Madrid

Mónica Martínez: "Contar con los servicios de IMIDRA es un lujo para la industria agroalimentaria"

Sábado 27 de abril de 2024

ACTUALIZADO : Lunes 29 de abril de 2024 a las 13:51 H

17 minutos

Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario

Mónica Martínez: "Contar con los servicios de IMIDRA es un lujo para la industria agroalimentaria"

Sábado 27 de abril de 2024

17 minutos

Dice el refrán que ‘de Madrid al cielo’… pero Madrid también es campo. Huerta, ganadería, explotaciones, industria alimentaria, cocina, productos de cercanía y temporada, calidad y mucho trabajo. Parte del secreto de ese éxito se cuece en las fincas experimentales del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimenticio. Un organismo, el IMIDRA, que se afana por desarrollar proyectos de interés, modernizar el campo madrileño y hacer de sus investigaciones científicas fuente de rentabilidad para la industria.

Al frente del IMIDRA, como directora gerente, desde el pasado 30 de noviembre, se encuentra Mónica Martínez, Ingeniera Agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid y licenciada en Derecho. Hemos hablado con ella, para conocer los retos y objetivos que se ha marcado para el IMIDRIA, y para que nos presente un organismo referente, pero de cuya actividad, los madrileños apenas conocen la punta del iceberg.

P.- Por tu trayectoria, formación y experiencia, conocías bien el IMIDRA, ¿verdad?

R.- Si, conocía el IMIDRA. Justo cuando terminé la carrera se constituyó el IMIDRA como tal, en el año 97. Pero antes ya conocía parte de lo que ahora es el IMIDRA. La finca El Encín y la colección de variedades, conocía el Censyra, que es quien lleva el banco Nacional de Germoplasma animal, de todas las razas… para un agrónomo el IMIDRA era el instituto de investigación de referencia de la Comunidad de Madrid, que heredaba lo que fue el INIA [Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria] en la Comunidad de Madrid, con todo lo que eso supone.

P.- Parte de la relevancia que tiene hoy en día el IMIDRA, ¿es gracias a esa herencia?

R.- Sin duda. Por ejemplo, toda toda la parte de vitivinicultura estaba en La Rioja y se trajo a Madrid entre los años 50 y 60 porque en Madrid es donde estaban los ministerios y toda la administración. Entonces, realmente esa herencia es buena parte de lo que hoy en día es el IMIDRA. Todo lo que fueron las fincas de investigación agraria que estaban ubicadas en la Comunidad de Madrid. Pero el IMIDRA es mucho más, toda la parte de producción agraria y fincas de producción que llevaba el INTEA también se cedió a la Comunidad de Madrid. De ahí vienen los viveros forestales que hay en el IMIDRA, y las fincas de producción grandes y parte del patrimonio que tenemos gestionado en Aranjuez.

Mónica Martínez: “Contar con los servicios de IMIDRA es un lujazo para la industria agroalimentaria”

P.- El IMIDRA tiene una labor de investigación muy importante, y es la más conocida, pero también hace producción, ¿verdad?

R.- Así es, tenemos una parte importante de investigación, pero a la vez somos un productor más. Y gracias a esto nos identificamos mucho con los agricultores, porque nosotros también producimos. Hacemos aceite a partir de olivar propio, tenemos plantaciones, tenemos producción de planta forestal… sí que es verdad que el IMIDRA cada vez más se ha ido orientando hacia la investigación, pero es un instituto, y creo que habrá pocos en España así, que tengan esa parte patrimonial y de producción tan grande como en el IMIDRA. Y eso es una ventaja, pero también lastra un poco la gestión, porque es mucho más de lo que yo me había imaginado.

P.- La investigación del IMIDRA está muy pegada a la industria, será quizá por eso, por ser también productor. Qué importante que la investigación esté tan pegada a que llegue a la industria agroalimentaria…

R.- Sí, absolutamente, es lo bueno de este instituto. Yo creo que, con respecto a otros centros de investigación se diferencia por eso. Hay áreas más ligadas a la parte de producción y áreas más científicas, por así decirlo. Pero es verdad que estamos muy cercanos al productor. Por ejemplo, el área de agroecología, que está en la Fina El Encín, que es muy científica, de hecho, es donde más potencia investigadora existe ahora mismo, y sin embargo justo esa área tiene un proyecto, con la Garbancera Madrileña, para la obtención de nuevas variedades de garbanzo. Y con ese proyecto estamos transformando el campo de Madrid, en el sentido de que era un cultivo que estaba en declive, y con la nueva variedad, pensada específicamente para Madrid, para aguantar mejor la sequía, se van a cultivar 600 hectáreas más. Esa investigación de nuevas variedades tiene una transferencia muy rápida, está llegando muy rápidamente a los agricultores. Eso es un gran éxito. La Garbancera está promocionando mucho el garbanzo de Madrid, con su ruta del cocido… realmente lo merece, porque es un garbanzo fabuloso que potencia un plato tradicional de Madrid. Esas transferencias son muy interesantes. La infraestructura y la forma de trabajar que tenemos permite que la investigación se transfiera muy rápidamente.

