La ciudad de Almería fue fundada en el año 955 por Abderramán III en un emplazamiento que anteriormente había sido ocupado por otras urbes como la íbera Urci o la romana Portus Magnus. Además durante el califato de Córdoba, Almería fue el puerto más importante del al-Ándalus omeya. En el siglo XI, durante la taifa, fue un emporio comercial y cultural bajo el reinado de Almotacín antes de formar parte del Reino de Granada y más tarde incorporarse a la Corona de Castilla en el año 1489.
La historia de esta capital andaluza es por tanto rica y milenaria y esto es algo que se nota en sus calles, en sus edificios, en sus plazas y sus rincones y esto la convierte en ideal para ser recorrida y disfrutada. Por esto proponemos hoy una ruta por sus lugares más emblemáticos. Por último, y para reponer fuerzas tras este recorrido proponemos otro, en este caso gastronómico para disfrutar de una cocina que en 2019 fue reconocida como Sede de la Capital Española de la Gastronomía.
Nuestro recorrido comienza en la Alcazaba, la antigua fortaleza árabe que fue sede del gobierno de la taifa almeriense. Su construcción comenzó el año 955 por orden de Abderraman III y fue terminada en el siglo XI bajo el mandato de Hayrán.
La integran tres recintos: el primero era campamento militar y refugio para la población en caso de asedio; el segundo alojaba el palacio de Almotacín, residencia de gobernantes, guardia y servidores. Estaba dotado de mezquita, baños, aljibes y comercios, pero debido a los terremotos que lo asolaron durante la Edad Moderna apenas quedan restos en pie, aunque sí un importante yacimiento arqueológico. Por último, el tercer recinto consiste en un castillo cristiano construido por orden de los Reyes Católicos en la parte más occidental y elevada, adaptándolo a la artillería tras su conquista en 1489.
Interesantísima es también la visita a las murallas califales, de Jairán y del cerro de San Cristóbal. La de Jairán se encuentra junto a la Alcazaba y desciende hacia el norte a través del barranco de La Hoya, para ascender después hasta el Cerro de San Cristóbal donde existen restos de la primera fortificación cristiana construida durante el asedio de 1147.
Este conjunto incluye lienzos aislados de la muralla califal, levantada durante el siglo XI y que cerraba el barrio de la Almedina. Allí se encuentra el Centro de Interpretación Puerta de Almería, donde puede contemplarse la muralla junto a una fábrica de salazones romana.
En Almería también encontramos edificaciones militares posteriores levantadas durante la Edad Moderna entre los siglos XVI y XVIII como es el caso del Cuartel de Misericordia ubicado sobre el patio de abluciones de la primitiva mezquita y que cuenta con un patio jalonado de arcos, así como naranjos y fachada barroca
Son, por otra parte, numerosas las atalayas levantadas en esa época para la defensa del litoral. Entre ellas destacan la torre de La Mona, el castillo de San Telmo, la atalaya de El Perdigal, las Casas Fuertes de El Alquián, Torregarcía, el torreón de San Miguel construido en 1756 por orden de Fernando VI y la Torrecárdenas que aparece en esta imagen.
Pero sin lugar a dudas, una de las más bellas joyas que encierra Almería es la Catedral de la Encarnación que fue declarada en 1931 Monumento Histórico-Artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional.
La construcción del actual templo comienza por orden de fray Diego Fernández de Villalán, obispo de Almería, tras el terremoto de 1522, pero no fue completada hasta el siglo XVIII. Su planta es de estilo gótico tardío con tres naves y elementos defensivos que la hacen una de las pocas catedrales-fortaleza de Europa.
Tiene tres capillas que conforman una planta de forma rectangular. Sobre el crucero se sitúa la linterna renacentista, obra de Juan de Orea, autor también de la sacristía y del patio de armas, convertido en claustro neoclásico por Ventura Rodríguez en el siglo XVIII.
El templo cuenta además con una torre del homenaje del siglo XVII en el ángulo noroeste y dos portadas renacentistas: la principal y la de los Perdones, construidas entre 1550 y 1573 por Juan de Orea. También destacan en la Catedral la sacristía renacentista, el trascoro, el altar mayor y las capillas de San Indalecio y del Cristo de la Escucha, que alberga el sepulcro del fundador.
Otro bello ejemplo de arquitectura religiosa es el Convento de Santa Clara, declarado Bien de Interés Cultural en 1992.
Tras su desamortización a principios del siglo XIX, el convento fue adecuado para que se alojara la reina Isabel II cuando visitó Almería en 1862. La orden de las Hermanas de Santa Clara recuperó el convento hacia 1894, pero fue incendiado durante la Guerra Civil y posteriormente utilizado como almacén, siendo finalmente recuperado tras la contienda.
El templo, construido en el siglo XVIII, tiene planta de cruz latina con una sola nave y una cúpula sobre un tambor octogonal en el crucero. Sus paramentos llevan pilastras de orden toscano, con fustes rehundidos y montados sobre pedestales, donde la parte inferior es lisa y la superior moldurada.
