Una ensalada que no puede ser más sencilla y rápida de preparar, pero que el mismo tiempo resulta muy original y sorprendente, llena de sabor y personalidad. Las lechugas y el pepino aportan la frescura, el rabanito un toque ligeramente picante, y la ñora, profundidad de sabor. Una receta perfecta para este verano. ¡Toma nota!.
Para hacer esta ensalada de lechuga, pepino y rabanitos, vamos a comenzar por preparar las lechugas. Retiramos las hojas exteriores de la lechuga romana que puedan estar más estropeadas. Troceamos y ponemos a remojo en agua fresca.
Hacemos lo mismo con la escarola. En este caso, la parte más rica de la escarola es el corazón, la parte que está más blanquita. Las hojas verdes exteriores son un poco más ásperas y de sabor un poco amargo. Ponemos también a remojo.
Escurrimos la lechuga. Si dispones de una centrifugadora de lechugas, no dudes en usarla, así escurrirás toda el agua.
Lava el pepino y, con la ayuda de una mandolina, saca láminas finitas, sin pelar.
Lava también los rabanitos, retira con el cuchillo puntilla los extremos y haz también rebanadas muy finitas con la mandolina.
Coloca en el fondo de cada plato, en una ensaladera amplia, las lechugas. Pon a punto de sal y riega con un hilito de aceite de oliva virgen extra y vinagre de Jerez al gusto. Mezcla bien.
Ahora coloca por encima las rodajas de pepino y de rabanito.
Machaca en el mortero una pizquita de ñora, sin semillas. Y reparte por encima de la ensalada.
Añade también un poco de pimienta negra recién molida y unas semillas de sésamo. Riega con otro hilito de aceite de oliva virgen.
¡Ya está lista tu ensalada!
