El bonito con tomate es un aperitivo típico de los municipios costeros murcianos. Poco a poco se ha extendido su consumo al interior de la Región de Murcia. El bonito se presenta en salazón, se riega con un buen aceite de oliva virgen extra y se acompaña con tomate natural. Los salazones suelen provocar en el paladar la sensación de sed. El tomate es una hortaliza muy acuosa, por lo que sirve de contrapunto perfecto al pescado.
El salazón, como nos explican desde la Región de Murcia, es una técnica para conservar los alimentos que pusieron en práctica los antiguos pobladores de las costas mediterráneas. Ha llegado hasta la actualidad sin apenas variación en cuanto a sus técnicas.
Este plato, además de exquisito, es inmensamente saludable. Su elaboración es muy sencilla. Seguro que sorprende a aquellos que aún no lo han probado.
Ingredientes:
- 1 bonito entero
- 1 kg. de sal gorda
- 4 tomates duros
- 1 chorro de aceite de oliva
Elaboración
La opción más cómoda es comprar el bonito en salazón directamente. Pero es fácil salarlo uno mismo. Para ello, se debe tener un bonito entero, abierto por el centro, se limpian las tripas, retirando todo lo que no sean los filetes, se coloca en sal, distribuyendo homogéneamente ésta por toda la superficie del pescado. Así debe permanecer 48 horas.
Se limpia con agua dulce corriente. Hasta retirar la costra de sal. Se cuelga y se deja 15 días a secar. Tras este proceso se tiene un bonito en salazón idéntico al que podamos comprar en una tienda. Este método era el usado por fenicios y romanos, que por su sencillez y efectividad se sigue utilizando en cocinas actuales.
Para obtener unos lomos fáciles de comer es necesario limpiarlos bien. Se corta primero el pez en dos partes, usando la espina central como eje. Cada una de las piezas se pela con cuidado. Sólo tiene piel por una de sus caras, pues la otra corresponde al interior del animal.
Se pone especial atención en retirar cualquier espina que pudiera quedar. De ese modo el alimento se come despreocupadamente, concentrándose el comensal sólo en saborearlo.
Finalmente se cortan filetes perpendicularmente a la espina central, siguiendo el sentido de las vetas de la carne del pescado. El grosor debe ser mediano, no interesa obtener lomos muy finos, ni tampoco excesivamente gruesos. Una porción perfecta tiene el tamaño de un bocado.
El tomate se pela con cuidado de no desfigurarlo. Para ello se necesitará paciencia y un cuchillo muy afilado, o bien un pelador de verduras con filo estriado. Una vez que el tomate está sin piel, se corta también en rodajas. El tamaño debe ser similar al de los lomos del pescado.
Primero colocaremos en el plato una base de tomates pelados. Luego, sobre éste, se van colocando los filetes de bonito, de manera que pinchando sobre uno se pueda coger de ambos ingredientes. Finalmente se aliña con abundante aceite de oliva. El aceite aportará el sabor mediterráneo tan característico de este sencillo aperitivo. Siglos de tradición avalan este plato, que ya hacía las delicias del Imperio Romano.