El presidente de la Fundación CODESPA (@CODESPA) hasta el pasado diciembre, Manuel Herrando Prat de la Riba, acude al plató de 65YMÁS para hablarnos de su nueva etapa vital a los 80 años, pero también de Crecimiento Inclusivo, talento sénior y acción social. En esta entrevista, nos confiesa que nunca creyó que al final de su intensa carrera laboral como alto directivo en grandes empresas –como NH Hoteles o Sotogrande–, iba a encontrar una labor tan "interesante"como la realizada al frente de la ONG de cooperación al desarrollo. En ella ha estado durante los últimos 10 años como presidente, destacando lo gratificante de "ayudar a los demás" en países tan diversos como como Ecuador o Angola. Y resalta el hecho de lo desconocido que es, para los que no están en el sector, que haya más de 700 millones de personas en situación de máxima pobreza en el mundo.
Además, nos cuenta cómo cree que su experiencia anterior de más de 40 años de carrera le ha servido para dirigir la ONG, sobre todo en lo financiero y en las relaciones públicas, y nos cuenta cómo nació la idea de crear el Observatorio empresarial de Crecimiento Inclusivo para medir las acción social de las compañías. Destaca no obstante, que por el momento "no hay una atención especial a los mayores de 65 por parte de las empresas y su acción social" y la necesidad de reflexionar sobre qué pasa tras la jubilación. "Hay un peligro, que es apoltronarse, pero hay que seguir con actividad, hacer voluntariado...", recomienda. Él es un ejemplo de ello, manteniéndose activo y todavía vinculado a proyectos como CODESPA, aunque ya sea solo como colaborador.
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PREGUNTA.– ¿Con qué se queda de su paso de 10 años como presidente de CODESPA?
RESPUESTA.– Bueno, pues yo lo resumiría en tres cosas. Primero, que ha sido quizá dentro de mi vida profesional una de las experiencias más interesantes. Es un mundo que, aunque creamos que todos lo conocemos, es bastante desconocido. Y luego porque en segundo lugar, el objetivo es ayudar a los demás y eso da una satisfacción importantísima. Y tercero, porque he observado que los equipos son extraordinarios, de una gran capacidad, pero con un ánimo de solidaridad y de ayuda que no lo ves en el resto del mundo empresarial que vivido, donde cuidado, hay ambientes maravillosos, pero también hay ambientes de tiburones.
P.– ¿Y cómo acabó usted siendo su presidente?
R.– Mi actividad laboral intensa acabó a los 65 años. Fue una actividad, donde desde los 25 años hasta los 65, muy movida. He estado en banca, he sido alto directivo del BBV, y ocupado puestos en empresas de todos los sectores. Fui presidente y vicepresidente del Grupo NH Hoteles, presidente de Sotogrande, etcétera.. Pero a los 65 años yo decidí entrar en la jubilación y fue una jubilación lenta, porque durante tres o cuatro años estuve también colaborando en otras empresas como asesor o consejero.
Hasta que a los 69 años, decidí ya cesar en lo que se llama la "actividad profesional lucrativa", y me ofrecieron ser patrono de CODESPA. Estuve unos años como patrono y me nombraron presidente de CODESPA –en 2014–, donde he estado diez años, hasta que pedí un relevo. Pero no he abandonado la ONG, porque sigo siendo patrono y miembro de la Comisión Ejecutiva.
"Dentro de mi vida profesional, CODESPA ha sido una de las experiencias más interesantes"
P.– Supongo que todo ese bagaje que da la experiencia, tuvo que ver con su elección como presidente....
R.– Sí, eso fue muy útil. El patrono y el presidente tiene tres actividades una: las relaciones con los financiadores, es decir, lo que se llaman fundraising, sin la que no podríamos acometer ningún proyecto. Para esta labor, obviamente las relaciones que llevaba conmigo después de tantos años y haber estado en tantas empresas, algunas dentro del Ibex, me ha venido muy bien. Y yo supongo que sí, a la hora de que me propusieran como presidente, este fue uno de los factores que valoraron.
En segundo lugar, la experiencia empresarial, teniendo en cuenta que es una fundación de cooperación al desarrollo que requieren de un conocimiento financiero, porque en definitiva hay que gestionar proyectos que van dirigidos normalmente a sacar a comunidades de la marginación y de la pobreza. En este mundo existen más de 700 millones de personas, que se dice fácil, que están en situación de máxima pobreza. Y eso es una cosa que, en general, la gente que no está en contacto, no se da cuenta del grave problema que es y que produce unos grandes desequilibrios.
P.– ¿No puede contar algún caso de éxito que haya podido ver con sus propios ojos?
R.– Sí, en el terreno, pues muchos. Por ejemplo, en Ecuador tenemos un proyecto de cacao en la zona amazónica que producen cacao y lo venden por falta de medios. Pues nosotros hemos cogido unos colectivos grandes, los hemos reunido, les hemos dado formación para producir cacao de más calidad y mejorar producción y les ayudamos a negociar unos precios adecuados, etc.
