Representan el centro de la vida social, cultural y comercial de las pueblos, sintetizan lo mejor de la arquitectura popular y están cargadas de historia y belleza. Son las plazas mayores. La Comunidad de Madrid cuenta con algunos de los mejores ejemplos del país.
Además del patrimonio, las plazas mayores están cargadas de gastronomía: entre sus arcadas y soprotales, hay restaurantes, bares y tascas; hay panaderías y confiterías llenos de hogazas y dulces tradicionales; hay colmados y tiendas de souvernirs, entre los que destacan productos como vino, queso, miel, aceite…
Estas son algunas de las 10 plazas mayores más bonitas de la Comunidad de Madrid con recomendaciones gastro imprescindibles.
La de Chinchón es una de las plazas medievales más reconocibles -y bonitas- de la Comunidad de Madrid y, probablemente, de toda España. Antiguamente se empleaba para celebrar las ferias de ganado. Hoy concentra al turismo, pero también toda la vida pública del pueblo, con más de 200 balcones asomándose a tan bello escenario. Sin salir, o alejarse mucho de la plaza, se pueden tomar un refrigerio, comer y, por supuesto, hacer alguna compra.
Con toda seguridad, el producto más conocido de Chinchón es su anís. Fue muy conocido en la antigüedad; y citado en numerosas ocasiones como alivio de dolores y beneficioso para afecciones estomacales. Pero habría que esperar hasta el siglo XVII para que empiece a elaborarse en el municipio de Chinchón. La obtención del anís comienza con la maceración del grano de anís en alcohol y agua entre doce y catorce horas. Después se procede a la elaborada y cuidadosa destilación en alambiques de cobre, donde radica la calidad de este anís. La Denominación Geográfica de Chinchón contempla diferentes tipos de anís: seco especial, extra seco, seco y dulce. Seguro que en los comercios especializados os pueden dar consejo de cuál elegir… si lo que queremos es tomar una copita después de comer, o emplearlo para elaborar dulces, etc.
La gran Plaza Mayor de Colmenar de Oreja se asienta sobre el Arco de Zacatín, un colosal túnel de piedra. Esta plaza se caracteriza por ser uno de los cosos porticados más bellos de la región desde el siglo XVII. Con sus soportales, es uno de los mejores ejemplos de plazas castellanas de la época. La piedra que da forma a las columnas y pilastras de los edificios como la casa del Pósito procede del propio municipio madrileño. De hecho, las canteras de este municipio abastecieron la construcción de los Palacios Reales de Madrid y Aranjuez, la Catedral de la Almudena y el Teatro Real.
La oferta de restaurantes y asadores tradicionales en Colmenar de Oreja no escasea. No recomendaremos uno en particular, pero sí que, a la hora de pedir tener en cuenta algún plato donde se sublime el ajo… como por ejemplo una sopa castellana o sopa de ajo. Colmenar de Oreja de es uno de los municipios donde se cultiva el ajo blanco, de pequeño tamaño, pero prieto y regular… y con un aroma muy intenso. Merece la pena probarlo y, si está a la mano, comprar una buena ristra para seguir disfrutando en casa.
Y si estamos de compras… tampoco hay que perder de vista que Colmenar de oreja está en la ruta del vino. En concreto, forma parte de la subzona de Arganda, con excelentes condiciones para cultivar uvas Tempranillo Cabertnet Sauvignon, Merlot y Garnacha. ¿Se os ocurre un souvenir mejor que un vino de gran calidad como es el Vino de Madrid, Denominación de Origen?
También porticada es la Plaza de Segovia de Navalcarnero, ejemplo de típica arquitectura popular castellana y una de las más pintorescas del mapa de la Comunidad. Entre sus características destacan su apertura y planta irregular. Cuenta con edificios de dos y tres alturas, como la propia Casa Consistorial, del siglo XVI.
En Navalcarnero, además de su plaza, hay una visita obligada: el Museo del Vino, aojado en un edificio que se utilizó como bodega a finales del siglo XIX. La cueva excavada a mano hace más de trescientos años, cuenta con numerosas bóvedas, muros y arcos de ladrillo de estilo tradicional castellano, conservando también los enseres propios de una bodega. Por supuesto, allí, y en los comercios de los alrededores, se podrá hacer acopio de buen vino de Madrid, denominación de origen. Estamos en la subzona de Navalcarnero, al sur de la comunidad, donde mejor se dan las variedades blanca Malvar y tinta Garnacha… ¿a qué esperáis?
