La arquitectura religiosa que existe en la Región de Murcia es de una grandísima variedad y atesora una espectacular riqueza monumental, artística e histórica que merece la pena conocer. Además de la imprescindible catedral de Murcia, basílicas, iglesias, conventos y monasterios adornan los más de 11.300 kilómetros cuadrados de esta comunidad autónoma por sus cuatro costados, desde la Comarca del Noroeste a la Oriental y desde el Altiplano al Alto y Bajo Guadalentín pasando por las Vegas Alta y Media, el Valle del Ricote, la Huerta de Murcia, Río Mula, Campo de Cartagena y Mar Menor. Su abundancia es tal que para repasarla hemos necesitado varias entregas de este reportaje y en la de hoy nos centraremos en la arquitectura religiosa de la ciudad de Murcia. Y por supuesto, tras la visita repondremos fuerzas con la increíble gastronomía murciana.
Santa Iglesia Catedral de Santa María
No cabe la menor duda que una de las mayores joyas que alberga la Región de Murcia es la Santa Iglesia Catedral de Santa María, conocida también como Catedral de Murcia, el principal templo de la ciudad y sede de la Diócesis de Cartagena. Se encuentra en pleno casco antiguo de la localidad, en la Plaza del Cardenal Belluga.
Fue consagrada en 1467, contó con varios añadidos como la torre-campanario y con reformas ocasionales, añadiendo nuevas capillas o fachadas, principalmente en los siglos XVI y XVIII, por lo que integra el estilo gótico original original con añadidos renacentistas, barrocos y neoclásicos.
Entre sus elementos arquitectónicos más importantes destacan la torres de 93 metros de altura que la convierten en el tercer campanario más alto de España, la espectacular fachada principal considerada como una obra maestra del barroco español y las capillas de los Vélez, de Junterones y del Trascoro, sin olvidar que en la Capilla Mayor, declarada Monumento Nacional en 1931, se encuentra una urna sepulcral donde reposan el corazón y las entrañas del rey Alfonso X el Sabio.
Monasterio de Santa Clara la Real
El Monasterio de Santa Clara la Real es un conjunto monástico de la orden de las Clarisas que tiene su origen en el siglo XIV y ocupa en Murcia lo que fue el antiguo Al-Qasr al-Sagir o Alcázar Menor musulmán del siglo XIII.
Es uno de los edificios históricos más importantes de la ciudad al disponer de los restos del palacio árabe, los más importantes del arte islámico murciano. El monasterio cuenta con un claustro y coro góticos y una iglesia de estilo barroco.
Durante la Guerra Civil se vivió la exclaustración del inmueble y su conversión en cuartel de tropas que volvió a su uso natural tras el conflicto tras el conflicto.
A partir de 1980 se emprendieron en el monasterio importantes obras de restauración y ya en 1981 fue declarado Bien de Interés Cultural. Posteriormente, en 1995, se levantó una nueva residencia para las monjas en el ala sur, lo que permitió la reconstrucción de los alzados del palacio islámico en el ala norte y la recuperación del antiguo patio. Fue entonces cuando se sacaron a la luz los restos tanto del palacio hudí como del mardanisí que pueden visitarse junto con la colección de arqueología islámica del Museo Arqueológico de Murcia
Parte del edificio es actualmente el Museo de Santa Clara, mientras que en el ala oeste se sitúa el Centro Cultural Las Claras.
Monasterio de los Jerónimos de San Pedro de la Ñora
Ñora es una pedanía de la ciudad de Murcia donde se encuentra el monasterio de los Jerónimos es un conjunto monumental que procede de otro anterior en un lugar cercano que se conoció como la Ñora de Abajo, de ahí que en los capítulos monásticos de la orden fundacional se le titulara como monasterio de San Pedro de la Ñora, denominación que se mantuvo en su nuevo edificio, aunque dicho nombre cayó en desuso tras la exclaustración de la orden jerónima en 1835, conociéndose desde entonces como monasterio de Los Jerónimos.
El edificio actual comenzó a construirse hacia 1702, en sustitución del primitivo y pequeño convento, y se inauguró sin aún haber completado las obras, el 1 de febrero de 1738. La obra fue ideada y dirigida por el arquitecto y monje jerónimo fray Antonio de San José, eligiendo para ello un altozano desde el que se divisa la ciudad y huerta de Murcia.
Su exterior es de una considerable desnudez decorativa con materiales como el ladrillo y el tapial, si bien la noble fachada crea en el segundo cuerpo unos planos que contrastan con la sobria y cúbica disposición general del edificio.