Ese proyecto ha permitido que estas personas hayan incrementado sus ingresos exponencialmente y que hoy puedan vivir dignamente, sin olvidar sus costumbres, pero dignamente, pudiendo dar educación a sus hijos y muy agradecidos. Se han convertido en auténticos productores de un producto que va con máximas regulaciones.
"En este mundo existen más de 700 millones de personas en situación de máxima pobreza"
P.– ¿Y relacionados con mayores?
R.– En poblados de Angola, tenemos bastantes proyectos de tribus que viven en tiendas de campaña. Nosotros con estas comunidades y cogiendo a los mayores, hemos desarrollado proyectos de cultivos, haciendo que la producción sean mayor y que puedan hacer un trueque con otros productos que les sean útiles para todo el año. Porque antes los granos, el trigo, lo tenían que vender porque si no se pudría, entonces muchas veces lo malvendían.
¿Que hemos hecho? Pues nosotros hemos creado unos depósitos especiales donde pueden almacenar los granos y toda la producción sin que se les pudra. También otros proyectos turísticos rurales donde les damos microcréditos para por ejemplo, la zona de de Perú y en Ecuador crear una red turística. Han habilitado sus casas, una habitación con una ducha y tal, para poder, a través de agencias de viaje de la capital, un desarrollo que les permita acoger a turistas, generando un plus teniendo de ingresos.
P.– En total, ¿a cuántas familias calculáis que han beneficiado estos proyectos? R.– Bueno, pues esto ha beneficiando a 1.000 familias. Nosotros en los años que llevamos hemos calculado que ya superamos los 5 millones de personas a las que hemos sacado de la situación de marginación y de pobreza. Claro, nuestro objetivo en los próximos cuatro o cinco años es llegar hasta los 10 millones. Además son proyectos que luego no mueren. Nosotros los dejamos normalmente a los tres o cuatro años y ya tienen su continuidad. Estas comunidades siguen con estos centros de producción. Esta es un poco la labor que desarrolla CODESPA.
"Superamos los 5 millones de personas a las que hemos sacado de la marginación y la pobreza"
P.– Y, ¿cómo os financiáis?
R.– Nosotros necesitamos del orden de 9,10 millones de euros al año que invertimos en estas actividades. ¿De dónde sacamos estos 10 millones? Pues de muchos sitios. En un inicio nos apoyamos en la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo, que nos financió durante mucho tiempo. En los primeros años, yo todavía no estaba, pero suponía una la financiación cercana al 80% del total. Pero en los años 2000, con la crisis, la cooperación al desarrollo se redujo sensiblemente y pasamos por momentos más bajos, con solo 4 millones de financiación. Ahí empezamos a recibir de otras instituciones financieras.
Ahora, con mucho esfuerzo, hemos llegado hasta los 9 millones y nos financiamos a través de empresas muy involucradas en la acción social y que quieren desarrollarla. Hay todo tipo de empresas como Ferrovial o Repsol, y puede ser incluso fundaciones más grandes, extranjeras. Tenemos fundaciones alemanas, tenemos fondos de la Comunidad Económica Europea, que tiene un capítulo para proyectos de cooperación al desarrollo y también organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia Americana de Cooperación, la Agencia Portuguesa... Es decir, que tenemos vivos permanentemente alrededor de 50-60 proyectos anuales. Para tener eso requieres una diversificación de financiación y normalmente cada proyecto lleva su financiación específica.
Entrega XXII Premios CODESPA
P.– Parte de su legado ha sido la creación del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo. ¿En qué consiste?
R.– Sí, esta quizá es la labor a la que le he dedicado más tiempo, porque no era fácil. En un momento dado, en que creímos que había una demanda, porque lo notamos en todas las compañías, ya no solo fundaciones, tanto el accionariado de los fondos, de los clientes, de los proveedores, de los accionistas, de que tenían que hacer acción social. Que no basta trabajar para hacer beneficios, sino también para que estos beneficios redunden en una acción social. También el personal de las empresas demandan cada vez más, que se realicen esas actividades, incluso de voluntariado corporativo.
Bueno, entonces nosotros con la experiencia que teníamos, dijimos, no es fácil hablar de crecimiento inclusivo. Yo lo defino como aquel crecimiento económico cuyos beneficios se distribuyen entre la sociedad para conseguir una mayor distribución y que afecte a todos los sectores de tal forma que nadie quede atrás y que estos beneficios al final sirvan para dar oportunidades a todos los sectores de la sociedad, pero mirando especialmente a los más marginados.
"El crecimiento económico inclusivo es aquel cuyos beneficios se distribuyen entre la sociedad"
P.– Pero esto, ¿cómo se aplica? ¿Cómo diría que son de inclusivas las empresas españolas?
R.– Las empresas tienen un cometido muy concreto. Aparte de la obligación de ganar dinero, esa acción social no puede abarcar a todos los sectores, pero sí puede abarcar a todos los que están afectados por la actuación de esa sociedad, es decir, proveedores, clientes, consumidores, personal, etcétera. Y en ello solo se puede hacer una acción social si dentro de sí se incorpora a la estrategia de negocio. Mientras que no esté en el plan de negocio y no haya una concienciación y una planificación de esa acción social, todo se queda es palabras.
