manera, deberemos plantearnos si la estamos regando de forma adecuada. Tal vez necesita más cantidad del líquido para verse más vigorosa. Con este aspecto debemos ser cuidadosos porque podemos provocar el efecto contrario llegando a ahogar la planta. Si nos sucede esto, tendremos que hacer el proceso inverso que en el supuesto anterior. Es decir, extraer la planta de la maceta y envolver las raíces con un papel absorbente dejándola así durante un tiempo hasta que desaparezca toda la humedad que presenten. A continuación, tendremos que cortar aquellas raíces que estén mal o marrones y proceder a replantarla en una maceta diferente con la tierra saneada y libre de humedades, aparte de no regar durante unos días para ver cómo va evolucionando la planta.

En cualquier de los dos casos y una vez hayamos recuperado nuestras plantas, lo más importante a partir de ese momento es ir viendo cómo evolucionan y entender qué es lo que necesita cada una. Estos procedimientos solo resultan efectivos si los practicamos una vez, ya que normalmente si sufren daños similares de forma reiterada será mucho más improbable el recuperarlas.

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Teresa Rey

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