La iglesia del monasterio tiene planta de cruz latina y fachada en ladrillo visto, puerta con arco de medio punto y dos esbeltas torres coronadas con cúpulas de teja vidriada con el característico azul del barroco murciano. El templo tiene una cúpula poligonal señalada al exterior con unas columnas en las esquinas y una linterna de claroscuro muy acusado y de considerables dimensiones.
El conjunto monástico es popularmente conocido como el Escorial Murciano. Actualmente acoge las dependencias de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
Monasterio de Santa Ana
El convento de Santa Ana, o como popularmente se le conoce, el convento de las Anas, es un conjunto monástico perteneciente a la rama femenina de la Orden Dominica y se encuentra en la plaza de Santa Ana.
El convento tiene su origen en el siglo XV aunque el inmueble que hoy se puede contemplar data del siglo XVIII. Es uno de los conjuntos más representativos del barroco murciano.
En el mismo emplazamiento del convento actual, en el antiguo arrabal de la Arrixaca extramuros de la ciudad, se fundó un monasterio de monjas agustinas en 1398, también bajo la advocación de Santa Ana. Sin embargo, la llegada de las monjas dominicas, provenientes de Jaén, a Murcia se produjo en 1490 y estuvo patrocinada por el deán de la Catedral, Martín Selva, que fue quien les donó los terrenos que hoy ocupan, convirtiéndose en su mecenas.
A pesar de que sus orígenes están en el siglo XV, el inmueble actual es el tercero que ha tenido la congregación. Fue a comienzos del siglo XVIII, entre los años 1728 y 1738, cuando se realizaron las obras del edificio definitivo que podemos contemplar.
La iglesia del convento, única parte visitable del conjunto, resulta sencilla y funcional en sus estructuras, lo que justifica el éxito del modelo, repetido en otros templos de la ciudad, ya definido en el siglo XVII en la Iglesia de San Miguel. Encerrada en un perímetro rectangular, la iglesia se concibe como una cruz latina con una gran nave, acompañada en su recorrido de otras laterales más estrechas.
Iglesia conventual de La Merced
La iglesia conventual de La Merced es un templo perteneciente al antiguo convento de la Orden de la Merced construido en el siglo XVI, aunque el inmueble que contemplamos hoy se levantó entre los siglos XVII y XVIII. La iglesia actualmente está regentada por los franciscanos y el antiguo convento lo ocupa la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia enmarcada en el llamado Campus de La Merced.
Precisamente, la parte más antigua del conjunto arquitectónico es el claustro donde se encuentra la Facultad. Su construcción comenzó en 1604 y es comparable al claustro de la Merced de Sevilla, está formado por dos pisos de elegantes columnas de mármol de capitel toscano sobre los que cargan arcos de medio punto de doble moldura, en cuyas enjutas se repite de forma invariable el escudo de la orden mercedaria. En cada una de las esquinas del claustro las columnas se agrupan de tres en tres.
La iglesia, de comienzos del siglo XVIII, cuenta con una portada finalizada en 1713. La fachada, una de las mejores del barroco en Murcia, es una transposición del decorativismo naturalista presente en el interior de la iglesia, muy típico de las obras de principios de siglo, continuador de los esquemas de la centuria precedente. La misma está presidida por la Virgen de los Remedios y una serie de santos y santas que pretenden exaltar la gloria de la Orden Mercedaria.
Monasterio e Iglesia de las Agustinas
El convento de las Agustinas, o como popularmente se le conoce, las Agustinas, es un conjunto monástico perteneciente a la rama femenina de la Orden de San Agustín situado en la murciana plaza de las Agustinas, en lo que antiguamente era arrabal de la Arrixaca, en el barrio de San Andrés.
El inmueble actual es una de las construcciones conventuales más destacadas del barroco murciano y de las de mayor envergadura de la ciudad. Se trata del tercer convento que ha disfrutado esta orden en Murcia y guarda en su interior un importante patrimonio en el que sobre todo destaca el retablo mayor, obra de José Ganga Ripoll, también autor del destacado retablo mayor de la iglesia del Convento de Santa Ana o del baldaquino de la iglesia del Monasterio de Santa Clara la Real.
Las fundadoras del convento de las Agustinas llegaron a Murcia el 14 de marzo de 1615. El primer convento se levantó en parte del emplazamiento que hoy contemplamos, un pequeño edificio monástico sito en la calle Santa Cecilia. La mala edificación o las avenidas del río Segura aconsejaron la demolición de este primer convento y la construcción de otro de mayor entidad en gran parte del solar actual que fue financiado por el el obispo de Cartagena, Francisco de Rojas, que mandó ser enterrado en el mismo.