Todo esto requiere una tecnología. Entonces se nos ocurrió crear un observatorio en el que convocar a las empresas que realmente quieren ser protagonistas de una auténtica acción social para estudiar, prepararse y analizar cómo se desarrolla esa acción social para ser eficaz. Y segundo, cual, cómo se aplica y cómo se hace. Y luego hacerlo. Entonces creamos el Observatorio, en principio con cinco empresas, pero ya son más de 15 y esperamos muchas más. De todas formas, el Observatorio está abierto también para que todos los que quieran participar en nuestros talleres y seminarios.
P.– Estas empresas que hacen sus políticas de acción social y RSC, ¿valoran luego en su plantilla temas como el talento sénior?
R.– Es difícil. En el negocio inclusivo, el talento sénior sale beneficiado marginalmente en el sentido de que hay que ser conscientes de que la vida laboral, lo que es la vida laboral, tiene un límite y hay que ser realistas. Y que tres grandes etapas, primero la inicial, la de la formación, desarrollo en el puesto laboral y luego a partir de los 65 años. Está claro que todo está orientado para que a los 65 años o más se deje de trabajar. Esto casi te lo imponen, porque muchas empresas ya te hacen hasta acuerdos de prejubilación, que es una cosa que a mí no me parece concordante con la realidad.
A veces dentro de las prejubilaciones hay elementos, claro, del mundo cambiante. Pero bueno, olvidándose de eso que cada vez se va a reducir más, la jubilación está clara. Se quiere jubilar a la gente y generalmente tiende a ser una referencia los 65 años, pero no se acaba la vida y eso es lo importante. Y sí, es evidente que con el crecimiento inclusivo, es decir, con el desarrollo económico inclusivo, salen favorecidos también los de 75 años. Primero porque son consumidores en la cadena de valor y muchas empresas, por ejemplo, de alimentación hacen productos de bajo coste para personas de determinada edad con problemas económicos, alimentos especialmente mirados para la salud, protegidos para el colesterol, etc. Y luego hay actuaciones en el mundo del desarrollo inclusivo en el mundo sanitario.
"Muchas empresas hacen prejubilaciones, lo que no me parece concordante con la realidad"
P.– Entonces, ¿considera que se está avanzando en poner el foco en los mayores en las empresas?
R.– No, si a lo que se refiere es si hay una dedicación y atención especial a los mayores de 65 años, pues yo diría que no especialmente en el mundo de las empresas. Incluso en temas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, las referencias que hay a los mayores de 65 años es muy limitada: transporte, parques públicos y alimentación. Diciendo que hay una bolsa de mala alimentación de personas de la tercera edad en las que su situación económica se ha venido a menos. Falta de tesorería. Tienen un patrimonio que puede ser su piso, pero no tienen ingresos y que no comen bien. Bueno, pues hay unas alusiones en el observatorio para tomar una serie de de medidas en favor de esas tres puntos, pero se echa de menos temas como la sanidad.
P.– ¿Como ve la revolución de la longevidad, desde sus más de 80 años?
R.– Hay que llamar la atención para que esas personas que llegan a la tercera edad se mantengan lo más activos posibles, que eso es lo que da la vitalidad, pero también que tengamos en cuenta que esa tercera edad va a ir aumentando de forma bestial. Es que la demografía, el desarrollo demográfico de este país, hace que cada vez los mayores de 65 años vayan a constituir una parte más importante. De modo que el papel de los mayores de 65 años va a aumentar, a pesar de que normalmente, a partir de los 70 o 75, la mayoría de sociedades no quieren consejeros, no quieren asesores...
Es decir, yo incluso he tenido muchas oportunidades de seguir trabajando y yo dije ya basta, ahora quiero trabajar para la sociedad, sin un fin lucrativo, pero no cabe duda que la organización de la sociedad no está orientada al trabajo de los mayores. Vamos a ser realistas. Aún así, hay otras actividades de voluntariado... Es decir, hay un peligro. Y eso ocurre en España, que hay personas a partir de los 60 y pico que han trabajado intensamente toda su vida, se retiran a su casa y prácticamente salen lo justo. Eso es un error. Una persona tiene que seguir viviendo con actividad. La actividad de salud, la actividad da alegría y tiene que seguir comunicándose con sus familiares, con sus hijos, con sus nietos, pero sobre todo con sus amigos, crear nuevos amigos, hacer actividades culturales... Hay que trabajar la inteligencia, la lectura y no apoltronarse.
"El papel de los mayores de 65 años va a aumentar, a pesar de que normalmente no se quieren asesores sénior"
P.– Y supongo que eso usted ya lo aplica...
R.– Pues es que hay gente que a los 70 años está mal, otros que a los 80 tenemos la suerte... De momento estamos bien y tengo amigos con los que salgo, con los que juego las cartas con los que he ido a jugar al golf con 92 años, que están en perfecto estado. Son los más excepcionales, pero los hay. Y tengo amigos que tienen 92 o 93 años que van a su despacho, despacho donde llevan sus sus propios papeles, sus trabajos, su administración. Y lo hacen porque es lo que les da vida, lo que les mantiene vivos. Hay que mantenerse activo.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.