Póliza de decesos: qué cubren o qué debes saber a la hora de escoger uno

Seguros de vida, de hogar o para el coche. A lo largo de nuestra vida contrataremos un sinfín de pólizas que se encargarán de cubrir abultados gastos en casos de fallecimiento de una persona, del incendio de un coche o del robo dentro de nuestra casa.

A esta lista de seguros podemos sumar uno más, el de decesos, que no es otro que aquel que se encarga de cubrir todos los gastos y trámites que se deben llevar a cabo cuando se produce la muerte de una persona. 

En esos momentos de dolor en los que no estamos para papeleo y burocracia varia, este tipo de seguros se encargan de todos esos aspectos legales y funcionales a la hora de organizar el funeral de una persona, contratar un servicio de velatorio, la elección del ataúd o la celebración de servicios religiosos a modo de homenaje y recuerdo al fallecido. 

La letra pequeña siempre debe leerse

Si te interesa contratar este tipo de seguros (siempre y cuando no tengas un seguro de vida que también te incluya la parte relativa a los fallecimientos) para tener bien atado todo lo necesario con el fallecimiento de una persona, ten en cuenta antes de firmar lo que se incluiría en tu póliza. Pregunta también cuáles serían tus obligaciones y derechos a la hora de suscribir este acuerdo con la aseguradora:

• Fíjate en los precios de cada tipo de póliza que te puedan ofrecer y los servicios que se incluyen por ese coste. 
• Puedes contratar este seguro de decesos de forma individual para cuando sea tu fallecimiento o bien incluir a todos los integrantes de la familia. 
• Ten muy presente las coberturas básicas que puedes escoger, así como los extras que puedes añadir: desde el servicio de incineración, pasando por los gastos del alquiler de una sala en un tanatorio, misas que se celebren, asistencia jurídica (para resolver todo lo relativo a herencias, pensiones de viudedad o de orfandad...) o incluso la tramitación de la baja de esa persona en registros civiles, ayuntamientos o ciertos documentos relacionados con su casa.
• A la hora de suscribir un seguro de decesos es bueno que sepas que puedes elegir el cementerio donde quieres ser enterrado. De esta manera, tu póliza puede cubrir todos los gastos relativos a traslados nacionales o internacionales si fuese necesario. 
• Debes saber que, aunque no sea necesario aportar un reconocimiento médico, sí que es cierto que es común que las compañías pidan previamente un certificado oficial donde se compruebe cómo está tu estado de salud.

Una vez estés de acuerdo con todo lo que incluye tu seguro de decesos, debes decidir si quieres pagar esa prima de contratación de una sola vez al firmar el acuerdo (una práctica muy habitual cuando el firmante es una persona mayor de 60 años) o bien que el pago se haga anualmente según el importe acordado año tras año. En este caso, el seguro se va renovando cada 12 meses si ambas partes siguen de acuerdo con los requisitos firmados al principio de su relación.

¿Y si el fallecimiento es en el extranjero?

Fíjate bien en los servicios que ofrecen estos seguros de decesos, pero en la mayoría de las ocasiones se incluye la posibilidad de trasladar tus restos mortales si, desgraciadamente, tu fallecimiento se produce a miles de kilómetros de tu ciudad. Y es que si mueres fuera de España y no tienes una cobertura que cubra esos trámites entre países, te puede salir muy caro.

Solo en los casos de extrema necesidad, cuando el fallecido o los familiares no pueden hacerse cargo de esos elevados gastos, el Estado cuenta con una serie de ayudas que servirán para sufragar parte de ese traslado.

Solucionado el tema económico, en lo que a la burocracia se refiere, cuando una persona fallece en el extranjero, su familia debe seguir estas recomendaciones, como explica el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (@MAECgob):

• Lo primero que debes hacer es llamar al consulado del país en el que ha fallecido ese familiar para explicarles lo sucedido y tu intención de llevar a cabo una repatriación del cadáver o, al menos, traer sus cenizas. Deberás aportar los documentos que corroboren esa muerte, así como facilitar el itinerario del vuelo en el que viajarán los restos mortales y la persona o empresa funeraria que se hará cargo del difunto en ese destino.
• Si se trasladan unas cenizas irán en un recipiente adecuado junto a un certificado especial que corrobore que los restos corresponden a esa persona, así como dos certificados de defunción tanto del lugar de origen como del país en el que ha muerto. 
• Si se traslada un cuerpo, debemos indicar dónde queremos que vaya el fallecido, aportar los dos certificados de defunción antes descritos, así como un justificante del procedimiento de embalsamiento.
• En condiciones normales, un proceso de repatriación suele demorarse una semana.