En 1946 parte del convento fue convertido en refugio para familias que sufrieron pérdidas de sus viviendas en las inundaciones de aquel año y en 1981 fue declarado Bien de Interés Cultural.
El conjunto arquitectónico está formado por el convento propiamente dicho articulado en tres patios, la iglesia y el huerto monacal, presentando la misma disposición con la que fue ideado en el siglo XVIII a pesar de los cambios de usos efectuados a lo largo de la historia.
En lo referente al templo conventual, destaca exteriormente la fachada principal, que está estructurada en dos cuerpos, en sentido horizontal, y tres calles o ejes en sentido vertical, en donde el correspondiente a la nave central es más ancho que los dos laterales. En la calle central se abre el arco de acceso de medio punto flanqueado por pilastras pareadas.
Cocina, tapas y comidas tradicionales
Y después de recorrer la arquitectura religiosa de la ciudad de Murcia, qué mejor que complementarla con otra ruta, ésta gastronómica, por la capital de la Región de Murcia para poder degustar la cocina, tapas y comidas tradicionales murcianas a través de cuatro plazas -Romea, de las Flores, del Cardenal Belluga y de San Juan- que son fiel exponente de la gastronomía y la identidad murciana.
Plaza Julián Romea
Es uno de los lugares más céntricos de la ciudad, rodeado por los Palacios Vinader y de González Campuzano, el Teatro Romea y una de las fachadas de la Iglesia de Santo Domingo, es centro cultural y comercial de la ciudad, donde podemos hallar un lugar idóneo para hacer un alto en el camino en cualquiera de sus terrazas, restaurantes, bares y cafeterías, y dar cuenta de exquisitos arroces, embutidos, y una surtida variedad de tapas, aperitivos y platos. El Palco del Parlamento Andaluz o el Mesón de Jesús son dos locales recomendados en esta plaza. Otro clásico en la zona es El café del Arco, donde puedes tapear además de tomar cualquier variedad de sus exquisitos cafés y postres.
Plaza de Las Flores
En el marco de dos de las plazas más alegres y típicas de la ciudad, Santa Catalina y las Flores, y entre las calles Arzobispo Simón López y Ruipérez y las plazas de San Pedro y Mayor, encontramos una nutrida zona de terrazas, bares y restaurantes idónea para disfrutar del tapeo, así como para degustar especialidades típicas murcianas, el pastel de carne (que data del siglo XVII), la marinera (rosquilla con ensaladilla y anchoa) el matrimonio (anchoa y boquerón) el zarangollo, los michirones, la patata cocida con ajo, arroces, asados, caldo con pelotas, migas, cocido y toda una variada gama de imaginativos bocados, de frituras, salazones, ibéricos, y productos de la huerta y el mar, en locales como El Gran Bar Rhin, La Tapa, El Parlamento, El Secreto y El Fénix, La Bodega de Pepico el del Tío Ginés, la Taberna de Perela y Las Mulas, entre otros.
Plaza del Cardenal Belluga
En el entorno de las plazas del Cardenal Belluga y Los Apóstoles y de sus calles adyacentes se reparten bares, restaurantes, cervecerías y tabernas en las que disfrutar de la cocina nacional e internacional, pero sobre todo de un variado surtido de tapas frías y calientes. Es aconsejable sentarse en cualquiera de las terrazas de la plaza de Belluga y saborear un café, un chocolate, o una cerveza disfrutando del espectacular barroco de la fachada de la Catedral. El Pasaje de Belluga, El Portal de Belluga o La Terraza Belluga son locales con terraza situados en la misma plaza. La Tapoteca, Meridianam o La Sastreria gastrobar también son excelentes propuestas, que se encuentran en la Plaza de los Apóstoles.
Plaza San Juan
Presidida por la iglesia de San Juan de Dios, y enclavada en uno de los barrios más populares de Murcia, la concurrida Plaza de San Juan y las aledañas, plaza Cristo del Rescate y calle Cánovas del Castillo, aglutinan un buen número de terrazas y restaurantes que ofrecen una variada gastronomía, desde la comida internacional y de mercado a la tradicional Murciana a base de verdura, guisos, revueltos, pistos, asados, productos derivados del cerdo, arroces... En la zona hay que destacar Pura Cepa, recomendado en la Guía Michelin y Repsol, recetas tradicionales con técnicas actuales acompañado de una gran bodega. La Pequeña Taberna y La Parranda con platos típicos de Murcia, y en la Plaza Ceballos, a pocos pasos, se encuentra el Mercado de Correos, un gastromercado que aúna gastronomía de vanguardia y diversión en un mismo espacio.
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.