Limones y azúcar, es todo lo que necesitarás para hacer una deliciosa mermelada de limón casera, una conserva riquísima, original y saludable, con menos azúcar que las mermeladas y confituras comerciales y que, además, nos ayuda a dar salida al excedente de limones, sobre todo cuando están en temporada. El secreto es usar un limón muy fresco y de buena calidad, como el limón de la Región de Murcia. ¡Manos a la obra!
Para hacer esta mermelada de limón, lo primero que debemos hacer es lavar la fruta a conciencia. Como sabéis, algunos cítricos vienen con una capa de cera para que brillen. Dependiendo de dónde los compremos la llevarán o no, pero por si acaso, lo mejor es lavarlos bien.
Una vez hecho esto, y con la ayuda de un pelador o de un cuchillo puntilla afilado, vamos a sacar la cáscara de los limones, pero tomando solo la parte amarilla, que es donde se concentran los aromas cítricos y los aceites esenciales del limón. Debemos evitar la parte blanca de la cáscara, que resulta amarga y podría echar por tierra nuestra elaboración.
Cortamos la piel del limón que hayamos obtenido en trocitos pequeños o en tiras bien finitas.
Vamos ahora con la pulpa del limón. Lo primero que debemos hacer es retirar toda la parte de la cáscara blanca que aún quedaba, para quedarnos solo con los gajos, lo más apurados que podamos.
Sacamos los gajos y partimos cada uno en dos o tres trozos.
Colocamos los trozos del limón y las tiritas de cáscara en un cazo o en una cazuela y añadimos el azúcar.
Encendemos el fuego y cocinamos durante 40 o 45 minutos a fuego suave, removiendo de vez en cuando con una espátula de silicona o una cuchara de palo. Debemos cocinar el conjunto hasta que los limones estén bien blanditos.
Pasado ese tiempo retiramos del fuego y dejamos reposar un poco fuera del fuego, para que se enfríe ligeramente.
Ya solo queda triturar la mezcla para obtener una mermelada cremosa, homogénea y lisa. Hay a quien le gusta encontrarse trozos de fruta en la mermelada, en este caso, reserva tres o cuatro cucharadas de la mermelada sin triturar. Tritura el resto y luego vuelve a mezclarlo todo. Así tendrás una mermelada cremosa, con algunos trozos de fruta, pero sin ser demasiados.
