Que en estos momentos uno de los productos estrella en las tiendas de electrodomésticos o en cadenas como Lidl o alAldi, famosas por sus oportunidades, sean las freidoras de aire, no es algo casual. Es normal que más de uno haya pensado en invertir al fin en el gadget de cocina de moda, con los precios que está alcanzando el aceite de oliva y el de girasol, que además se agota en los supermercados en cuestión de minutos y cuya venta está limitada.
Quien invierta en esta freidora para comer con menos calorías, nada que objetar. Ahora bien, si el objetivo de esta compra es el ahorro, la famosa airfryer o freidora de aire puede suponer ‘salir de Málaga para meterse en Malagón’. No lo dice cualquiera, sino Rafael Antolín, Rafuel o chef Rafa, el influencer senior más querido en Instagram, miembro del Comité Gastronómico de nuestra sección, Sabores de mi tierra.
“Para freír unas patatas, tienes que poner la freidora durante 30 o 35 minutos en total, a 2.000 o 2.500 vatios, es decir, ¡que estás gastando un porrón en electricidad!”, alerta Rafuel.
“Y sí, tienes una patata frita, pero no es una patata frita como las que nos gusta. Mira, a mí me trae una fuente de patatas fritas hechas con freidora de aire y les mando a la mierda”.
La mejor fritura del mundo
Pescaíto frito, croquetas, rabas, tortillitas de camarones, ortiguillas, huevos rotos, churros, buñuelos, flores de sartén… si algo hay cierto es que, en España, la fritura, es algo muy serio. Y en opinión de Rafuel, la mejor. “La fritura que nosotros entendemos no tiene nada que ver” con la que hace una freidora de aire, nos explica Rafuel. “Nosotros tenemos una fritura que es una de las mejores del mundo, una fritura con aceite de oliva”.
En efecto, es algo que muy pocos países se pueden permitir. El origen de las airfryers o freidoras de aire, sin aceite, está “en América porque allí los aceites son carísimos. En Brasil se vendió la primera freidora y el primer año vendieron 30 millones de unidades. Pero allí el aceite es un producto carísimo, y es normal que frían de esta manera” nos cuenta el chef. “A partir de ese momento los fabricantes de freidoras penaron, si triunfa en Sudamérica, ¿por qué no va a funcionar en Europa? Y vienen a España, al país del aceite de oliva”, dice Rafuel, con cierto tono irónico.
Enorme consumo eléctrico
Una freidora de aire, en realidad, “es un horno de aire que funciona a 2.000 o 2.500 watios, y cocinas los alimentos entre 20 y 30 minutos, a veces más…. La gente no tiene idea del dinero que está gastando en electricidad” nos cuenta Rafuel. “Lo que ahorras por una parte, lo estas tirando, y con creces, por la otra. Y con el precio de la electricidad no estamos para jugar ahora mismo”.
“Yo la he probado, tengo tres”, confiesa el chef. “La probé con todo cariño, los fabricantes son amigos, pero sinceramente lo tengo que decir, no me gusta ni para hacer un vídeo”, asegura.
“¿Funciona? Si ¿hace una patata frita? si” reflexiona Rafuel. “Pero no podemos compararlas, porque cuando fríes con aceite de oliva, pues la verdad es que hay una diferencia brutal. Yo aún no he visto a ningún cocinero con estrella Michelin friendo con esto… hay poco más que decir”, sentencia.
Aceite de girasol
Gran defensor y amante del aceite de oliva, para Rafuel, no supone ningún problema si hay o no escasez de aceite de girasol. Él, lo tiene claro. “Nunca lo he utilizado. No uso jamás aceite de girasol porque solo el olor me molesta muchísimo. No lo uso para nada. Vamos, es que no lo compro, no lo uso para nada, en casa no hay”.
Además, el chef está seguro de que muchas personas han caído en el pánico de la escasez y se han lanzado a comprarlo sin necesidad. “Ha pasado lo mismo que el papel higiénico durante la pandemia”. Está convencido de que “los propios supermercados, al decir que solo puedes comprar una, han fomentado que la gente lo compre, aunque no lo necesite”.
“Estoy convencido de que ahora hay gente que tiene aceite de girasol para diez años”, bromea.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.