Es cierto que a veces te encuentras con institutos con una calidad investigadora o con un reconocimiento muy grande, pero su investigación, que tiene mucho valor científico, se queda en el papel, pero tarda mucho en ponerse al servicio de la industria.

P.- ¿Crees que el IMIDRA debería tener más reconocimiento internacional?

R.- Sí. A mí me interesaba mucho tener el certificado de excelencia, pero tiene que ser para el instituto completo, no se puede tener un centro o un área de excelencia y el resto del instituto no. Ese certificado de excelencia es difícil conseguirlo con toda la maquinaria que tenemos detrás, para todo el instituto. Y hay otros que sí que lo tienen porque son más pequeños y especializados.

Para ser reconocidos internacionalmente tenemos que hacer un gran esfuerzo todavía. Transformar el IMIDRA en un centro de excelencia, con tantos centros y fincas, cada uno con su forma de trabajar, con una parte de producción asociada muy grande, que consume muchos recursos, es más difícil, que un centro más pequeño y especializado en el que no tienes campo, es decir, producción. Pero es verdad que la transferencia a la industria sí que la hacemos posible y de manera más rápida. A ver si conseguimos tener ese sello sin perder esa capacidad que nos hace diferenciadores totalmente.

P.- Es parte de la identidad del IMIDRA, ¿no? Ayudar a modernizar la industria y que las explotaciones agroalimentarias sean más rentables

R.- Por ejemplo, la denominación de origen de aceite de Madrid, que es una maravilla, pues se ha trabajado muy estrechamente con la denominación de origen y con los olivicultores de Madrid, viendo qué variedades tenían, que mezcla de aceite es la mejor con las variedades madrileñas. Recuerdo cuando venían a la finca El Encin los productores con sus muestras de aceite para analizar cómo les había salido… no sé, eso es difícil verlo en otros centros de investigación, ese contacto con los productores.

Mónica Martínez: “Contar con los servicios de IMIDRA es un lujazo para la industria agroalimentaria”

P.- Conseguir ese sello, proyectar el reconocimiento internacional… ya me has adelantado dos retos muy importantes, ¿qué otros objetivos te has marcado al frente de la institución?

R.- Internacionalizar el instituto, que sea menos endogámico, en el sentido de dar más proyección hacia fuera, trabajar con otros equipos. Hay cosas que me gustaría reformar, y es que esto fuera un centro atractivo para venir a trabajar. Porque esa internacionalización se puede hacer de varias formas, contactando con otros equipos, intentando meterte en proyectos, pero también atrayendo al talento de fuera. Ahí hay un hándicap y es que tenemos un patrimonio un poco viejito, es verdad, tenemos que arreglar los edificios y hacer que esto sea un sitio atractivo para venir a trabajar. Y luego, por otra parte, está el tema de las especialidades de investigación, en la Comunidad de Madrid hay una idea de profesionalizar más la parte de investigación. Es uno de los objetivos, que el IMIDRA sea un sitio atractivo para venir a trabajar, que haya una carrera y que por sus condiciones ofrezca un sitio atractivo.

Otro reto, hay asuntos por los que el IMIDRA ha sido siempre referente, que hay que retomar y potenciar. Por ejemplo, la colección de variedades de vid, que es la segunda más importante del mundo después de la de Montpelier, pero es verdad que ha habido unos años en los que se ha seguido una inercia y no se ha hecho nada. Y hay que poner de nuevo al instituto como referente en cuanto a las investigaciones en materia de vino, con el patrimonio que tenemos. Es verdad que ha habido unos años que quizá se ha vivido un poco de las rentas, ha habido una inercia, pero se han hecho cosas muy interesantes y se ha dado visibilidad al instituto. Por ejemplo, la parte de alimentación se ha impulsado mucho. Yo quiero llevar al IMIDRA a esa posición que alcanzó hace 15 o 20 años, de referente. Cuando se consiguió una gran colección de variedades de vid. Pero ahora las cepas están más envejecidas, las bodegas cuentan menos con nosotros de lo que lo hacían antes. Quizá como es un área tradicional del Instituto y que funciona sola, pues quizá se ha dejado un poco, y es algo que merece que le prestemos atención.