En Torrelaguna, su coso principal se distingue por su arquitectura popular castellana. En ella se puede encontrar el edificio del actual consistorio, un antiguo pósito o almacén de grano erigido en el siglo XVI por el cardenal Cisneros. También destaca la basílica de Santa María Magdalena, del siglo XV, una de las joyas del gótico madrileño.
Torrelaguna cuenta con un paisaje frondoso y admirable, pero también un pasado medieval admirable… también son curiosas las murallas, que fueron levantadas por los vecinos, utilizando como fosos dos arroyos.
Sea como sea, a la hora de comer, la mejor opción es buscar alguno de sus asadores tradicionales para probar los platos tradicionales: como las migas con uvas, una especialidad de origen pastoril; o la sopa castellana, una plato tradicional que perdura por lo delicioso, y reconfortante que resulta; o el cordero asado en horno de leña tradicional, sencillo pero sublime.
Para llevarnos a casa, ¿qué mejor que uno de los quesos de cabra que se elaboran en la zona? Otra excelente opción es un paquete de judiones, que se cultivan en esta zona y son de gran calidad: de piel fina y carne mantecosa y consistente al mismo tiempo, jugosa y tersa… ¡deliciosas!.
La Plaza Mayor de Brunete tiene mucho encanto y también es digna de visitar. No es una plaza completamente cerrada, puesto que cuenta con una escalinata que da entrada a la plaza y permite subir hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Las principales fiestas de Brunete se celebran en su plaza o pasan por ella… igual que su gastronomía, que empieza o acaba en alguna de las terrazas. En sus restaurantes, no hay que dejar que probar sus asados y los platos de cuchara.
Ahora bien, el protagonista gastro de Brunete es el garbanzo madrileño, cultivado desde tiempos inmemoriales en Brunete y su entorno, y con el que se elabora la estrella de la cocina regional: el cocido madrileño.
El garbanzo madrileño destaca por su tamaño pequeño y color anaranjado, que le lleva a parecerse en su aspecto externo al pedrosillano, si bien sus características tras la cocción son sustancialmente diferentes. El garbanzo madrileño aumenta más del doble su tamaño tras la cocción, no pierde su piel en el proceso y presenta una untuosidad mantecosa y blanquecina en su interior, que lo hace delicioso.
Los restaurantes de Brunete ofrecen más de mil cocidos a la semana. Y junto al cocido, otro plato tradicional basado en el garbanzo de la tierra es el potaje con collejas, que no hay que dejar de probar cuando esta verdura silvestre está en temporada, durante la primavera.
Aranjuez es Patrimonio de la Humanidad por su conjunto palaciego. El Real Sitio de Aranjuez, una de las residencias de la Corona Española desde Felipe II; las casas de Oficios y Caballeros; la Casa de Infantes; la Plaza de San Antonio; la Capilla Real; o los Jardines de Isabel II y el del Parterre. El problema es que, con un patrimonio tan abrumador, la Plaza Mayor del Real Cortijo de San Isidro pasa desapercibida. Sin embargo, con sus soportales en arco merece una visita y, además, constituye el centro del pueblo, al comunicar la calle del Lagar y la Casa Real. Y es un excelente punto de partida para buscar su gastronomía.
No hay que dejar de visitar el Mercado de Abastos de Aranjuez, un majestuoso edificio de 1894 diseñado por el arquitecto Enrique Sánchez Sedeño. Es un excelente lugar donde aprovisionarse de los mejores productos de la huerta… especialmente fresas y espárragos, si están en temporada. Pero siempre habrá tentaciones en las que caer, delicias frescas y de cercanía para llevar a casa. Y si se compran viandas para hacer un picnic, panes, embutidos, picoteos varios y frutas… se puede ir a los ‘gangos’, que son los merenderos típicos, situados junto al río y rodeados de vegetación, donde se puede llevar comida a condición de consumir las bebidas. Un vergel lleno de frescura en verano, y con mucho encanto en los meses más fríos.
Ahora bien, si preferimos conocer alguno de los restaurantes de Aranjuez, la oferta es amplia y variada. Hay zonas de tapeo, restaurantes con una gran historia, como La Rana Verde, con especialidades típicas de Aranjuez… aunque nuestra recomendación es acudir a Casa José, restaurante donde hacen verdadero arte con la huerta de Aranjuez. No es un restaurante vegetariano, pues hay carnes y pescados, pero está muy centrado en el mundo vegetal, que sublima de una forma excepcional.
