Sal del tradcional pollo asado y dale una pequeña vuelta. Esta receta de muslitos de pollo asado con ajo y cebolla no puede ser más sencilla de hacer y, al tiempo, más sabrosa y resultona. El secreto está en el glaseado de miel y vinagre, que le da un toque de sabor riquísimo y ayuda a que la piel de pollo quede crujiente y brillante.
Para hacer este pollo al horno con ajo y cebolla, lo primero que haremos es precalentar el horno a 180°C para que vaya tomando temperatura y, cuando metamos la fuente con el pollo, ya esté caliente.
Limpia los muslos de pollo de restos de grasilla e impurezas. Quitar o no la piel depende de tus gustos, es opcional. Nosotros, en esta ocasión, la hemos dejado porque nos encanta la piel crujiente después del horneado.
Ahora, parte una cabeza de ajos entera longitudinalmente. Media cabeza la dejaremos tal cual, y de la otra media iremos sacando cada diente de ajo, que quedará partido por la mitad.
Pela la cebolla, pártela por la mitad y, apoyando la parte plana sobre la tabla de cocinar, córtala en una juliana fina, es decir, en tiritas delgadas. Si en lugar de una cebolla grande cuentas con cebollas pequeñas, puedes partirlas en cuartos o en octavos.
Mezcla en una taza la miel con el vinagre de Jerez y bate ligeramente para que se mezclen bien.
Salpimienta generosamente los muslos de pollo y colócalos sobre la bandeja del horno o en una fuente.
Colocamos bien extendidos y reparte alrededor los ajos y la cebolla.
Pinta la superficie de los muslitos de pollo con la mezcla de vinagre y miel.
Riega todo con un chorro generoso de aceite de oliva y espolvorea un poco más de sal y pimienta.
Mete la bandeja al horno durante 40 minutos aproximadamente o hasta que el pollo esté hecho y bien tostadito en su superficie.
Sirve inmediatamente y acompaña con una buena ensalada de tomate y hojas verdes. Si lo deseas, también puedes poner unas patatas cortadas a cubos en la bandeja del horno, para un plato aún más completo.