Otro objetivo, a mí me gustaría que alguna gran reunión la pudiéramos hacer en Madrid. No sé si lo conseguiré porque, por ejemplo, la última de la OIV (Organización Internacional de la Viña y el Vino), que es mundial, se hizo en España. Y es difícil repetir. Pero bueno, por lo menos iremos lanzando la convocatoria… lo importante es estar ahí, a la espera de que nos lo den algún año.

Otro reto importante del Instituto, y que yo creo que lo podemos conseguir, es influir en cómo se construye la política agraria. Por ejemplo, ahora que está a debate el tema de sumideros de carbono creo que la investigación puede influir, porque las producciones agrarias también son sumideros de carbono, además de los bosques. Lo que necesitamos son datos y necesitamos enfocar la investigación que estamos haciendo para que se ponga el valor los servicios ambientales que también realizan los agricultores. Imidra puede ayudar al agricultor no solo en su trabajo diario, sino en el ámbito político y en que el sistema le ayude. Estamos haciendo muchas cosas, por ejemplo, con las variedades resistentes a la sequía que ayudan a los agricultores a tener más rentabilidad, pero creo que podemos hacer mucho más.

P.- ¿Qué es Madrid Rural?

R.- Es una plataforma de comercialización, en la que los agricultores pueden llevar su producto y allí se vende. Tiene salida sobre todo a supermercados y al canal horeca. Madrid tiene sobre todo un producto de temporada muy marcado, son productos de cercanía y de temporada. Entonces los fruteros no van allí, porque allí no tienen de todo, es solo producto de temporada, por eso la salida es hacia grandes superficies, que compran en varios sitios. Y también es muy interesante el canal horeca, porque ellos se llevan no solamente la producción que está bien, también otra que se descartaría, pero que ellos usan para hacer sopas, cremas. Ahí también está el servicio del agroasesor, un servicio esencial del instituto, pocos sitios de España pueden presumir de tener algo así. Es un servicio gratuito para los agricultores y gracias al cual un técnico va hasta su explotación y le ayuda, le asesora sobre cómo hacer la rotación de cultivos, qué variedades le irán mejor, le hacen un análisis de su suelo, que en muchas ocasiones es el gran olvidado del campo. Ellos tienen la asesoría, y luego la seguirán o no, es decisión suya, según les compense más o menos. Tener esto es un lujo. Contar con un servicio de asesoramiento gratis es un auténtico lujo.

P.- Qué importante es llegar a la restauración y a las grandes superficies, porque es la forma de llegar al consumidor final, y que conozcan el producto madrileño. ¿Ha habido un salto importante en este sentido?

R.- Si, sin duda. Por un lado, está la producción y elaboración en Madrid, certificada con el sello M de Madrid; luego están las denominaciones de origen, el vino de Madrid que cada vez se está perfeccionando más. La denominación de origen vino de Madrid es verdad que es muy heterogénea. Casi ocupa todo el territorio de Madrid, pero claro, es un territorio muy diverso, tenemos la suerte de que en Madrid hay muchos climas. Tenemos la zona del norte, de la sierra, que son tierras más ácidas, más lluviosas y frías, hasta zonas más cálidas y más calizas. Algunas con más agua, otras más secas, unas muy frías… por ejemplo en la zona de El Socorro, donde tenemos plantación, es una de las zonas donde se han registrado las temperaturas más bajas de toda la comunidad de Madrid, más que en la sierra, porque es un valle y se producen heladas de inversión enromes, luego hay zonas con un clima más suave… y eso hace que en Madrid, pese a ser una comunidad pequeña, hay una variabilidad muy grande, y esas diferencias condicionan mucho la producción agraria, el producto final. Por eso, la denominación de origen vinos de Madrid que casi ocupa toda la provincia, dentro de la DO se hacen vino con diferentes cualidades, incluso con la misma variedad de uva. Lo cierto es que ahora mismo se está cuidando mucho la calidad, le están sabiendo sacar esas especificidades, y eso es muy interesante. Ahora mismo podemos probar vinos de Madrid, de gran calidad, pero diferentes entre ellos. Se está cuidado mucho la calidad, cada vez son vinos más apreciados, y esto se retroalimenta.

