Pocos guisos de pescado son tan sencillos y, al mismo tiempo, tan infalibles. Se prepara en un pis pas y gusta a todo el mundo… incluso a los niños más reacios a comer pescado, y es que una buena salsa de tomate casera es capaz de obrar milagros.
Toma nota de esta receta, ya verás cómo se convierte en uno de sus recetas básicas para el día. En esta ocasión, hemos optado por bacalao fresco, aunque también lo puedes preparar con bacalao desalado o con bacalao congelado.
Para la salsa de tomate:
Para el bacalao rebozado:
Pela la cebolleta y pícala menuda. Lava el pimiento verde y retira las semillas. Pícalo en brunoise fina, es decir, en dados menudos.
Acerca una sartén o un rondón al fuego con un chorro de aceite de oliva e incorpora la cebolla y el pimiento verde picados. Deja pochar a fuego suave.
Mientras se va haciendo, pela los tomates con la ayuda de un pelador de filo estriado y pícalos en dados.
Cuando la cebolleta comience a transparentar y el pimiento se vea ya blandito, incorpora el tomate y sigue cocinando a fuego suave durante al menos media hora.
Pon a punto de sal y añade una pizca de orégano para darle un toque de sabor.
Continúa cocinando y, cuando la salsa esté bien hecha y el tomate deshecho, tritura o pasa por el pasapurés. Reserva la salsa de tomate.
Por otro lado, sala los lomos de bacalao fresco, previamente partidos en trozos, del tamaño de una ración.
Pasa por harina y dale unos golpecitos a cada trozo de pescado para retirar el exceso de harina.
Pasa ahora por el huevo batido.
Ve friendo en una sartén con abundante aceite bien caliente por tandas, sin incorporar demasiados trozos de pescado al mismo tiempo para que no baje la temperatura del aceite. Cuando vaya estando bien doradito por todos los lados, ve sacando los lomos de bacalao rebozado a un plato aparte con papel de cocina, para retirar el exceso de aceite.
Sirve en cada plato una buena cantidad de salsa de tomate y dos lomos de bacalao por encima. ¡A disfrutar!.
