Victoria Herrero
Consejos
El felpudo de casa no es para siempre: ¿cada cuánto es recomendable cambiarlo?
Es recomendable aspirarlo semanalmente y dejar que se seque al aire cuando esté mojado
El felpudo es un objeto que sirve para algo más que para decorar la entrada de nuestra casa a modo de alfombra. Por eso, hoy descubriremos algunos datos curiosos en relación a este artículo doméstico: de qué están hechos, qué función realizan, cómo limpiarlos y, sobre todo, cuándo deben cambiarse. Y es que un felpudo no es para toda la vida.
¿Qué funciones tiene un felpudo?
Su función principal es limpiar nuestros zapatos antes de entrar en casa. Y es que con las suelas podemos arrastrar buena parte de la suciedad que se encuentra en la calle y que trasladaremos posteriormente al suelo impoluto de nuestro pasillo. Para que esto no ocurra, es recomendable frotar bien los pies en el felpudo, incluso en el de uso común que suele haber en muchos portales y entradas de edificios.
Además, otro de sus cometidos, especialmente reseñable en el caso de las personas mayores, es que en los días de lluvia seca las zapatillas y elimina el exceso de agua, evitando resbalones o caídas de lo más aparatosas cuando entramos en nuestro hogar.
¿Ha llegado ya la hora de limpiarlo?
Si nos paramos a pensar en las veces que pisamos esta alfombra exterior con nuestros zapatos, tendremos claro que cada cierto tiempo es preciso limpiarla. Y no digamos cambiarla por otra cuando no toca más remedio, es decir, cuando el felpudo está roto, demasiado sucio, no pega bien al suelo y no retiene la suciedad que muchas veces se acumula bajo los zapatos.
Hablamos de un hábito de higiene y limpieza que muchas veces pasamos por alto en las tareas de acondicionamiento y mantenimiento de una vivienda. Sin embargo, esto no sigue un protocolo único en todos los casos, sino que lo haremos cuando veamos que es ya necesario.
Pero antes de eso conviene que una vez por semana pasemos la aspiradora por el felpudo para mantenerlo perfecto, sobre todo si está hecho de fibras o elementos naturales y no de caucho y goma. Un proceso que podremos cambiar, sobre todo con estos últimos materiales, por un mantenimiento más a fondo. En esta ocasión, es bueno emplear un cepillo y agua caliente con amoniaco para frotar por si hay suciedad incrustada en la superficie del felpudo. El paso final es dejarlo secar al aire el tiempo que sea preciso.
También se pueden utilizar los posos de café que tengamos para echarlos por encima. Tras repasar con energía esta alfombra, ya solo queda limpiar los restos que puedan quedar en la superficie. Y si las manchas que observamos son de grasa, siempre podemos pulverizar antes algún producto para eliminar por completo esas adherencias.
Asimismo, siempre que podamos, es bueno que el felpudo se seque al aire o al sol, para ello lo colocaremos de forma vertical sobre algún tipo de soporte o tendedero. En el caso de que no lo hagamos, corremos el riesgo de que empiecen a proliferar en su interior todo tipo de hongos y observemos cómo van apareciendo restos de moho.
Es hora de comprar uno nuevo
Pero si aún así este objeto de la casa no recupera su lustro de antaño y ya es hora de comprar uno nuevo, existen una serie de consejos que debemos tener en cuenta antes de adquirirlo. Primero debemos pararnos a pensar en la ubicación del mismo: no es lo mismo si se pone en el rellano de un portal de vecinos que en el exterior de una casa unifamiliar, pues estará más expuesto a los factores climáticos. En este último caso, nos decantaremos por los felpudos hechos de goma o de PVC, que son más resistentes.
Y es que la elección de estos materiales vendrá acorde con el lugar donde se ubique el felpudo y con la utilidad que nos aportará en cada caso:
- De fibras naturales. Son los más usados, como los de coco, ya que absorben fácilmente la humedad, son resistentes y cumplen su misión a la hora de quitar de los zapatos el polvo o la gravilla que pueda tener incrustada.
- De fibras sintéticas. Son ideales para el exterior de una casa, se limpian con facilidad y tienen una base antideslizante para evitar caídas. Además, este tipo de modelos son los que aguantan mejor la incidencia del sol en los días más calurosos del año.
- De hierro fundido. En este caso, resultan más decorativos que útiles, aunque pueden ayudarnos si tenemos algo pegado en la parte inferior de los tacones y otros tipos de calzado.
Teniendo todas estas premisas claras y escogiendo el que resulte más adecuado para nuestro hogar, ya solo nos queda decidirnos por el modelo que más nos guste a nivel decorativo. Aquí las opciones son infinitas en cuanto al diseño, el color, la forma o el mensaje de bienvenida con el que recibamos a nuestros invitados.