España es tierra de vinos, el pasado año 2022 se produjeron en nuestro país 35,7 millones de hectolitros, la mayor producción del mundo después de Italia y Francia. Pero es que además, de todo ese caudal de vino los españoles nos bebimos casi una tercera parte, un total de 10,3 millones de hectolitros, unos 7,6 litros por persona al año. Bebemos vino en cualquier momento, en cualquier ocasión, pero ahora que tenemos el calor encima, ¿se bebe igual el vino en invierno que en verano?
En principio la respuesta debería ser que sí, pero lo cierto es que en verano no es inusual que se cometan una serie de errores que pueden arruinar esa copa que acompaña nuestras charlas o nuestras comidas.
Hay comportamientos relacionados con las copas que conviene evitar durante todo el año, pero hay otros referentes a la temperatura que no podemos cometer y que suelen darse durante el verano.
Respecto a los primeros hay que recordar que las copas para vino deben tener un tallo lo más alargado posible para poder cogerla sin tocar la parte del cáliz o balón, en la que está el vino, y evitar que en nuestra mano pueda calentarse.
En función de la vejez del vino se recomienda un cáliz más o menos amplio para que respire y se oxigene, para que se abra. En este sentido, se recomienda que tenga una boca ancha para que el vino tenga la mayor superficie posible en contacto con el aire cuando esté en la copa. No obstante, la boca de la copa debe ser un poco más estrecha que la parte inferior del cáliz para que tenga buena estabilidad. Para el vino tinto los expertos siempre recomiendan utilizar las copas tipo burdeos o borgoña.
La temperatura, el gran problema
Por lo que a la temperatura se refiere hay que recordar que tanto en verano como en invierno cada vino debe estar a su temperatura y si bien no es necesario ser extremadamente rigurosos si hay unos límites que conviene respetar siempre para que conserve sus condiciones organolépticas según el siguiente baremos:
De 5ºC a 8ºC : Vinos blancos jóvenes, espumosos (cava, champán…)
De 8ºC a 10ºC : Vinos rosados y blancos dulces (moscatel, Pedro Ximénez)
De 10ºC a 12ºC : Vinos blancos con crianza, amontillados, olorosos y oportos
De 12ºC a 14ºC : Vinos tintos jóvenes poco tánicos
De 14ºC a 16ºC : Vinos tintos con crianza
De 17ºC a 18ºC : Vinos tintos reserva y gran reserva
Por eso, por mucho que apriete el calor y sobre todo si se trata de vinos tintos lo que jamás se debe hacer es guardarlos en la nevera porque el frío continuado terminaría por estropearlos porque precipitaba algunos componentes y los volvería más ácidos e insípidos. No debemos someter al vino a temperaturas bajas. Esto quizá funcione para esconder los defectos de un mal vino, pero también estropea las cualidades de uno bueno.
Otra cosa, esta sí recomendable, es darles un golpe de frío, meterlos en el refrigerador una hora antes de consumirlo hace que gane frescor pero posteriormente deberá estar atemperandose a temperatura ambiente media hora antes de servirlo sin que se haya calentado demasiado y podamos disfrutar de sus aromas y sus sabores.
De hecho, conviene no servir el vino a temperatura ambiente. Se trata de una práctica que tiene su origen en los castillos franceses, dónde la temperatura ya era de por sí fría rondaba los 16ºC, pero esta no es la situación de nuestras casas en verano. Y recordad, no hay que beber el vino frío, es necesario un poco de paciencia, lo bueno se hace esperar.
Si una vez abierta la botella vamos a tardar en consumirla por completo una buena medida es introducirla en una cubitera con agua fresca, pero atención porque fresca no quiere decir helada. Este sistema provocará que nuestro vino se enfríe lentamente y no pase por cambios bruscos de temperatura que alteren su sabor.
Además este recipiente con el vino en su interior no conviene exponerlo al riguroso sol del verano, de hecho debería estar a la sombra y la cubitera tapada con un trapo para preservar la oscuridad porque el vino es algo que está vivo y el sol y el calor producen una serie de reaccione químicas que lo estropearían. Esta es la misma razón por la que no deben llenarse las copas excesivamente ya que esto implicaría que tardaría más en consumirse y en. consecuencia ganaría temperatura con el calor ambiente. Mejor mantenerlo en la botella y servirlo poco a poco.
Y por último, nunca, bajo ningún concepto hay que añadir hielo a la copa de vino para enfriarlo. El hielo se deshace y es mucha la gente que se esfuerza desde la viña a la bodega en elaborar como para al final arruinar su trabajo y el dinero que nos hemos gastado en esa botella aguando el vino con el hielo.
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.