Pese a que las luces navideñas ya están instaladas y las ciudades pugnan por contar con el árbol más grande, el dulce que despachan estos días las confiterías y pastelerías de Madrid no son roscones de Reyes. Pese a su similitud, se trata de otro dulce: la Corona de la Almudena, patrona de Madrid. Su aspecto es muy muy similar, pero el sabor de ambos dulces es completamente diferente.
El origen de este dulce el bastante reciente, puesto que se remonta a 1978. Aquel año se convocó un concurso para pasteleros. El objetivo era crear un dulce para honrar a la patrona de los madrileños, la Virgen de la Almudena… que no tenía ningún dulce asociado. ¿Cómo podía ser que San Isidro tuviera sus rosquillas y San Antón sus panecillos… y la patrona de la ciudad no tuviera un dulce castizo a la altura?
Y el postre ganador de aquel concurso fue la llamada Corona de La Almudena. Desde entonces, todas las pastelerías madrileñas llenan sus escaparates este día con Coronas de la Almudena. Cada año es más popular, y su consumo ya trasciende las pastelerías de la Madrid capital y se toma en toda la región.
Para la masa:
Para el relleno:
Para decorar:
Para elaborar esta Corona de la Almudena comenzaremos por preparar los cítricos. Necesitamos la ralladura de la cáscara de un limón y de una naranja. Lavamos la fruta, la secamos ligeramente con un papel de cocina o un paño limpio y rallamos su piel, con cuidado de saca solo la parte amarilla y naranja, que es donde está el sabor cítrico y sus aceites, pero con cuidado de no añadir nada de la parte blanca de la cáscara, que resulta amarga.
Partimos la mantequilla en daditos cuando esté en textura pomada, es decir, lo suficientemente blandita y maleable como para trabajar con ella, sin estar derretida. Ponemos estos daditos en un bol amplio.
Añadimos al bol la leche, la ralladura del limón y de la naranja y el azúcar. Añadimos también los huevos, tanto los dos huevos enteros como la yema. La clara que nos sobra la podemos reservar para otra elaboración, y si no se nos ocurre otro uso… siempre podemos montarla con un poco de azúcar y hacer unos merenguitos.
Batimos la mezcla con la ayuda de unas varillas o de un robot de cocina hasta que esté todo bien mezclado.
Tamizamos la harina y la levadura sobre otro bol amplio para conseguir una mezcla bien aireada y suelta, así conseguiremos una corona bien esponjosa.
Hacemos sobre la harina un hueco, como si fuera el cráter de un volcán. Añadimos la mezcla de ingredientes húmedos en el centro, añadimos la pizca de sal y vamos mezclando. Primero mezclamos con los dedos los ingredientes y cuando esté todo bien integrado comenzamos a amasar. Primero un poco dentro del bol y luego ya sobre la encimera, ligeramente enharinada.
Amasamos hasta que la mezcla deje de pegarse a las manos y forma una bola. Le damos la forma de corona o rosca.
Colocamos la rosca sobre la bandeja del horno cubierta con papel de horno y dejamos reposar durante unas horas o hasta que haya doblado su volumen.
Pasado este tiempo, pintamos la superficie con huevo batido y esparcimos por encima el adorno que prefiramos, pueden ser unas pocas almendras picadas o laminadas, o sencillamente un poco de azúcar.
Metemos en el horno, que ya debe estar precalentado a 175°C. Horneamos durante 25 minutos. Junto a la corona, metemos un vaso con agua (lleno hasta tres cuartos de su capacidad) para dar humedad.
Sacamos la Corona de la Almundena y la dejamos enfriar sobre sobre rejilla. Cuando haya perdido calor, la partimos por la mitad y la rellenamos con nata, que previamente habremos montado con unas varillas eléctricas y el azúcar. Para los más cocinillas, y si la corona ha subido bien, podemos hacer dos cortes, para un doble relleno, uno de nata montada y otro de mousse de chocolate que podemos comprar ya hecha. Otra opción más sencilla, es abrir a la mitad la Corona y rellenar con la nata y con la mousse de chocolate.