La arquitectura del hierro que tantas grandes obras dejó a finales del siglo XIX y principios del XX también está espléndidamente representada en Almería. Ahí están los ejemplos de la Estación de Ferrocarril de 1893 (en la imagen), la misma fecha en que se levantó el Mercado Central o el icónico Cable Inglés, un cargadero de mineral de la escuela de Eiffel que se edificó en 1904.
La Casa de las Mariposas, Casa Rapallo o Casa Rapallo-Campos (por sus propietarios) es también uno de los edificios más emblemáticos de Almería. Data de principios del siglo XX y es Bien de Interés Cultural.
Fue construido en 1909 sobre el solar donde se ubicaba una antigua posada buscando ornamentar el centro urbano con un edificio que simbolizase el creciente poder económico y político de la burguesía almeriense.
Y, en efecto, la Casa de las Mariposas es un típico ejemplo de arquitectura burguesa y urbana que, en su momento, fue, con sus cuatro plantas, el edificio más alto y voluminoso de la ciudad . Está organizado de acuerdo a las premisas de la arquitectura burguesa, dividiéndose en zócalo, cuerpo central de viviendas y cornisa decorada con grandes aleros. Por otra parte, su esquina queda visualmente potenciada por un remate con castillete en dos cuerpos y una cúpula.
También cabe destacar los elementos modernistas como la decoración de las barandillas o las coloridas mariposas que decoran el castillete y que dan su nombre al edificio.
Otro lugar a visitar en Almería es la Plaza de la Constitución, conocida también como plaza Vieja, fue zoco musulmán, consolidándose su carácter de plaza en el siglo XIX. En ella se encuentra la sede del Ayuntamiento de la ciudad, diseñado a finales de dicho siglo XIX por el arquitecto almeriense Trinidad Cuartara.
Se levanta asimismo en la plaza el Monumento a los Mártires de la Libertad, apodado el Pingurucho, que conmemora el levantamiento de los 'Coloraos' contra el absolutismo de Fernando VII. El original se comenzó a construir en 1868 y estaba situado en la Puerta de Purchena. Derribado por el franquismo en 1943, fue reconstruido en 1988.
Por último hay que mencionar dos bellos edificios que engalanan la ciudad, el Teatro Apolo y el Cervantes.
El teatro Apolo es un espacio escénico de la capital almeriense que fue inaugurado a finales del siglo XIX. Se trata del único teatro que ha sobrevivido de entre los muchos que existieron en Almería durante el siglo XIX. Por aquel entonces también existían el Principal, Trianón, Variedades, Calderón... Su construcción data de 1881, y precisamente fue levantado en sustitución del Calderón.
Su creación fue auspiciada por la Sociedad de los Veinte, una de las varias asociaciones recreativas de la época, y los planos se atribuyen al almeriense Trinidad Cuartara, arquitecto municipal. Se trata de un claro ejemplo del historicismo ecléctico de fines del siglo XIX. La primera representación documentada corrió a cargo de la compañía de Rafael Calvo en 1882.
El teatro Cervantes yCírculo Mercantil e Industrial es un edificio inaugurado en 1921 para satisfacer las aspiraciones existentes en la ciudad de poseer un edificio noble para dedicarlo a actividades culturales y recreativas.
Fue el arquitecto Enrique López Rull el encargado de diseñar en el año1898 esta construcción monumental, notoriamente decorada, que encaja perfectamente dentro de los parámetros del eclecticismo imperante en aquella época.
De sus cuatro fachadas destaca sobre todo la que mira al Paseo de Almería, situada en uno de los lados menores del rectángulo que compone, en la que un cuerpo saliente de tres alturas y cinco huecos concentra los elementos decorativos a base de pilastras,cornisas, balaustradas, frontones curvos, relieves con símbolos teatrales, mascarones, una efigie de Cervantes y farolas con girasoles que aportan una nota de estilo modernista.
Y a comer...
Como ya dijimos más arriba tras el recorrido por los lugares más emblemáticos de Almería, para reponer fuerzas proponemos otro, en este caso gastronómico para disfrutar de una cocina que en 2019 fue reconocida como Sede de la Capital Española de la Gastronomía.
En la capital de la provincia se condensan todos los sabores de Almería, los sabores de esta tierra desde los de la Alpujarra hasta los del Cabo de Gata. Es la almeriense una cocina con dos características principales, el aprovechamiento del excelente producto de Almería, ya sea de huerta de mar o de tierra, y su incuestionable apego a la tradición, los platos típicos se heredan generación a generación, sin por ello renunciar a la modernidad.
Hablamos de platos tan almerienses como los 'gurullos con conejo', un potaje que como su nombre indica tiene dos protagonistas, el conejo y los gurullos, una pasta alargada y con forma de grano de arroz que se elabora con harina, agua y azafrán.
Los gurullos son tremendamente populares en Almería por lo que mucha gente sabe como hacerlos y aseguran que elaborarlos a mano aporta un valor añadido al plato.
Por lo que se refiere al conejo, todo el mundo conoce que su carne es tierna y tiene un alto valor nutricional. Es el acompañante ideal de los gurullos, pero dependiendo de la zona de Almería en la que estemos, podremos encontrar este plato con jibia, pulpo, perdiz...
