Sabores de mi tierra
La 'Panadería Jesús', la más antigua de España, horneó su primer pan en el año 1802
Es una empresa familiar que ya ha conocido siete generaciones de artesanos panaderos
La panadería más antigua de España se encuentra en la localidad albaceteña de Pozocañada, una empresa familiar que tiene más de 200 años y que ha visitado el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, por ser un ejemplo. "Estas cosas hay que preservarlas con uñas y dientes, porque en este tipo de modelos de empresas familiares está la base de nuestra economía y las raíces de lo que somos", ha manifestado.
Panadería Jesús combina tradición y proyección, tal como ha destacado el consejero. "En la forma de orientar el futuro, con las cañas de pan o en el pan soplao que ellos hacen, se ve la pasión por el pan de una empresa familiar que seguro va a seguir conquistando el mundo, como hacen ahora, por ejemplo, en el mercado coreano", ha apuntado Martínez Arroyo, que ha puesto en valor que esta panadería lleva cerca de una década recibiendo ayudas del Grupo de Desarrollo Rural de su comarca, Ceder Monte Ibérico-Corredor de Almansa.
Para Martínez Arroyo "el sector de la panadería es fundamental en la industria agroalimentaria", por eso, "dentro de lo que hacemos a través de los Grupos de Desarrollo Rural, dedicamos una parte muy importante a la tarea de estas empresas, pequeñas generalmente, pero que generan economía y empleo en el medio rural". De hecho, Panadería Jesús contrata trabajadores del municipio e intenta adquirir tanto las materias primas como los productos y servicios que precisa lo más cerca posible, contribuyendo a dar impulso a su comarca, a su provincia y a su región, según ha informado la Junta.
En Castilla-La Mancha, los Grupos de Desarrollo Rural son "muy importantes", según ha explicado el consejero durante la visita, pues "hacen posible los sueños de muchos emprendedores pequeños y medianos". Para Martínez Arroyo, sin la ayuda de estos grupos, muchos empresarios "no estarían invirtiendo en nuestros pueblos, y eso es lo que genera actividad y vida".
Horneando desde 1802
Panadería Jesús horneó su primer pan en 1802, los responsables fueron Santiago López y Mercedez Vázquez, la primera generación. de panaderos de esa casa. Tras ellos vendrían Santiago López y Matilde Martínez, Pedro López y Delfina Reyes y la cuarta generación, la de Juan Miguel López y Antonia Motilla. Esta cuatro primeras generaciones solo elaboraban pan para los vecinos de Pozo Cañada y las aldeas limítrofes.
Ya en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo la Panadería Jesús, entonces conocida como el Horno de Eliecer y Ester (por Eliecer López y Ester Fernández, quinta generación de panaderos) comenzó a vender panes caseros en todos los apeaderos del ferrocarril desde su pueblo hasta Cartagena y tras muchísimos viajes y hablar con cientos de jefes de apeaderos, crearon un complejísimo sistema de venta para una época en el que aún no existían los teléfonos fijos en todas las casas.
La sexta generación también llegó con fuerza, fue la de Jesús López y Angelina Casado que fueron quienes hicieron dar unos pasos de gigante a esta empresa familiar. Creció el obrador, se mejoró la maquinaria, dieron el salto a la venta a nivel provincial y se rodearon de muchos y grandes profesionales con los que sentarían las bases de Panadería Jesús tal como hoy la conocemos en la que conviven la sexta y la séptima generación con los hijos de Jesús, Jesús López y Rubén López al frente, por el momento últimos eslabones de una cadena ininterrumpida de artesanos panaderos que comenzó hace ahora nada menos que 221 años.
Actualmente Panadería Jesús lleva su pan a todo el territorio nacional y a muchos países fuera de nuestras fronteras. "Algunos lo llaman departamento de I+D, para nosotros es sentido común y el único camino posible, el que hemos aprendido de nuestros ancestros", explican antes de añadir que "cada día probamos nuevos productos, amasamos otras ideas y ponemos a calentar las cabezas de un equipo multidisciplinar, para ofrecer siempre productos elaborados con materias primas de nuestra tierra, artesanalmente, y mimando todo el proceso desde el origen".
Unos productos que se basan en un secreto el empleo de la masa madre unida a una larga fermentación que garantiza el sabor del pan de horno de toda la vida. Fermentos naturales tratados con especial mimo, vigilancia constante la acidez y temperatura de la masa madre que se va regenerando diariamente son clave en el proceso de elaboración de un pan de calidad con un sabor característico y con una vida útil mucho mayor que la que pueden llegar a ofrecer las levaduras artificiales.