La plaza de la Constitución en Bustarviejo, constituye un bello ejemplo de plaza mayor rural de la Comunidad. En el pasado se celebraron festejos taurinos. De ahí los graderíos de piedra, que datan del siglo XVII, con tres filas y forma de medialuna que cierran uno de los costados de la plaza. Junto a ellos, el Ayuntamiento, con dos alturas y arcos y la parroquia de la Purísima Concepción. Además de la plaza, en Bustarviejo merece una visita la Torre de la Mina, que señala el lugar donde se ubicó la mina de plata que estuvo en uso hasta finales del siglo XIX, y hoy declarada Bien de Interés Cultural.
La presencia en esta pequeña población de la quesería La Caperuza, la fábrica de cervezas Bailandera y Ahumados Pastor hacen que la gastronomía sea un motivo de primer orden para acercarse hasta Bustarviejo. ¡No puedes salir de este pueblo sin salir cargado de estos deliciosos productos!
La antigua plaza del mercado del siglo XIII es hoy la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares, espacio presidido por la emblemática estatua del autor de El Quijote. Forma parte del casco histórico de la ciudad, que celebra este año el 25º aniversario de la declaración como Patrimonio Mundial por la Unesco. Así, cuenta a su alrededor con interesantes edificios como el Corral de Comedias, del siglo XVII, el Círculo de Contribuyentes, el Ayuntamiento alcalaíno o el quiosco de música, que data del siglo XIX. Es también el inicio de la calle Mayor, que lleva hasta enclaves como el Museo Casa Natal de Cervantes o la Catedral Magistral. A pocos metros se localiza, además, la sede histórica de la Universidad fundada por el cardenal Cisneros.
Pero en la cuna de Cervantes, no solo se vive de letras… de hecho, Alcalá de Henares es uno de los destinos gastronómicos de primer orden en la Comunidad. La vanguardia se entremezcla con la tradición castellana y platos que nos recuerdan al Quijote. Y los restaurantes entre los que elegir son numerosísismos, empezando por el mismo Parador.
Ahora bien, si con algo nos tenemos que quedar de Alcalá de Henares es con sus dulces. Así que la visita a la localidad debe culminar en alguna pastelería. Las almendras garrapiñadas y las rosquillas de Alcalá son imprescindibles.
Como curiosidad: se cuenta que, como antiguamente cuando alguien presumía de listillo, se le solía decir “este es de Alcalá”, por ser esta ciudad sede de una de las universidades más importantes de España, a estas rosquillas se les empezó a llamar ‘Rosquillas de Alcalá’, no porque se elaboraran exclusivamente allí, sino porque son más elaboradas que las tradicionales ‘rosquillas listas’.
Esta ruta, no puede pasar por alto la capital. La Plaza Mayor de Madrid es una de las más antiguas y grandes de España… y por mucho que nos resulte familiar y conocida, cada vez que desde su interior la contemplamos en todo su explendor, nos seguirá sobrecogiendo. Está en pleno casco viejo del Madrid de los Austrias, a un paso de la Puerta del Sol. Con su característico trazo rectangular, alberga ferias, mercados, fiestas, conciertos y todo tipo de espectáculos.
Lo mejor es perderse entre sus arcos, subir y bajar por sus callejuelas, salir, volver a entrar y disfrutar de su ambiente, de su comercio y de sus bares, tascas y restaurantes. Y cómo no, comer un auténtico bocata de calamares. Da igual lo sencilla que pueda parecer la propuesta, se trata de un bocado castizo y deliciosos. Y, por supuesto, con un chato de vino de Madrid o una caña bien tirada… como solo aquí saben hacerlo. Sin discusión.
En el sur de la Comunidad de Madrid, en la comarca castellana de la Sagra, Valdemoro nos ofrece otra bella plaza porticada de arquitectura castellana. Denominada hoy en día plaza de la Constitución constituye el verdadero centro neurálgico de la población, en pleno casco histórico.
Los mejores restaurantes de Valdemoro ofrecen una deliciosa oferta de cocina tradicional castellana especializada en carnes rojas y pescados a la parrilla. Aunque, en esta ocasión, os recomendaremos comer de tapeo. ¡Ah! y sin olvidar que a la hora del aperitivo hay que tomar un vermut Zecchini, que se elabora en esta población.