P.- El consumidor valora que sean vinos de calidad, eso eleva la exigencia de los productores en su apuesta cualitavia, ¿verdad?

R.- Efectivamente. Y aún tiene bastante recorrido.

P.- ¿Y qué hay del aceite? ¿pasa lo mismo?

R.- Con respecto al aceite, tenemos unos olivares muy interesantes, con algunas variedades muy interesantes como la manzanilla, que no la hay en regiones limítrofes, y que nos diferencian, por ejemplo, del aceite de los montes de Toledo. Dentro de la cornicabra picante, esa manzanilla que tiene esa acidez… y eso hay que ponerlo en valor. Se ha reconocido en Europa, acaba de salir el reglamento de esta denominación.

P.- Da igual de qué producto hablemos… Madrid ha hecho una apuesta clara por la calidad

R.- Yo creo que Madrid tiene muchos productos que pueden ser diferenciadores, por ejemplo, el garbanzo. Nosotros estamos recuperando algunas variedades que estaban en Aranjuez y que eran muy apreciadas… no hay que olvidar que en Aranjuez estaba la huerta real. Entonces yo creo que Madrid todavía tiene mucho potencial. Sinceramente, creo que como Madrid tenía mucha industria y tenía la parte administrativa, antes no se ponía en valor el campo madrileño y los productos locales, pero realmente tiene mucho potencial. Tiene diferentes climas y, por la cercanía a la casa real, ha tenido siempre unas grandes variedades, de huerta, de leñosos y también las razas. En ese punto hay que mejorar. Están en una situación bastante difícil porque es verdad que hay muy poquitos ganaderos. Pero tenemos unas razas que tendríamos que poner más en valor, aparte de la carne de la sierra de Guadarrama, hay otras razas autóctonas de ovino, que tenemos que darles valor.

Mónica Martínez: “Contar con los servicios de IMIDRA es un lujazo para la industria agroalimentaria”

P.- Quería preguntarte también por el papel de formación que hay en el IMIDRA

R.- Tenemos un programa de formación y transferencia que está fundamentalmente en la finca El Encín. Tenemos un programa de formación para agricultores, por ejemplo, de poda, de tratamientos fitosanitarios y técnicas generales que requieren para llevar su explotación.

Es una lástima, durante muchos años se ha repetido esa coletilla de que el ‘el que no sirva para estudiar que se quede para el campo’, y es una lástima, porque el trabajo en el campo, al menos ahora, requiere de mucha cualificación. Si me apuras, se requiere mucha más cualificación para trabajar en el campo que para trabajar en muchísimas oficinas. En el campo tienes que saber hacer un montón de cosas si quieres sacar rendimiento. Manejar una explotación es complicado. Si tienes riegos tienes que manejar el agua, manejar los fitosanitarios, saber cuándo podar, saber cuándo abonar, saber cuándo plantar, cómo recoger, tienes que tener también una formación empresarial para gestionar todo eso… es un trabajo muy cualificado. Todos los años consultamos al colegio de agrónomos y a las organizaciones agrarias para que sean ellos los que nos digan qué cosas novedosas hay, que los profesionales necesiten conocer. Por ejemplo, hemos hecho cursos de vuelo de drones, explotación de plantas aromáticas, tenemos un proyecto también de Jara, hemos puesto en cultivo la jara para hacer aceite esencial de ládano, que es un aceite muy apreciado en perfumería porque sustituye al ámbar gris que viene de la ballena como fijador del perfume, y que es uno de los ingredientes más caros que se utilizan en perfumería. Ahora vamos a hacer una demostración de puesta en cultivo para sacar ese aceite esencial, hemos hecho también cursos de aceites esenciales para aprovechamiento de esas plantas… es uno de las formaciones más novedosas. También tenemos tratamientos silvícolas forestales, de temas ganaderos, como mejora ganadera, control sanitario…

También hay formación en algunos centros tan atractivos como el CIG, el centro de Innovación Gastronómica. Son muy interesantes los cursos de cata, se hacen entrenamientos de catadores de aceite, de vino…

Otra de las iniciativas que llevamos aquí son los Agrolab, que son grupos de fomento de determinadas técnicas… como si fueran proyectos piloto. Aunque hay un centro de formación y transferencia específico, es verdad que de todos los proyectos que tenemos, van saliendo cursos de formación.

P.- ¿Hay algún proyecto en el IMIDRA al que tengas un cariño especial?