Otra popularísima elaboración almeriense es el 'tabernero'. Puede que el manchego sea el más conocido, pero el pistose come por toda España y, con diferente nombre, también fuera de nuestras fronteras, como es el caso de Francia con su ratatuille. Lo cierto es que en cada región se prepara con pequeñas variaciones, también en Almería, donde saben sacar todo el provecho de su huerta y de sus verduras.
El tabernero es una tapa que se elabora a partir de este pisto de verduras. Se trata de una rebanada de pan tostado con el pisto por encima. Es el original, aunque a veces se añaden algunos ingredientes más, alguna carne o embutido y en ocasiones, también pescado. El origen de su nombre no está del todo claro, podría llevarnos al municipio de Tabernas, o quizá podría hacer referencia a las tabernas donde comenzó a servirse acompañando las bebidas.
Como en el caso anterior las migas se comen en toda España. Es un plato popular, de origen humilde, contundente. Una de esas elaboraciones que, antes, los campesinos tomaban para desayunar, a media mañana, después de llevar ya horas trabajando en el campo. Un plato para entrar en calor y llenarse de energía, que se preparaba en el campo y con el que, además, se aprovechaba el pan duro. Hoy en día, es una elaboración gourmet, y no puede estar más de moda.
Las migas se hacen de distintas maneras dependiendo del lugar. En algunos lugares de España se hacen con pan, pero las 'migas almerienses' se hacen con trigo o sémola, una harina gruesa, poco molida. Además, en Almería a las migas se les suele añadir sardinas o boquerones fritos, bacalao, habas, pimientos o berenjenas fritas, morcilla, chorizo o carne magra.
El 'calamar al aceite' es una de las recetas más tradicionales y apreciadas de Almería. Un plato tradicional de los marineros de la costa almeriense… sí uno de esos platos sencillos y económicos que preparaban los marineros mientras estaban de faena o al llegar a puerto, y que hoy son una toda una delicia gourmet. No es de extrañar, con materia prima de calidad, como los calamares de potera de la playa del Perdigal o de Las Almadrabas del Cabo de Gata.
Hacer esta delicia marinera es muy sencilla. Hay que confitar el calamar en aceite, a fuego suave, con muy poquitos ingredientes más. El secreto está en ser muy riguoroso con el tiempo de cocción y no pasarte ni un minuto, para que el resultado sea un calamar tierno, lleno de sabor.
El 'ajo colorao' es en esencia un plato a base de patatas majadas con pimientos secos que se especia con comino moldo.
Se le suele añadir tomate y pescado, generalmente bacalao desmigado. Se trata de un guiso de pescado con ajo cocido, aceite de oliva crudio crudo y que en algunos lugares de la provincia de Almería se sirve acompañado de de bollos de maíz que se denlominan bollos de panico.
Y del ajo colorao al 'ajoblanco' es una de las especialidades más sabrosas de Almería, tierra de buen comer que cuenta con muchas tradiciones culinarias propias, entre ellas el tapeo es seña de identidad de esta tierra, y esta elaboración es una de las tapas más clásicas que se sirven en los bares y tascas de la provincia. Se trata de un plato de gran sencillez y exquisito sabor. Ahora bien, el ajoblanco almeriense es completamente diferente al resto de ajoblancos.
El que se toma en Málaga, por ejemplo, aunque comparte los ingredientes fundamentales, lleva más agua, lo que lo convierte en una sopa fría.El almeriense es una crema espesa, que se toma de aperitivo, untado en pan tostado. En ocasiones, también se pone como acompañamiento para el pescado frito.
Sus ingredientes son sencillos: almendra cruda, pan sentado, ajo, aceite de oliva virgen extra, agua, sal y vinagre de Jerez.
El 'chérigan' es un aperitivo o tapa muy típica de la ciudad de Almería que consistente en una rebanada de pan cortada al bies y tostada que se unta de alioli, o en ocasiones de tomate, y a la que se añaden los más diversos ingredientes: atún, queso, tortilla, jamón cocido o serrano, caballa, huevo de codorniz...
Su nombre es una deformación del inglés sheriff gun ("la pistola del sheriff"), debido a la forma alargada de esta tapa, que inventó el cocinero de un restaurante -según algunas versiones, el del popular Café Colón de Almería-, al que apodaban el Sheriff, quizá por su carácter, en algún momento de la década de los 50 o más probablemente de los 60, en plena efervescencia de la industria fílmica almeriense.
El 'pulpo frito' es uno de los platos estrellas del mar en el Poniente. Lo bueno de esta receta es que no es complicada, ni se necesitan muchos ingredientes. Aunque eso sí, la clave del éxito de esta receta es el toque personal de cada uno. En este caso, el pulpo frito frito de se cocina en crudo sin rebozarlo y con poco aceite.
Lo primero que hay que hacer escortar la cabeza y las patas del pulpo, y añadirlo a una sartén con aceite, una hoja de laurel, ajos y pimienta. A fuego lento, se tapa la sartén durante 45 minutos, y antes de apagar el fuego se comprueba la textura del pulpo. Por último, cuando queden cinco minutos se quita la tapa y sube el fuego.
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.