La pera y el queso azul forman un buen tándem. Hay un sinfín de recetas en las que se combinan… recetas de pasta, rellenos de asados, ensaladas… en esta ocasión vamos a preparar una deliciosa pizza. Elije el queso azul que prefieras, pero no dejes de usar una buena pera de Jumilla, y verás que buen resultado da. Una receta de 10. ¿Te animas?
Para la masa:
Para la cobertura
Si andas mal de tiempo, puedes tirar de masa comprada. Sin embargo, créenos si te decimos que hacer una masa de pizza casera es más sencillo de lo parece y, sobre todo, la diferencia es abismal. Puede parecer un poco tedioso, ya que vamos a elaborar un prefermento, dejarlo fermentar, y con él preparar una masa que también tendrá su tiempo de reposo y fermentación. Cuando estés degustando la pizza, lo agradecerás.
Vamos a comenzar con el prefermento. Mezclamos en un bol la levadura ligeramente desmigada, el azúcar, la leche tibia (no caliente, lo que podría matar la levadura) y el agua con la misma temperatura… es decir, un poco tibia, no caliente, pero tampoco fría. Mezcla para que se disuelva la levadura un poco, y deja fermentar hasta que aparezcan burbujas en la superficie.
En otro recipiente amplio, como un bol, mezcla la harina, la sal, el aceite de oliva y el fermento que acabamos de hacer. Mezcla todo bien, trabaja un poco hasta que queden todos los elementos integrados y ve amasando hasta obtener una masa suave y flexible, tienes que conseguir una bola lisa. En ese momento deja descansar tu masa para que crezca durante una o dos horas.
Cuando la masa haya duplicado su volumen, cógela y desgasifícala… es decir, aplástala varias veces para que libere los gases que la masa haya acumulado en su interior durante la fermentación.
Deja reposar unos minutos antes de estirar hasta alcanzar el diámetro y espesor deseados. La mejor manera de hacerlo es con las manos, aunque también puedes ayudarte de un rodillo.
Ya tenemos la masa estirada, la metemos en el horno, precalentado a 220° hasta que esté bien cocida, lo que le llevará unos 8 o 10 minutos. No se debe dorar demasiado dado que se va a volver a ir al horno una vez que se ponga la cobertura deseada.
Vamos a preparar todos los ingredientes que formarán la cobertura, para ponerlos sobre la pizza en el último momento. En primer lugar, coloca en un bol la mozzarella y añade la nata líquida o la leche y remueve bien, para integrar. Con la nata, lo único que queremos es dar un poco más de cremosidad al queso, por eso solo vamos a emplear una pequeña cantidad.
Aparte, desmiga el queso azul que hayas elegido. El queso gorgonzola es una excelente opción, pero puedes emplear cualquier queso azul.
Por último, lava las peras y, con la ayuda de una mandolina, haz láminas muy finitas en sentido longitudinal. Cuanto más finitas sean las láminas, más bonita quedará la pizza. Si no dispones de mandolina, usa un cuchillo. En ese caso, en lugar de cortar la pera longitudinalmente, hazlo a lo ancho, que será más sencillo.
Ahora ya sí, coloca la mezcla de queso mozzarella y nata sobre la masa. Cubre con las láminas de pera por encima y reparte el queso azul en la parte superior
Mete de nuevo en el horno, también a 220°C y vuelve hornear, con calor arriba y abajo, durante 8 o 10 minutos más.
Saca tu pizza y sirve inmediatamente. En esta ocasión no las hemos puesto, pero un puñado de nueces picadas por encima, también le van muy bien.