R.- Si te digo la verdad, yo me emociono con todos y cada uno de ellos. Imidra cuenta con un equipo muy motivado, y se trabajan en muchos campos, y la verdad es que como son tan diferentes entre ellos, es muy difícil elegir uno en particular. En el ámbito agroambiental se está haciendo un trabajo esencial, por ejemplo, con las cubiertas vegetales.

No puedo decantarme por ningún proyecto para que no se enfade nadie. Hay momentos en que presto más atención a unos proyectos que otros, por ejemplo, ahora mismo al de árboles singulares porque estamos trabajando para presentarlo a los premios BBVA. Como Filomena mató tantos árboles hubo mucha demanda por parte de los ayuntamientos para que les rescatáramos árboles. Ha sido muy emocionante ver todo lo que se ha hecho. Es un proyecto muy bonito.

Pero inmediatamente me fijo en el proyecto agroambiental del cultivo de la jara, para la obtención de aceite esencial y creo que también es una maravilla. Y si me fijo en el proyecto de cubiertas vegetales me doy cuenta de que es muy necesario para los agricultores, para dar valor a su producción y cumplir con Europa y también me emociono. Pero también están la renovación de las variedades de vid o veo las ovejas o las lumusinas, y me parece también un proyecto maravilloso. Como ves, la gestión de un instituto como este implica mucho trabajo. Me gusta tanto lo que estamos haciendo que no sabría elegir. El Encín está haciendo un trabajo estupendo, la promoción de los alimentos de Madrid… el área agroalimentaria también está haciendo un trabajo excelente, con las cervezas que hemos sacado. No me puedo decantar por uno de ellos.

P.- ¿Con cuántas fincas experimentales cuenta el IMIDRA en Madrid?

R.- El IMIDRA tiene ahora mismo 11 centros. Si quitamos los dos que están en Madrid, la sede central de Leganitos y el CIG, el Centro de Innovación Gastronómica, tenemos nueve fincas.

Dos en Aranjuez, La Chimenea, que tiene ganadería, un montón de variedades, cultivos leñosos… es casi un sistema agrario, con producción agraria… A ver si conseguimos que se catalogue como una Finca Faro ('lighthouse farm') porque ahí tenemos muchos ensayos. Luego está Sotopavera, que se dedica a gestionar los sotos históricos de Aranjuez, es decir, gestiona 33 kilómetros de arbolado.

Hay dos centros que son de ganadería, uno es la finca de Riosequillo, en el norte de Madrid, 200 hectáreas dedicada sobre todo a la cría en extensivo de raza avileña. Es una finca de producción, pero también se hacen algunos ensayos… ahora estamos investigando un tema de captura de carbono de servicios ecosistémicos, analizamos qué captura de carbono hay en la dehesa. También se hace selección de raza, seleccionan ejemplares, se venden ejemplares.

Y luego está el CENSYRA, en Colmenar Viejo que, a través de un Convenio con el Ministerio, gestionamos el banco nacional de germoplasma animal, es decir, la colección de todas las razas de España. Ahí tenemos también un centro de selección animal, se toman dosis seminales, que también se venden; y ahí probablemente se ubique la sede del centro de ganadería digital.

Mónica Martínez: “Contar con los servicios de IMIDRA es un lujazo para la industria agroalimentaria”

Por otro lado, tenemos las fincas o centros forestales. Hay uno en El Escorial, que se dedica a la producción de planta forestal, y está también el banco clonal ligado al proyecto de árboles singulares. Dentro del catálogo de especies protegidas hay una categoría, árboles singulares. Por ejemplo, si hay árboles que han sobrepasado lo que se denomina prueba del tiempo, es decir, que tienen 400 años, o que tienen un porte majestuoso o alguna característica especial, entran en ese catálogo, se clonan y la plantación de los clones se hace ahí, en Riosequillo. Tenemos también un proyecto de producción de planta autóctona. Se coge planta autóctona de los montes de la Comunidad de Madrid, se plantan y se reproducen, luego se venden, aunque también se hacen muchas donaciones para plantaciones, por ejemplo, en el arco verde, o en pueblos de la sierra. Así evitamos que se usen especies de fuera.

Otro de los centros es La Isla, en Arganda, donde también hay una parte de germoplasma forestal, y luego tiene una parte agronómica, donde se producen plantones de las variedades que se han recuperado, tenemos cultivos hortícolas, sobre todo. Otra finca, El Socorro, en Colmenar de Oreja que está dedicada exclusivamente a viticultura, a la plantación de vid.

Por último, tenemos la finca El Encín, que es una de las más importantes, y donde más trabajadores hay, cerca de 187. Aquí es donde está la principal actividad del Instituto.

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