Un año más estamos ya a las puertas de la Semana Santa y con ella vuelven los hábitos y tradiciones seculares que conlleva como es el caso de las procesiones y también el precepto eclesiastico por el que los católicos de todo el orbe deben abstenerse de comer carne durante una serie de días.
De hecho, el pasado día 22 de febrero fue Miércoles de Ceniza y con él dio comienzo la Cuaresma, estos 40 días en los que la Iglesia católica destina este tiempo litúrgico del calendario cristiano a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua. Seis semanas de purificación e iluminación interna, que este año van del citado 22 del mes pasado hasta el próximo 6 de abril.
Miércoles de Ceniza
Se trata durante este tiempo de cambiar los hábitos de vida de los creyentes, entre otros los alimenticios con la presencia del ayuno y la abstinencia. El primero significa que se hará una única comida en todo el día mientras que la abstinencia implica no comer carne durante la Cuaresma y la Semana Santa.
Y no se come carne en recuerdo de Jesús para honrar los 40 días de oración y recogimiento que pasó en el desierto sin comida y también sin bebida.
Por supuesto, hay católicos que no comen carne durante toda la Cuaresma, pero los días en los que la Iglesia preceptúa la no ingesta de carne roja son, además del ya citado Miércoles de Ceniza, todos los viernes de Cuaresma incluyendo el Viernes Santo, aunque la costumbre más ampliamente extendida es la no consumir carne tanto ese viernes de la Semana Santa, aunque hay quien también añade el Jueves Santo a esas dos otras fechas.
La historia de la Cuaresma
Existen evidencias de la existencia de prácticas cuaresmales, en particular del ayuno como preparación de la Pascua, desde fines del siglo II y principios del siglo III. El cristianismo primitivo registra la tradición del ayuno previo a la Pascua. Las normas apostólicas permiten el consumo de "pan, vegetales, sal y agua, en Cuaresma" mientras que "la carne y el vino están prohibidos" y el canon de Hipólito de Roma escrito en el siglo III autorizaba solamente el consumo de pan y sal durante la Semana Santa, lo que indica que la práctica del ayuno y la abstinencia se estableció en la Iglesia desde tiempos muy tempranos.
De hecho, desde el año 322 se verifican noticias de la Cuaresma en Oriente y en Roma se celebró con seguridad al menos desde 385, si bien, en los primeros tiempos de la Iglesia, la duración de la Cuaresma variaba hasta que finalmente en el siglo IV se fijó su duración en 40 días, con inicio seis semanas antes del domingo de Pascua, llamado precisamente "domingo de cuadragésima".
En los siglos VI y VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente porque desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. Para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la Cuaresma, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Es decir, exactamente los cuarenta que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo sin contar los domingos.
Con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II de 1966 -que se inició bajo el pontificado de Juan XXIII en 1962 aunque fue Pablo VI el que presidió las tres fases restantes del mismo por el fallecimiento del primero- se prefirió excluir del periodo cuaresmal los días del entonces llamado Triduo Sacro (Jueves, Viernes y Sábado Santos) ya que no eran en realidad una conclusión de la Cuaresma sino una celebración de la Pascua entendida como el paso de la muerte a la vida y no solo la resurrección, con lo que las celebraciones de la Cena del Señor no forman parte de la Cuaresma, sino de la Pascua.
Pero como ha quedado ya indicado, a día de hoy, tampoco hay un ayuno tan estricto y lo normal es que solo se observa para el Miércoles de Ceniza y el viernes (y el sábado si es posible) Santos, aunque este último no es un ayuno penitencial sino un ayuno pascual.
Y como también ha quedado dicho, los viernes de Cuaresma se tiene abstinencia de carne salvo en el caso de dos importantes solemnidades eclesiásticas, la de San José y la de la Anunciación.
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.