Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuando vamos a comprar plátanos buscamos aquellos que están amarillos y tienen un buen aspecto, sin manchas en la piel, pero no tenemos en cuenta que el color de la piel es un indicador del punto de maduración y que, en función de cuando los vayamos a comer, nos interesará más decidirnos por unos de piel verde o por otros de piel amarillo con manchas.
Fijarnos en su color, textura, tamaño y forma nos ayudará a elegir el plátano que más nos convenga, a diferenciar entre el plátano de Canarias con IGP (Indicación Geográfica Protegida), sometido a múltiples controles de calidad, de las bananas, también buenas, pero de importación.
Si bien según la Real Academia de la Lengua Española plátano y banana son la misma fruta, en el supermercado sí se diferencian.
El plátano de Canarias es más pequeño, delgado y curvado que la banana, pero la mayor diferencia se encuentra en el proceso de producción y el tiempo de maduración. A diferencia de las bananas, que se cortan estando aún verdes para poder asumir el tiempo de transporte sin que lleguen demasiado maduros al mercados español, los plátanos de Canarias se recolectan tan solo una semana antes de ponerlos a la venta, haciendo su maduración en el árbol. Esto hace que el sabor sea más dulce, ya que tiene menos almidón que la banana, tiene una mayor concentración de vitaminas y su textura sea más fina.
Si bien a nivel internacional podemos encontrar diferentes tipos de plátano con sabores, colores y usos distintos, la realidad es que no ocurre como con los tomates, de los que existen más de 10.000 variedades.
Entre las pocas variedades de plátanos que hay, la predominante es la Cavendish, aunque últimamente también se puede encontrar los conocidos como bananitos dulces o plátanos enanos, de aspecto y sabor muy similar a los canario, que se importan por la gran demanda de la población sudamericana.
Otro tipo es la banana, bastante más grande, seca que se la conoce como banana macho o de guisar. Su textura es harinosa, similar a la patata y solo sirve para ser cocinada.
El color de la piel del plátano es un indicador de su punto de maduración y por consiguiente de sus diferentes propiedades organolépticas:
A medida que el plátano madura aparecen pequeñas manchas de tono oscuro en la piel que no es señal de que el plátano se haya estropeado. Cuando esto ocurre y forme parte del proceso natural de maduración y no esté blando por dentro, fruto de una mala manipulación, el plátano es completamente comestible, aunque si presenta alguna parte blanda y oscura en su interior se puede retirar perfectamente con la ayuda de un cuchillo.
El plátano es una fruta climatérica, es decir, sigue madurante una vez recolectado. Esto hace que para conservarlos en casa lo hagamos a una temperatura adecuada que es entre los 10 y 20ºC. Hay que evitar que les de el sol para no acelerar la maduración y se pongan negros en pocas horas.
Si la temperatura ambiente es muy alta, podemos guardarlos en el frigorífico en la parte menos fría o envolveros en papel para protegerlos de los cambios de temperatura que pueda alterar el proceso natural de maduración.
Si compras los plátanos verdes, el tiempo que tardarán en madurar dependerá de la temperatura a la que los guardes.
También los podemos congelar si vemos que están acabando de madurar y no nos dará tiempo de comerlos. En tal caso lo mejor es pelarlos, cortarlos a rodajas y guardarlos en una bolsa de congelación. Cuando quieras podrás preparar un batido.
Finalmente, ante el desastre natural que ha producido el volcán Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, la mejor manera de ayudar a la población es consumiendo plátanos de Canarias con IGP.